He estado probando Fedora Core, en concreto la versión 6 de esta distribución de linux, otrora mantenida por Red Hat, que hace un tiempo fue «donada» a la comunidad (manera eufemística de decir que se lavaban las manos de ahí en adelante y que no iban a seguir desarrollando esta distro para centrarse en su sistema de pago).
¿Cómo he llegado a Fedora y por qué precisamente ahora? Pues he tenido algunos problemas con mi PC últimamente (mi disco duro anda muriendo con un buen montón de gigas de datos en él), en mitad de la alta tensión decidí rescatar un disco de 20 gigas que tenía por casa para instalar en él una distro para trabajar desde ahí y hacer copia de todo. Los problemas se superaron ya, pero de todos modos me pareció interesante mantener el disco con otro sistema instalado, más vale prevenir… ya saben. La elegida ha sido Fedora por varios motivos: nunca la había usado; hace años, la primera distro que usé fue Mandrake 7 (hagan cuentas, que yo no sabría contar cuántos años hace de eso), esta es la única distro de RPMs que he utilizado, ya que rápidamente me instalé Debian, que fue mi distro elegida hasta que hace dos años y medio apareció la que hasta ahora es la niña de moda en el barrio: Ubuntu, mi distro de elección por diversos motivos (algunos quizá salgan a la luz conforme avanzo el análisis de Fedora). Bien, con estos precedentes, tras haberme roto la cabeza con rpms hace años (los acabé odiando) y siendo amante del apt-get, usar Fedora parece un paso atrás, pero eso es algo que quería probar (nada como la experiencia).
1. La instalación
Fedora trae instalador gráfico y, si lo deseas, permite gestión automática de discos para la instalación. Yo no la quería (nunca la quiero) pero reconozco que para muchos usuarios eso sería la vida. Teniendo en cuenta que Debian y Ubuntu ya hacen esto, no implementar una instalación sencillita te pone en desventaja frente a nuevos usuarios. Es rápida si seleccionas la opción básica (fue mi opción ya que prefiero instalar los paquetes después, usando ya el sistema). Durante la instalación se activa la cuenta de root, minipunto en contra de Ubuntu, que no lo hace. Debian también te obliga (y empata con Fedora).
2. Montaje de discos
Cuando se instala, la tabla de particiones que se montan automáticamente no incluye nada más que las particiones en las que hayas instalado Fedora (en mi caso, puse una para «/» y otra para «/home»). Si tienes otros sistemas instalados no los podrás acceder directamente. Reconozco que esto es para mí un punto en contra, normalmente tengo dos sistemas (ahora tres) instalados, eso implica varias particiones donde se almacenan los datos. Quizá sea más seguro en determinados casos hacerlo así, no creo que el caso por defecto de alguien que instala Fedora sea el de usar este sistema de forma aislada al resto de su equipo. Como opción no me parece mal, como opción por defecto me parece un atraso. Si convences a alguien para que se instale linux y justo al iniciar no puede acceder a su partición donde guarda los mp3, a ese sistema linux le quedan 15 minutos de vida (no exagero en absoluto). Del mismo modo, no incluyen los drivers libres para NTFS, de los que ya hay versión estable que incluso viene de serie en Ubuntu v7.04.
3. Arranque
Asombrosamente lento, una distribución recién instalada sin nada… ni siquiera OpenOffice y un reproductor de audio. Nada de nada.
4. Versiones de paquetes
Entiendo que FC6 salió hace algunos meses. Cuando la he instalado he visto algunas versiones de software que hace tiempo que no uso (a saber, me he dado cuenta que aún traía Firefox v1.5). Sin embargo pensé que al actualizar la distribución con los repositorios disponibles se actualizaría…. pero no ha sido así. Me deja con Firefox 1.5, no he encontrado Listen en los repositorios…
5. Software nativo
A todos estos problemas que vamos encontrando en la distribución le podemos añadir una pequeña ventaja. Cuando quieres una versión nueva de un software, y ésta no está en tus repositorios a veces te toca esperar bastante hasta que alguien lo empaqueta para tu distribución. Pues creo que la pequeña ventaja es que usualmente hay más paquetes RPM que DEB en las páginas de los desarrolladores. Está claro que esto no compensa todo lo anterior, pero sí sirve para paliar el punto 4 anterior. También LabVIEW tiene versión nativa en RPMs, mientras no la tiene en forma de paquete para Debian ni Ubuntu.
¿Con todo lo anterior qué podemos concluir? Que Fedora está un paso largo por detrás de la distribución que uso habitualmente (Ubuntu). Por supuesto es una opción válida y si no buscas la última moda en software y ya tienes experiencia en Linux no tendrás problemas (aunque tampoco veo porqué con esas condiciones no te instalarías Debian), pero para un nuevo usuario esta distribución será sin duda de las que alimentan el mito de que en Linux todo es más difícil (tan sólo porque no puedes instalarla y ver las «particiones windows» donde el otro usuario tiene todos sus datos.