Me escribe Ane Aranburu para contarme que ha publicado «Panopticon, la vida privada como producto», un proyecto de final de carrera que, según me cuenta, se inspira en La vida privada como producto, uno de los posts míos que (por desgracia) más vigentes siguen. A mí me ha encantado esta suerte de mutación transmedia de la idea que además toma el nombre de la famosa cárcel perfecta ideada por Jeremy Bentham cuya lógica de diseño para el control se extendió durante la era industrial a escuelas y fábricas.