En Chicago han estado utilizando RFID para monitorizar el comportamiento de estudiantes, los resultados de la experiencia se han hecho públicos y, al menos a mí, no me sorprenden ni lo más mínimo.
Resulta que lo que hicieron fue lo más típico: incluir un chip RFID para entrar y salir del instituto; algo que millones de personas hacen cada día para entrar y salir de su trabajo. De esta forma se optimizaba la acción de castigo sobre los alumnos que estaban obligados a asistir a tutorías y clases especiales, de forma que si no iban se les castigaba sin salir del centro para el almuerzo (un control que también dicen que se ha mejorado con esto, aunque yo pienso que para eso no hacía falta en absoluto). Los alumnos fueron obligados a portar la «galleta» de identificación durante la estancia en el colegio. La historia está en RFIDJournal.
El resultado es que la utilización de este sistema y las mejoras en la actividad de castigo sobre los alumnos modificó la forma de actuar de los mismos, que se muestran «mucho más dóciles y obedientes». Esto no es una sorpresa, si la RFID modificó el comportamiento de un montón de hackers en la CCC, ¿qué no va a hacer con un grupo de niños?
Y esta idea nos lleva directamente a la idea de imponer controles a edades más tempranas para que los jóvenes desarrollen tolerancia al control.
Un ejemplo de libro de cómo (empezando por los niños) se introducen estas cosas y porqué (se acostumbran y dejan de oponerse).
PD. el colegio no da el nombre para no «llamar la atención». Con lo dados que son a colgarse medallas de pioneros y modernos, ¿nadie se sorprende de que no busquen publicidad precisamente para este asunto?
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La sociedad de control
EL caso del cambio de hora, se hizo para ahorrar energía, después de 20 años y todo tipo de molestias, mas graves para los mas sensibles, no hay ahorro, pero la medida se sigue tomando con 5 años de antelación.
Los ecologístas están en contra pues si hay que ahorrar, que se ahorre, pero cambiar la hora, sólo sirve para tenerla cambiada.
En éstte mundo no aprendemos.
¡Salud!