La ICANN aprueba hasta 1400 nuevos dominios de primer nivel

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La ICANN ha aprobado los primeros 1400 nuevos dominios de primer nivel de los que tuvimos noticias hace un año (puede leer Big brands trying to corner generic namespaces), pese a que la prensa tecnológica ignorara esta medida, que transforma Internet como ninguna otra medida desde su concepción original.

En la nota de prensa emitida, la ICANN dice que:

«El nuevo programa gTLD de ICANN es responsable de la introducción de nuevos dominios de primer nivel que resultará en la expansión del Sistema de Nombres de Dominio [Nota, DNS, en su acrónimo en inglés] desde 22 dominios de primer nivel (por ej. .com, .net, .org) hasta posiblemente 1400 nuevos nombres. Estos gTLDs adicionales aumentarán la competencia, la innovación y la elección en el ámbito de nombres de dominio, proveyendo de a una mayor variedad de organizaciones, comunidades y marcas de nuevas formas de comunicar con sus audiencias.»

No, no hay escasez de dominios actualmente y la ICANN vende su moto como puede… pero no se tomó la decisión correcta. Recordemos que cada una de estas solicitudes de dominios de primer nivel costaba entre 100.000 y 150.000 dólares, y que la consecuencia básica será la proliferación de nuevos dominios de primer nivel como .blog, o .google, o .amazon, junto a otros muchos. Es improbable que Google te permita comprar «midominio.google». Lo más probable es que permitan el uso de los mismos en tanto tengas algún otro servicio con ellos, de la misma forma que ahora mismo te dan una cuenta de usuario en Blogspot.

Al contrario, los efectos hay que buscarlos en la percepción que tendremos a medio plazo de cualquier otro dominio. En .google o .amazon uno estará en terreno conocido. El .com será la incertidumbre y por ahí vendrán los golpes. Dada la inmensa cantidad de personas que delegan su presencia digital en los servidores de las grandes empresas de Internet, estos dominios serán ubicuos y cualquier otro proyecto tendrá que competir con esa marca para superar la barrera de la incertidumbre.

Sobre la afirmación de ICANN en su nota de prensa, obviamente no: que haya 1400 dominios de primer nivel no va a facilitar que encuentres una marca «buena» para tu proyecto. Muy al contrario: lo que hará es que resulte virtualmente imposible proteger tu marca «buena» de domainers, especuladores y trolls en general. A 10 euros el dominio, comprar las 1400 variaciones de dominio de primer nivel para tu nuevo proyecto supone un montante prohibitivo, que de facto sólo beneficiará a especuladores.

Aún si contamos que estos TLD incluyen dominios con kanji, caracteres cirílicos, árabes y otras variaciones de teclado, aún el reparto de tarta da para unos 300 nuevos dominios de primer nivel para cada alfabeto (por denominarlos así). El precio de comprar 300 dominios de primer nivel para tu proyecto sigue siendo descabellado. Sabiendo que un dominio y una marca reconocible es una pieza clave de la identidad en Internet, el nuevo cambio introducido por ICANN genera muchísima incertidumbre para todos.

Si tienes una pequeña empresa y vas a lanzar un nuevo proyecto, has de saber que esto es el futuro de Internet: tras la nube, no dejan de idearse nuevas y nuevas formas en que sólo quienes tienen acceso intensivo a capital puedan proteger bien sus proyectos en Internet. Ahora, a costa de los nombres de dominio.

Si no tienes millones de euros para cada proyecto web que vayas a lanzar, espero que al menos seas capaz de vivir en mitad del caos; porque desde ahora no tienes alternativa.

A neutralidade da Rede, edición en papel

A neutralidade da Rede

A neutralidade da Rede

Hace un tiempo recibí un contacto desde 2.0 Editora, en el que me decían que tenían interés en editar La neutralidad de la Red en gallego y en papel. Contesté que por mi parte podían contar con la ayuda que estuviera en mi mano pero al tiempo poco más se supo. Y por un tiempo la editorial/librería parecía haber sucumbido… pero no es así: hoy he pasado por su web y además de encontrarla renovada veo que está disponible la edición en papel y en gallego de A neutralidade da Rede. Y estoy muy contento.

Es la grandeza de escribir libros y liberarlos: cualquiera puede construir sobre ello e intentar ganarse la vida. Y saber que alguien ha tomado las molestias de traducir tu libro y reeditarlo en otro idioma me ha hecho mucha ilusión.

Es cierto que me ha sorprendido enterarme así… al no recibir mayor comunicación no sabía que siguieron adelante con el proyecto, y me habría gustado recibir al menos un ejemplar de cortesía… pero es lo de menos: lo importante es que si quieren tener su ejemplar en papel del libro, y si hablan gallego, ahora pueden conseguirlo.

Iletrados digitales

«Los iletrados del mañana no serán los hombres que no pueden leer; serán los que no hayan aprendido a aprender.»

Herbert Gerjuoy, citado por Alvin Toffler en Future Shock
(via Fernando Tricas)

Me hizo pensar en aquello de que la brecha digital no es acceder a Internet, sino estar preparada para ponerla a tus órdenes; y no al revés que estés tú arrastrado por la vorágine internetera.

Stylish, personaliza cualquier web fácilmente

Stylish

Stylish

Stylish es una extensión para tu navegador (yo la tengo instalada en Firefox, pero también hay versión para Chromium/Chrome) que te permite personalizar cualquier web de forma sencilla, creando tus propios estilos y ajustando su apariencia a tus gustos y necesidades, ya sea por pura estética o para solventar algún problema de interoperatibilidad (algunas webs no funcionan bien en todos los navegadores).

Los usuarios más técnicos seguro que conocen Greasemonkey, el popular complemento para Firefox. Es una extensión tan popular que sus scripts fueron soportados de forma nativa por Chrome hasta que… bueno, hasta que Google decidió dificultar la instalación de estos scripts a los usuarios.

Pues bien, Stylish es para el CSS lo que Greasemonkey es para el Javascript. Yo la tengo en uso y de verdad me mejora sensiblemente el uso de varias webs que visito casi cada día. Tiene la gran ventaja de la facilidad de uso: mientras para hacer tu propio script de Greasemonkey hay que programar algo (aunque sea un poquito), hacer tus propios estilos de CSS es algo que pueden hacer muchas más personas.

Por cierto, que User Styles es un repositorio de estilos y personalizaciones contribuido por usuarios, al estilo del User scripts para Greasemonkey.

Interfaz de usuario (UI) no es experiencia de usuario (UX)

Uno de los tópicos de moda en todo lo que tiene que ver con el desarrollo de soluciones tecnológicas (sean web o no) es que cualquier empresa se te presenta diciendo que «somos expertos en UX». Donde UX se refiere a User eXperience, o experiencia de usuario. Es algo que con frecuencia nos dicen así, usando directamente ese pseudoacrónimo inglés. Lo usan sobre todo con cierta frivolidad quienes se dedican al diseño web, y en ocasiones quienes se dedican al diseño de interfaces de software en general. Sin embargo, no es correcto que un buen diseño de interacción y una buena experiencia de usuario sean sinónimos. Y en consecuencia, ¿cómo podemos fiarnos de quienes ni siquiera definen su trabajo con exactitud?

¡UX, UX, UX! El hype del momento

User-experience es el palabro de moda desde que se descubrió que el cliente no tenía ni idea de lo que significaba tal cosa y ante la sorpresa y el buen sonido de la expresión estaría casi siempre dispuesto a pagar más. Al fin y al cabo, no promete un diseño sin más, sino que promete evitar que el usuario se pierda, mimarlo hasta el límite a través del cuidado de la interf… Oh no, otra vez no. Ya basta.

Por supuesto, en la mayoría de casos es el mismo diseño de antes, pero vendido con nueva jerga. Una nueva ofensiva en la carrera armamentística de la venta de proyectos relacionados con Internet en la cual (como siempre) el vendedor ataca primero y sobre el cliente recae la responsabilidad (por el bien de su empresa y de su proyecto) de aprender cuanto antes a no dejarse engañar por cualquiera que le prometa «una cuidada experiencia de usuario».

Interfaz de usuario (UI) no es experiencia de usuario (UX)

Una obviedad, pero da una medida de lo desacertado que es prometer «experiencia de usuario» cuando no vas a abarcar ninguno de los procesos de la empresa, más allá de la interacción a través de una herramienta (típicamente, una web).

Imaginemos que nuestro cliente tiene un comercio electrónico. Una empresa desarrolla su tienda usando tecnologías libres (idealmente Magento si tienes una tienda bastante grande; Prestashop o Drupal Kickstart para tiendas de tamaño medio). Ya sabemos lo complicado que es mantener un sitio de comercio electrónico con la gran competencia que hay para vender en Internet.

El diseñador hace lo mejor de su trabajo y consigue una interfaz limpia, en la que el usuario no sólo no se pierde sino que una vez deriva hacia los procesos de conversión clave (típicamente, el carrito de la compra) no encuentra distracciones ni fallos. Y sin embargo, la experiencia de tu usuario va más allá de la web: ¿cuánto tarda en recibir el envío? ¿cómo es la atención telefónica en caso de problemas? En definitiva, cómo de bueno es el servicio en sí que el usuario acaba de contratar, más allá de que la compra sea fácil porque has hecho un buen trabajo a nivel de diseño. De hecho, aún sin salir del trabajo con la interfaz se puede hacer una cantidad de trabajo, pero la mayoría de veces que nos hablan de UX se han obviado dichas labores, y se han focalizado únicamente en diseño de interfaz y diseño visual. Eso está muy, muy lejos de ser un trabajo de UX; siquiera de cubrir los aspectos de la UX que se pueden y se deben cubrir a nivel de interacción con el usuario, como es la usabilidad básica.

Un ejemplo paradigmático es GoDaddy, el popular registrador de dominios es ampliamente odiado por el público en general: apoyaron leyes como SOPA y el panel de administración para usuarios es atroz. Pero como indicaba Chris Coyler hace unos días: si cambias la configuración de un dominio tuyo en GoDaddy, la propagación de esos cambios es rapidísima. Y tú no vas a su web a disfrutar de la interfaz, sino a cambiar una configuración para un dominio. La interfaz de usuario puede ser atroz, pero la experiencia de usuario es muy buena, de hecho mejor que en otros sitios con mejor interfaz que luego tardan casi dos días en propagar tus nuevas DNS, por poner un ejemplo.

Si tengo una empresa, con clientes que de hecho pagan por mis productos y mis servicios, y alguien intenta convencerme de que la experiencia de usuario se define por mi web, cuando yo soy perfectamente consciente de que cosas como el retraso en el envío, la calidad de la atención que reciben via telefónica, y por supuesto la calidad del producto comprado determinan que ese cliente quede satisfecho, tendré que pensar que esa persona no me está contando las cosas tal y como son. En el mejor de los casos, su cortedad de miras me resultará molesta.

Conclusiones

Estamos de acuerdo en que se puede cuidar la interfaz y proveer mejoras en la experiencia de usuario. Y que, de hecho, «no hay una segunda oportunidad para el amor a primera vista», y que ese amor a primera vista lo tenemos que lograr con nuestra interfaz de usuario. Pero cuidar un diseño no te convierte en experto en experiencia de usuario. De hecho, cuidar un diseño ni siquiera te convierte en un experto en interacción hombre-máquina. Y eso sin entrar a considerar que la mayoría de diseños que se publicitan como «hechos por expertos en UX» de hecho son bastante flojos en este aspecto. Como decía más arriba, detrás de esta denominación se esconde generalmente la palabrería de quienes buscan (y por desgracia encuentran) la forma de cobrar más, mucho más, por lo mismo de siempre; en ocasiones, por algo de peor calidad que lo de siempre.

[Imagen: Nicolas DEMANGE.]

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