En Estados Unidos, y por decisión de un juez federal, será posible realizar el seguimiento de cualquier persona sin orden judicial, sin notificación alguna y con la extrema precisión que hace posible un GPS. El seguimiento se podrá alargar hasta dos meses, según leemos en Threat Level:
«Un juez federal de Missouri ha determinado que el FBI no necesita una orden judicial para colocar secretamente un dispositivo GPS al vehículo de un sospechoso y seguir sus movimientos durante dos meses.»
Cuando hace unos meses la FCC estadounidense aprobó la obligatoriedad para incluir localización GPS en todos los teléfonos móviles a partir del año 2018, nuestra reflexión al respecto fue:
«La FCC estadounidense acaba de aprobar una norma que obligará a todos los teléfonos a mejorar enormemente la capacidad de geolocalización y seguimiento de sus usuarios a partir de 2018. Una piedra más en el camino asfaltado contra nuestras libertades; el Estado cada vez más protegido, nosotros cada vez más transparentes e indefensos.»
Ambas medidas avanzan en la misma dirección: más vigilancia, menos privacidad; más control, menos libertades.