Brillante, como casi siempre, artículo de Om Malik acerca de los nuevos teléfonos móviles, en concreto sobre la oleada de teléfonos plegables que se presentaron en el último MWC:
Needing to sell higher-priced devices with greater margins, Nokia became one of the more daring companies when it came to phone design.
(…)
Today’s slowing sales for Apple, Samsung, and other smartphone makers remind me of a previous era. We have seen the introduction of luxury high-end phones at exorbitant prices amid declining margins due to brutal price competition before. And these are not the only sources of déjà vu.
Personalmente, creo que el cambio de forma disruptivo del que Malik habla sin atreverse a mojarse sobre cómo será vendrá del uso de interfaces pasivas, tipo Google Glass pero hechas con la sabiduría y la experiencia de haber visto a Google Glass fallar, aprendiendo esas lecciones. El (ya viejo) post de Cat Watkins sobre este tema me sigue pareciendo vigente.
Es muy probable que los nuevos dispositivos de verdad cuestionen cosas que damos por sentadas, como que un teléfono se coge con la mano, está recubierto por una superficie táctil de cristal que actúa como pantalla, y tiene un botón para descolgar o colgar. ¡Colgar! ¿cuántos años hace que no cuelgan ustedes un teléfono para finalizar una llamada? Tiene razón Malik en que los teléfonos plegables son más de lo mismo. No cuestionan ningún paradigma actual.
Como hablamos del futuro, no tenemos ni idea de qué rumbo tomará esta nueva revolución en cuanto a los dispositivos que usamos, pero creo que se acerca la hora de las interfaces pasivas, que serán las encargadas de sacar todo el partido a las comunicaciones directas entre dispositivos que serán posibles con la nueva generación de telecomunicaciones inalámbricas que estamos conviniendo en llamar 5G.