Web 2.0

Se llamó Web 2.0 a la etapa abierta en Internet con el comienzo del siglo XXI. Esta etapa está caracterizada por el nacimiento de servicios web que agrupaban contenido generado por los usuarios que podían establecer algún tipo de relación entre sí.

Aunque se la conoce como web social, esta denominación es una falacia, pues la web siempre fue social. El término 2.0, en realidad, no aportó nada más allá de facilitar el márketing de nuevos servicios, pues en realidad ni siquiera todo lo que se conoce como Web 2.0 tiene la misma naturaleza. Se diferencian varias tipos de servicio, explicados a continuación.

En el principio… la Red siempre fue social

La primera falacia del término 2.0 es que con la llegada de este tipo de servicios la web se hacía social porque la web ahora la hacían los usuarios.

Es una concepción errónea de la realidad: la Red (y por inclusión, la web) siempre la hicieron los usuarios, por eso fue un éxito desde el principio. El único intento de crear webs mastodónticas y alejadas de lo que hacían los usuarios lo constituyó, precisamente, la burbuja punto com con sus grandes portales (AOL, Terra).

El término 2.0 era, así visto, la admisión de un error por parte de los mismos impulsores de aquellos portales, que esta vez lo intentarían de una forma diferente. No porque la idea se les ocurriera a ellos, sino porque iban a saber subirse a una tendencia que, demostrada imparable, había hundido su anterior desembarco en Internet.

Primeros servicios 2.0

Los primeros servicios web ofrecían un añadido respecto a los servicios web de los años 90: permitían establecer relaciones y seguir la actividad de otros usuarios del servicio. Así, un directorio personalizado de marcadores (Delicious) y enlaces tenía el valor añadido de poder ver qué enlaces comparten contigo tus amigos. Idéntico valor añadido para un repositorio personal de fotografías (Flickr).

Estos servicios ofrecen al usuario una portada personalizada y operan por tanto en condiciones de abundancia propias de Internet: no hay necesidad de restringir el número de portadas, se puede crear una para cada usuario mostrándole aquello que busca, que será un agregado de su propia actividad y la de sus contactos. Todo el contenido lo generan los usuarios.

Segunda generación de servicios 2.0

Donde Del.icio.us, Flickr o YouTube constituyen la primera generación de servicios 2.0, Digg o Meneame constituyen la segunda.

En estos nuevos servicios se sigue contando con contenido generado por los usuarios, pero esta vez el objetivo es usar la inteligencia de las masas para curar contenido relevante y así construir una portada que se mostrará a todos los usuarios, tanto usuarios frecuentes del servicio como visitantes esporádicos.

En realidad, la característica común de estos servicios es la instauración de un sistema de generación de escasez que elimine todas las portadas… excepto una. El objetivo es reducir el valor de todo lo que no sale en portada para acumular ese valor en una serie reducida de elementos. Al trabajar en el ámbito de la escasez frente a la abundancia original de lo 2.0, estos servicios constituyen una regresión. A pesar de esto, aparecer en portada de estos servicios comenzó a ser visto como una prioridad de márketing dentro del posicionamiento y la redirección de tráfico en Internet.

Estos servicios aún continúan activos y tienen su peso, pero su valor como generadores de marca y tráfico valioso ha quedado muy en entredicho, siendo muchos quienes pensamos que es mejor concentrar nuestros esfuerzos en otros frentes.

El paso final: culminando la regresión

El relato completo de la regresión no estaría completo sin considerar la tercera generación de servicios 2.0, encarnada por servicios de red social tipo Facebook y servicios específicos tipo Twitter.

Pese a que recuperar el espíritu abundante de los primeros servicios 2.0 (una portada para cada usuario), Facebook y Twitter ejemplifican el final de la regresión porque el usuario paga un alto precio por estos servicios. Y paga en términos de privacidad y autonomía en la Red.

Es cierto que todos los servicios 2.0 son de naturaleza centralizadora, pero mientras los primeros eran extremadamente abiertos en el uso que hacían de herramientas como el RSS (permitiendo en todo momento la migración del usuario) y los segundos tenían una barrera de salida mucho menor (pues el usuario se dedica a curar contenido y no hay demasiado lock-in más allá del efecto red), los últimos devuelven al usuario la abundancia pero al precio de un servicio centralizado, muy cerrado y del que no es nada sencillo llevarse los datos propios. Twitter deja inaccesibles tus mensajes a los pocos días y Facebook tardó años en implementar sistemas de migración, tras continúas quejas y peticiones, pese a lo cual la migración a otros servicios es altamente dificultada.

La regresión técnica acelera la devaluación de las relaciones

El problema de esta regresión técnica es que las nuevas herramientas condicionan el tipo de comunicación que mantenemos. Pues no todo tipo de comunicación se halla igual de cómoda en estos servicios.

Como el análisis de redes reposa en el análisis de la traza de comunicaciones para perfilar el tipo de relación existente entre cada uno de los miembros de un grupo dado, estos servicios están diseñados para favorecer el intercambio de muchos mensajes muy breves, que permitan al sistema conocer bien los hábitos de los usuarios para, usando estadística bayesiana, atribuir un tipo de relación a dos nodos cualquiera de su red de usuarios.

Así, el sistema crea un río de noticias con un caudal tan grande que fomenta la respuesta breve y rápida, más propia de niveles bajos en la pirámide de valor comunicacional, como adhesión y participación, en detrimento de respuestas y comentarios más largos y reposados, pero también más reflexivos y, en último término, valiosos.

El foco son los datos

Mientras los primeros servicios eran sencillos y dejaban todo el control en manos del usuario, los últimos son complejos y están diseñados no para suplir una necesidad del usuario sino para conseguir de éste cuantos más datos mejor. Los cambios más recientes en Facebook (inclusión de Timeline) están pensados precisamente para exacerbar esa tendencia a sobrecompartir, a publicar en su web mucha más información privada de la recomendable.

El volumen de noticias al que el usuario promedio se ve sometido y el carácter inevitablemente abierto de las relaciones condicionan el tipo de intercambio que tiene lugar: fugaz, superficial y, a menudo, banal. Donde la Web 2.0 siempre sirvió para crear espacios de comunicación e interacción de alto valor, estos servicios generan contactos de poco valor.

El futuro de la Web

Los servicios 2.0 de última generación reciben gran apoyo mediático en tanto que devuelve Internet a un estado inmaduro en el cual la mayoría de personas no pueden estructurar un mensaje y comunicarlo, algo que quedará de nuevo en manos de los medios tradicionales; de ahí su gran apoyo.

Estos servicios actualizan el modo en que la información fluye, si Internet había venido a modificar lo que sabíamos sobre redes instaurando un sistema multicanal donde nadie tenía derecho a veto, la centralización que traen de vuelta estos sistemas modifica la estructura de la información y, por tanto, la arquitectura de poder que sostiene. Y el poder vuelve a acumularse en muy pocas manos.

El proceso evolutivo de la última década se resume en una progresiva erosión de los modelos de socialización materializados años atrás en la emergencia de la blogosfera y la consolidación en su lugar de un una cultura de la adhesión cuyo efecto último es una relentización de la aparición de relaciones fuertes no ligadas al territorio.

Jose Alcántara
Resolviendo problemas mediante ciencia, software y tecnología. Hice un doctorado especializado en desarrollo de hardware para análisis químico. Especialista en desarrollo agile de software. Más sobre Jose Alcántara.
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