Me da pavor ver a los niñitos cubanos alabando una revolusión gloriosa que les suelta a los perros en cuanto se deciden a hablar y alguien les oye. Me da pavor ver a la nietísima deseando cosas y hablando sobre los enemigos de la patria. A nuestros políticos bienpensantes se les llena la boca de libertad de expresión y de derechos humanos y derechos de la infancia. A la hora de la verdad lavan cerebros como lo harían en la RDA. Pavoroso.