Primero te imponen controles indignos e inútiles en los aeropuertos, luego te lo convierten en un juguete que los niños pueden guardar en un cajón y, para terminar, hacen una atracción de Disney World con la idea. No se sorprendan de que estas medidas se trasladen a los recovecos de nuestro día a día, fuera de los aeropuertos. Por el camino, lo atroz se vuelve cotidiano, común, y como tal comienza a ser percibido, reduciendo la oposición a este control.
5 comentarios
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Del libro que te comenté… ya me dirás que opinión te merece!!
Matterlart, un mundo vigilado
¡Muchas gracias Darío, por recodarlo! Fue un placer charlar contigo en vivo :)
Para mi también :)
Pero ya estoy esperando tu opinión sobre el libro… que ya te pongo a trabajar :P, y si no lo tienes no hay excusa que te envío yo xD
Me parece genial tu post.
Un guionista de comics al que admiro ya señaló hace algún tiempo la connivencia entre el mundo lúdico de Disney World y el sistema restrictivo del Gran Fermano. (Grant Morrison, Sea Guy).
Algunos podrían pensar que poco a poco están construyendo un parque temático internacional según sus gustos, que aporta entretenimiento y diversión (si tienes pasta y perteneces a «los buenos») a cambio de obediencia y control.
Pero bueno, ya sabes como son las cosas: Si no existieran los malos, contra quien lucharía el Héroe??? XD
Un saludo.
Desde el iPod al ocio más convencional, pasando por todo lo que se consume: si uno no realiza el esfuerzo de moldear lo que quiere hacer ni cómo va a hacerlo, lo que le queda es la opción ya fabricada. Pero en esa opción ya fabricada hay empresas que no están dispuestas a que un «escándalo» o una propuesta provocadora les haga quedar mal frente a alguien. La solución es que no haya marco posible donde esa propuesta provocadora pueda ser presentada. El resultado es ese mundo Disney artificialmente feliz… en el que los villanos casi nunca son como los pintan y los héroes tienen intereses espurios :D