La paradoja de la automatización es que cuanto más eficiente es un sistema automatizado, más crucial es la contribución humana de los operadores. Los humanos están menos involucrados en su funcionamiento, pero su implicación es más crítica.
Si un sistema automatizado falla, multiplicará ese fallo hasta que sea arreglado o detenido. Aquí es donde los operadores humanos adquieren su relevancia.
Una automatización eficiente hace a los humanos más importantes, no menos.