Las tarjetas de fidelización son ofrecidas por entidades financieras y grandes cadenas de distribución como una herramienta con la que premiar las compras reiteradas en sus establecimientos.
Funcionamiento
El mecanismo habitual conlleva la acumulación de puntos que son canjeados por productos o descuentos. Con cada compra, el usuario recibe una cierta cantidad de puntos y, una vez tenga suficientes, puede canjearlos y recibir la compensación que promete el sistema de fidelización.
Implicaciones para la privacidad
Las tarjetas de fidelización constituyen una de las fuentes más comunes de erosion de nuestra privacidad. Al ir vinculadas a nuestro nombre, permiten añadir a nuestro perfil comercial todas nuestras compras, incluso aquellas que pagamos en metálico.
Al obtener un conocimiento mejor sobre nuestras preferencias, el vendedor que nos dio la tarjeta de fidelización podrá personalizar mejor sus campañas publicitarias.
El propósito de esta publicidad perfectamente adaptada a nuestro perfil es optimizar las ventas. A largo plazo, conseguir que gastemos más dinero del que habríamos gastado de no haber usado la tarjeta y entregado al vendedor toda la información relativa a nuestras compras.