Hace un par de semanas todo el mundo hablaba de SpiralFrog y del cambio que su entrada en operaciones va a suponer para el mercado musical. Recordemos que SpiralFrog es una tienda de música online que promete descargas de música sin pagar un duro. Todo costeado a base de publicidad.
Mucha gente ha entendido esto como un «nos dan la razón, han entendido que la música es gratis». Yo no estoy de acuerdo con esta visión. SpiralFrog ofrece música y no te pide dinero, pero te pide tu tiempo. Se dice que el sistema que emplearán será el de ver anuncios un determinado tiempo para permitir, posteriormente, la descarga de la música. ¿Gratis? No. Secuestran tu atención, en un mundo que se mueve por la publicidad (los gastos anuales en publicidad aumentan entre un 15% y un 20% cada año) eso también es dinero.
Maticemos, el modelo propuesto con SpiralFrog y al que se han adherido las dos mayores distribuidoras de música del mundo (entre ambas suman alrededor del 85% de la música distribuída mundial) es interesante, pero no es el definitivo. Se han dado cuenta que pedirnos dinero es demasiado y han encontrado alguien (anunciantes) dispuestos a pagar por nosotros. No está mal, lo que sucede es que hay fallos: Se cobra por algo que literalmente no vale nada reproducir, y por tanto sigue existiendo una diferencia evidente entre el valor del producto y el precio que se impone.
Como mal en este sistema tenemos la inclusión de DRM en las canciones que bajamos, para deshabilitar los ficheros y obligarnos a descargarlos de nuevo (pagando de nuevo nuestra cuota de atención publicitaria). Esto conlleva un aumento de nuestra tolerancia hacia el DRM, al fin y al cabo -podemos pensar- las canciones no las pagamos. Es un error, ver los párrafos anteriores si no ha quedado claro ese punto. Cualquier sistema que incluya DRM en sus ficheros no es válido. Vale que unos son peores que otros, pero lo justo es un sistema sin DRM donde yo pueda hacer con la música lo que estime oportuno.
Por si fuera poco el sistema de SpiralFrog recae en un problema de la publicidad tan viejo como la radio y la televisión: El de meter anuncios a quien no se los quiere comer. Es un sistema erróneo para el anunciante, y no creo que consiga mantener gratuito el servicio, con lo cual el riesgo de que la descarga gratuita se quede en «subvencionada» y de ahí a la situación actual de cerrar los ojos a la era digital hay menos de un paso.
En resumen, SpiralFrog es una propuesta interesante, pero tiene puntos flacos tanto de cara al usuario (DRM) como de cara al anunciante que paga la descarga (poner anuncios a alguien que no quiere anuncios). Además me sorprende que haya contado con el apoyo de la industria, tan reacia a dejar de cobrar religiosamente al usuario. Aún así diría que es un paso en la dirección correcta, pero mantengo mis reservas: No me gusta el sistema de DRM que plantea y no pienso usarlo por eso mismo. La industria aún no ha entendido que el mundo ha cambiado, grabar y distribuir 12 canciones ya no es tan caro, no pueden cobrar 20 euros por copia.
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