El derecho a descubrir lo que quieres leer

Neil Gaiman

Neil Gaiman

«Más que halagarme, me inquieta que mis obras se estudien en las escuelas. Los niños tienen el derecho a encontrar sus propios autores, y yo quiero ser ese autor, no el material de un programa de curso.»

Neil Gaiman, en una entrevista reciente.

Muy claro Gaiman. Me recordó una historia personal. Cuando estudiaba en el instituto, teníamos un año de literatura española en el que había que leer un montón de libros clásicos que a mí no me atraían en absoluto. De El quijote a El libro del buen amor, Lazarillo de Tormes, y un montón de títulos que ni recuerdo, sobre todo porque jamás los leí. En principio, para pasar aquel curso era obligatorio leerlos, y sin embargo, yo pasé sin leerlos. Lo hice porque el que fue mi profesor sabía que yo no leía esos libros pero leía inagotablemente muchas otras cosas, aunque no formasen parte de siglo de oro alguno. Yo pasé ese curso sustituyendo aquellos legajos por comentarios sobre Eduardo Mendoza, por poner un ejemplo, que seguramente no pasará a la historia pero era mucho más divertido de leer a mis quince años. El profesor entendió que lo importante era que leyera algo, permitió que yo siguiera leyendo los libros que andaba leyendo, a los que había llegado por mí mismo, y yo pasé ese curso sin cumplir el requisito declarado del mismo.

Por supuesto, el derecho a encontrar sus propios autores llega mucho más allá de una escuela. En Internet, hay toda una pugna por controlar ese «descubrimiento» de autores a los que queremos leer, porque todos quieren determinar qué vas a leer. El RSS nos desintermedia, pero está siendo dado de lado por la industria (el último caso es Linkedin, que lo hará dentro de apenas 3 días) dificultando, paradójicamente, el descubrimiento de las opciones que éste abre por parte del gran público.

Bocados de Actualidad (180º)

Un domingo más, tras casi un mes sin acudir a la cita, regresa la sección fija menos fija de toda la blogosfera, los Bocados de Actualidad. Esa colección de enlaces que no tuve tiempo (o ganas) de comentar. La ronda centésima octuagésima llega al ritmo del archiconocido acústico de Nirvana, Unplugged in New York, concierto del que hace tan sólo unos días se cumplieron 20 años.

Hoy tenemos bastantes enlaces, como digo, hacía semanas que no acudía a mi cita de los domingos.

  • Materia publica una entrevista con Alexander Grobman, sobre biotecnología, ética, y transgénicos.
  • Juan Ramón Rallo disputa el argumento de que la riqueza generada esté acumulándose.
  • Una de historia, Revista Balcanes y la mala fama de la Compañía Catalana en los Balcanes.
  • Html5Rocks comenta que Google elimina el retraso de 300 milisegundos en la respuesta de Chrome para Android, una de las principales razones por las que las webs móviles parecen artificialmente menos rápidas que las aplicaciones nativas.
  • Relacionado con lo anterior, la incomprensible dificultad para integrar HTML5 en el último Android, que comenta Galli.
  • Cuando la viralidad se lleva la recompensa que merecía la veracidad, muy de acuerdo con el post en Error 500.
  • Drupal Watchdog y cómo integrar el uso de CDN con Drupal.
  • Las palabras y las cosas y un mapa de Madrid minimalista, y diferente, trabajando sobre el concepto de Archambault, que desconocía.
  • Javi Santana y la parte negativa de tabajar en Remoto.
  • ¿Está volviendo a acumularse la inversión en el sector inmobiliario? Cualquiera diría que es imposible, teniendo tan fresco (y tanto…) la que tenemos… pero es lo que esta sucediendo. En Gurús Blog.
  • En Bici por Madrid lanza una campaña de activismo de calle para dar a conocer la normativa ciclista de Madrid. ¡Difúndelo! También de ahí: Ir en bici nunca fue tan seguro, y nunca se nos intentó convencer con tanto ahínco de lo contrario.
  • La entrevista a Mikel López Iturriaga en JotDown peca de cierto corporativismo periodista, pero acierta en varios enfoques sobre los blogs, que no estaban muertos, estaban de parranda…
  • No menos interesante es el artículo sobre The KLF en Lobo Estepario.
  • ¿Se estancaron los lectores de tinta electrónica por la aversión al riesgo de unos fabricantes acomodados en los tablets? Juan Luis Chulilla en Tinta-e.
  • Hay un cierto hype sobre el lenguaje de programación Go, voy a contribuir compartiendo el artículo de The Changelog.
  • The Verge habla con Vinton Cerf sobre privacidad y éste responde lo que ya dije hace años en La sociedad de control.
  • De un servidor en Cartograf, la documentación de proyectos es parte de la UX.
  • ¿Cuál es el futuro de las tiendas físicas en su unión con el e-commerce? Periferia Digital habla del tema.
  • Eva Represa en Territorio creativo sobre el márketing de las artes.
  • Bianka Hajdu en Con tu negocio sobre software libre y pymes, y lo poco conocida que esa opción.
  • Técnicas y trucos para el diseño adaptativo de Meneame, por Galli.
  • Para cerrar, The Atlantic sobre el vigésimo aniversario del Unplugged in New York de Nirvana.

Sin más, os dejo con una de las mejores canciones que nos legó ese concierto acústico, la versión que Nirvana hacen del enorme The Man who Sold the World de David Bowie.

Esto es todo por ahora. Hay más enlaces en los marcadores de Cartograf (aquí, el feed RSS) y alguna cosa también comparto en Twitter. Pueden también leer este blog directamente en su correo, suscribiéndose desde la barra lateral.

Como de costumbre, enlaces o idea tangenciales son bienvenenidos en comentarios, y además están los foros para debatir mucho mejor que en cualquier «timeline». Buen domingo :)

La privatización de las filtraciones

Un punto interesante en Pando Daily (vía Pere), sobre el derrotero que está tomando el asunto de las filtraciones de Snowden, al hilo de la compra de los archivos por parte del fundador de eBay y la fundación de un nuevo medio de comunicación en torno a estos archivos, contratando a los dos únicos periodistas que tienen acceso completo a los mismos:

Whistleblowing has traditionally served the public interest. In this case, it is about to serve the interests of a billionaire starting a for-profit media business venture. This is truly unprecedented. Never before has such a vast trove of public secrets been sold wholesale to a single billionaire as the foundation of a for-profit company.

Este rumbo no es del todo sorprendente, el gran Enrique Meneses (que ya no está con nosotros) vio como nadie que WikiLeaks era una nueva agencia de noticias, y esto vendría a corroborar ese fondo del asunto, si bien hay diferencias en la forma.

Y las formas importan. Lo cierto es que en el asunto de Snowden las «revelaciones» llegan con cuenta gotas, como una novela por fascículos perfectamente planificada, y uno se pregunta si desde el punto de vista de la defensa de las libertades y la privacidad frente a un espionaje estatal fuera de control no habría sido mucho mejor volcarlo todo directamente en algún sitio (¿torrent?) para facilitar el minado público de esa información por parte de cualquiera que esté interesado. Y para facilitarlo cuanto antes, por tantas manos y ojos como sea posible.

Sería quizá menos rentable para quienes lo han controlado hasta ahora (The Guardian, Greenwald, y ahora ese nuevo proyecto periodístico de Omidyar) a largo plazo, pero posiblemente mucho más deseable.

El artículo es interesante, aunque lo tomaría con cuidado: sobre este Omidyar leí hace unas semanas un perfil bastante terrorífico que está firmado (oh, casualidad) por el autor de este nuevo artículo, y más allá de que Pando Daily es un blog que no leo mucho, porque practica la deformante costumbre de reseñar la tecnología con el sesgo del que prioriza, por sobre todo lo demás, los temas que mueven dinero (cuando lo novedoso y lo revolucionario suele estar en esa fase en la que aún no se mueve demasiado dinero con ello).

Como digo, sobre ese otro tema podemos hablar mucho otro día, de momento me quedo con que el derrotero de las filtraciones de Snowden es cuanto menos bastante curioso.

Amazon, «Robots über alles»

amazon

Cada compañía tiene sus manías y sus sesgos, algunas tienen una visión tan marcada de cómo se deben hacer las cosas que impregnan todo lo que hacen. Amazon sólo se adentra en mercados de escala gigantesca, en los que la sistematización o la automatización son capaces de apurar un céntimo extra que permita marcar la diferencia sumando millones en beneficio no porque el margen sea groso sino porque trabajan con una altísima rotación de producto.

De vender millones de libros (pedidos pequeños de artículos pequeños ante los que Amazon no tiene reparos, pese a la «crisis» del sector editorial), actividades tan dispares como vender cualquier servicio relacionado con servidores e infraestructura (servidores, almacenamiento, DNS, servidores específicos para aplicaciones y javascript), a postularse como gestor de publicidad display y su más reciente anuncio, el de que en 4-5 años esperan poder entregar los pedidos usando una red privada de drones (ver por ejemplo la noticia en BBC). Aun considerando este último como una aspiración mas o menos irreal, la metáfora seguramente se alinee con el objetivo: sistematizar y automatizar la logística… Al máximo.

Lo que tienen en común todas esas actividades es que se trata de máquinas haciendo la tarea, con muy poca atención humana (algo cada vez más escaso proporcionalmente al número de robots, y por tanto cada vez más caro). En definitiva, la visión robots über alles de Amazon, sin duda una de los signos más distintivos sobre cómo esa empresa enfoca las cosas actualmente. Es lo que le hace un competidor temible y feroz; si tu negocio es automatizable y/o susceptible de ser escalado al infinito, antes o después Amazon invadirá tu jardín.

[Hace casi un par de años, tomando unas cañas con Jesús Pérez bromeábamos sobre la posibilidad de montar un servicio de pizza a domicilio que en lugar de repartidores usara drones… y bueno, parecía broma.]

Poche, un Pocket libre

Poche

Poche

Poche es una pequeña aplicación web libre y que como digo en el título permite tener bajo tu control una funcionalidad tipo Pocket (nombre actual del artista antes conocido como Read it Later). Esto es, ir guardando artículos que vamos encontrando a lo largo del día y no tenemos tiempo para leer (o a los que queremos dedicar una lectura reposada) y leerlos más adelante aprovechando una interfaz (la de Poche) especialmente pensada para leer texto. He dicho que replica Pocket y es que, de hecho, Pocket significa en inglés exactamente lo mismo que Poche en francés: bolsillo.

Sobre Poche en sí: es fácilmente instalable. Al contrario que sucede con otras aplicaciones, Poche es sencillo de instalar, incluso en servidores compartidos con poco margen de maniobra es fácil de instalar. En lo técnico, Poche está desarrollado en PHP, usa algunos componentes de Symfony y de hecho el sistema de plantillas y templates usa Twig, un sistema que cualquiera que conozca Drupal un poco ya debe ir manejando con soltura (por su propio bien).

Desde un punto de vista mucho más práctico, Poche cuenta con extensiones para Firefox y para Chromium que nos harán la vida mucho más sencilla. Además tiene una muy inteligente aplicación para Android y otra para Windows Phone que no he probado. Digo que la aplicación es inteligente porque se limita a añadir la acción de compartir en Poche a cualquier cosa que estemos viendo. No intenta coger todo el contenido de nuestro Poche y mostrárnoslo de una forma especial. Para eso Poche cuenta con un template base que es adaptativo y funciona de maravilla en móviles.

Además, existe un plugin que conecta Tiny Tiny RSS con Poche, poniendo la guinda a este pequeño pastel libre.

Gracias a Carlos Ucelay por el descubrimiento.

Actualización (2014-01-29): El proyecto cambia de nombre a Wallabag.

¿Impulsa la tecnología un mundo más conservador?

La tecnología y el mundo crecientemente dependiente de ella desembocarán en una sociedad mucho más conservadora que la actual. Esa es la respuesta que ofrece Tyler Cowen a esta pregunta en un largo e interesante artículo publicado en Politico.

Los dos argumentos principales que esgrime Cowen son:

  1. El envejecimiento de la población: por una parte los avances técnicos permiten que se viva más tiempo (aunque más nos vale aprender a usar mejor los antibióticos existentes, y los que puedan desarrollarse en el futuro), y por otra el descenso de natalidad, ambos referidos sobre todo a primer mundo.
  2. Meritocracia sostenida en el tiempo. La velocidad de innovación tecnológica es tan alta que Cowen ve factible el establecimiento de canales meritocráticos permanentes que permitan a personas de orígenes humildes alcanzar posiciones altamente rescompensadas y con gran influencia. Estas personas tienen un sesgo especial en cuanto a cómo ven la sociedad en que vivimos: saben que la oportunidad existe y creen que el que no progresa es porque no se esfuerza lo suficiente. En otras palabras: debido a su origen están especialmente equipados para no empatizar con los más desfavorecidos en la nueva sociedad ultratecnológica, no entienden por qué habría de existir más ayuda cuando con la actual ya existen oportunidades (ellos son el ejemplo demostrativo).

El primer factor es más determinante según Cowen. Algo de esto ya comentó en su día en su The Great Stagnation (aquí un post algo naïve sobre el libro). La columna de Cowen, de hecho, es un extracto de su nuevo libro, que creo que aportará poco sobre su anterior obra, pero seguramente merezca la pena leer (The Great Stagnation está muy bien).

Sesgo de (no) disponibilidad como pacificador social

Me gustaría destacar su percepción de que contrariamente a lo que se refleja desde la ciencia ficción (comienza su artículo refiriéndonos a Asimov), el crecimiento de la desigualdad observado desde hace décadas sería compatible en este futuro con lo que él llama «paz democrática», que es algo que yo vengo a asimilar a eso que se define como paz social desde el poder político y el poder sindical (admitámoslo, este último está tan poco identificado con los trabajadores como el primero). Afirma que este sistema crecientemente conservador y esta desigualdad al alza se tocan en los extremos, por ese curioso pero innegable mecanismo que hace que los más pobres sean los más inclinados hacia políticas restrictivas y conservadoras. Al fin y al cabo, y esto es lo que yo he visto en diversos lugares, son los más pobres y quienes poseen una menor cualificación profesional los que más miedo tienen a perder su empleo ante una avalancha de mano de obra barata llegada de otras partes del mundo. Visto desde ese ángulo, los que tuvieron la ocasión de estudiar y adquirir alta formación se pueden permitir el lujo de ser progresistas, porque ellos tienen trabajos en los que hoy estás aquí y hoy allí posteando fotos de restaurantes en Instagram. La realidad, claro, es que si las reglas son iguales para todos, nada te privaría de irte a vivir a un lugar donde te paguen más. Pero eso es otro tema, porque lo innegable es que si hablamos de empleo y falta de empleo la actual crisis es la nueva norma: la automatización crece (Foxconn planeaba ya en 2011 multiplicar por 100 el número de robots en sus fábricas hasta 2014) y el trabajo automatizable no volverá a ser realizado por personas, con el factor a tener en cuenta de que cada vez más tareas serán automatizables.

Todo en línea con su idea de la hiperespecialización que favorece Internet. En una competencia global, lo importante es ser el mejor en algo, aunque sólo tengas un reducido nicho de clientes. Es algo que ya viene comentando hace años en su blog, y cuyas consecuencias impregnan la interesante visión de Josu Ugarte sobre cómo crear nuevos empleos, que llega a la misma conclusión desde el extremo opuesto del tablero (donde Cowen es economista teórico profesor de universidad, Ugarte lleva toda años trabajando en internacionalización en el sector privado).

Algo que Cowen no menciona y quiero mencionar es que más desigualdad no equivale a más pobreza. Si yo tengo uno y tú tienes dos, y mañana yo tengo tres y tú tienes veinte, hay más desigualdad, pero yo no soy más pobre, sino que soy más rico. Es este escenario el más probable: más calidad de vida en muchos sentidos para un gran segmento de la población (otro segmento, no obstante, va a pasarlo muy mal por falta de acceso a puestos de trabajo), y sin embargo Cowen no dedica una línea a explicar esto, que es algo que con frecuencia se pasa por alto.

Una última idea que quiero rescatar de su columna es el concepto de «envidia local». Esto es, el sesgo de disponibilidad aplicado a la envidia común, y que se traduce en que nos cabreamos menos cuando vemos a un megamillonario, con su yate y su mansión y sus fiestas desatadas en su playa privada, de lo que nos cabreamos cuando vemos a ese conocido/amigo/familiar que apenas gana un puñado de euros al mes más que nosotros. Y esto es así porque nos cuesta imaginarnos a nosotros en la posición de ese megamillonario, de forma que la comparación parece irreal y no encontramos motivos para el cabreo. Sin embargo, con ese otro personaje que vive cerca nuestra o trabaja con nosotros o quizá estudió con nosotros, sí que nos identificamos. Nos identificamos badly y la pagamos con él, para entendernos.

Ese mecanismo, el mayor anestésico que hace posible la mencionada paz democrática pese a la campante desigualdad (ya explicado arriba), se ve potenciado principalmente por herramientas que nos permiten conocer hasta el último detalle de la vida que más nos rodean. Básicamente, stalkear constantemente el muro de Facebook de nuestros contactos nos provee de infinitos ejemplos para disparar el sesgo de disponibilidad de esa envidia local. Supongo que es el mismo mecanismo que está detrás de la infelicidad que genera el usar Facebook. Un motivo más para huir de esa herramienta y otras construidas bajo el paradigma del timeline.

Influyendo en la narrativa social para imponer una visión del mundo

Ciertamente, no me veo capaz de predecir el futuro, y desconfío mucho de este tipo de predicciones, pero creo que la columna tiene un toque acertado. En parte no mira al futuro sino que describe lo que vemos. Esa generación que llega de la nada y se alza con el poder económico en las últimas dos décadas ya influye enormemente la narrativa social, de forma que la amolda a su visión y sus gustos. En cierto modo, está detrás de ese mito del emprendedor que tanto daño hará a medio y largo plazo.

Quizá tengan la sensación de que les he destripado la columna, pero si tienen unos minutos vayan a leerla, que hay más cosas que no comenté y la web de Politico Magazine es tan agradable de leer que no creo que se arrepientan.

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