Bancos, canon AEDE, y la maldición de los tiempos interesantes

Ver al PP nacionalizando bancos (Catalunya Caixa) tal y como propone Podemos, y con los mismos e idénticos resultados que podemos presumir cosecharía la joven formación si les permitieran realizar tal cosa.

Que al frente del banco nacionalizado el gobierno coloque a un ex-vicepresidente del gobierno (por el PSOE) cobrando más de 1 millón de euros al año y que un año y pico después se cierre la operación con una enorme pérdida para el erario (casi 12 000 millones de euros) justo el mismo día en que CiU, IU, PSOE, PP, UPyD, y todos los demás (no se queden en la foto del voto irrelevante en mayoría absoluta, quédense con lo que cada partido propuso para «mejorar» la ley) aprueban una nueva reforma de la LPI más dura que la anterior ley Sinde que destruye de raiz toda posibilidad de innovación en Internet dentro del territorio controlado por el Estado español, lo que Antonio califica con acierto como el mayor robo jamás perpetrado a Internet.

Y es que es mucho más que dinero lo que están robando.

El orden natural de las cosas

Douglas Adams

He elaborado una serie de reglas que describen nuestras reacciones ante la tecnología:

  1. Todo lo que ya está en el mundo cuando naces es normal y ordinario y tan sólo una parte natural de la forma en que el mundo funciona.
  2. Todo lo que es inventado entre cuando tienes quince y treinta y cinco años es nuevo y excitante y revolucionario y probablemente podrás hacer carrera con ello.
  3. Todo lo que es inventado después de que cumpliste los treinta y cinco años va contra el orden natural de las cosas.

Douglas Adams, The Salmon of Doubt

En unos años les podré transmitir mis sensaciones sobre si esto es así o no (ahora no cumplo los requisitos, vamos), pero presumo que hace falta mucho esfuerzo y dedicación consciente para no caer víctima de la tercera regla y terminar, por ejemplo, pidiendo algún tipo de canon que penalice a quien usa esas nuevas invenciones y resuelven mejor y más rápido problemas que nosotros resolvíamos antes, con menos tecnología.

Reconociendo al embaucador

«Los empresarios embaucadores suelen ser muy visionarios y carismáticos, atraen a la gente con discursos grandilocuentes que, por desgracia, carecen de fundamento práctico sólido. No confíes en los discursos, fíjate en la cifras reales. Sobre todo fíjate en las cifras de ventas. Las ventas son la sangre de una empresa.»

Sergio Montoro, en La pastilla roja.

El sábado por la noche disfruté (mucho) con El lobo de Wall Street, a la mañana siguiente el CEO de Gowex admitía (de forma algo ridícula, como si se estuviera confesando en la iglesia) que todo era un pufo inmenso y pedía perdón a todos (de forma implícita, por haberles robado el dinero) como si con esto fuera suficiente (como decía, como el que se confiesa en la iglesia).

Perfect timing.

Como ese tal Benjamin Franklin del que habla Sergio en su post, yo también he pagado de mi bolsillo viajes bajo la promesa de que me los reembolsarían, sin éxito ninguno. Una de esas ocasiones en que te quedas pensando «encima, me toca poner la cama».

Pero sobre eso hablamos otro día, mejor en una de esas escasas conversaciones efímeras de viva voz, que por escrito todo parece ajado cuando lo leemos más adelante.

Acerca de comparar al hombre con sus invenciones

Alan Turing

Existe una forma de pensar, muy presente en ciertos ideólogos (y desde luego nada innovadora, pues es vieja como el tiempo), que gusta comparar al ser humano con aquellas cosas que el ser humano inventa para mejorarse a sí mismo. Típicamente, construcciones lógicas e invenciones, como la máquina de vapor que nos permite ser más fuertes y más rápidos, o la capacidad de hablar unos con otros que nos permite acceder a más conocimiento del que tenemos en nuestra cabeza, o un juego en el que la mejor baza es tu capacidad de calcular movimientos mentalmente.

Estas invenciones son invenciones humanas, pero para nada responden a la lógica natural del hombre, que es otra cosa bien distinta.

Y sin embargo, esa idea está ahí, tiene siglos y por seguirla muchas personas han errado sus decisiones, y otras muchas sufrieron las consecuencias. Una de las víctimas más ilustres de esto fue Alan Turing. Como explicó Jaron Lanier en You are not a gadget:

La segunda cosa que hay que saber sobre Turing es que él era gay en un tiempo en que era ilegal ser gay. Las autoridades británicas, creyendo que actuaban de la forma más compasiva, le obligaron a pasar por un tratamiento médico que se suponía debía corregir su homosexualidad. Consistió, sorprendentemente, en inyecciones masivas de hormonas femeninas.

Para comprender como alguien pudo venir con ese plan, hay que recordar que antes de que aparecieran las computadoras, la máquina de vapor era una metáfora preferida para comprender la naturaleza humana. Toda esa presión sexual estaba acumulándose y causando que la máquina funcionase mal, así que la esencia opuesta, la de tipo femenino, debería equilibrarla y reducir la presión. Esta historia debe servir como cuento preventivo. El uso habitual de las computadoras, tal y como las comprendemos hoy, como fuente de modelos y metáforas sobre nosotros mismos es probablemente tan fiable como el uso de la máquina de vapor lo era entonces.

Hoy en día, por supuesto, es habitual encontrar comparaciones del tipo hombre-software, y no faltan vendedores de crecepelo (bueno, quizá humo, el crecepelo no funciona ni en estos casos je je) que equiparan cualquier cosa a una especie de software y prometen ayudarnos a pensar mejor. El problema no es que nos prometan pensar mejor, sino que lo hacen recurriendo a la (manida) comparación entre la naturaleza humana y su constitución (el cerebro, nuestro pensamiento) y sus invenciones (software).

Cuando vean algo así, recuerden que una de las mentes más brillantes del s. XX fue víctima de este tipo de asociaciones del hombre con sus invenciones. Una de las que contribuyó con sus avances en mátemáticas y cifrado/descifrado de información a la victoria aliada en la segunda guerra mundial.

Turing fue sometido a tratamientos hormonales para «curar» su homosexualidad, como consecuencia de esa comparación naturaleza-máquina de vapor popular en su día (ahora la metáfora preferida es con el software, por supuesto: cualquier cosa es como un software).

Fue un desastre, por supuesto: ni el cuerpo es una máquina de vapor, ni el joven Alan estaba sometido a sobrepresión, ni la homosexualidad es algo que tenga que «curarse», ni mucho menos inyectar hormonas forzosamente a nadie va a suponer una mejoría. Turing se suicidó poco después.

Aún así, esta forma de describir la naturaleza humana persiste, y resulta sorprendente que la metáfora preferida actual (con el software) sea invocada por so-called tecnológos que al tiempo que te cuentan sus historias obvian que Turing (uno de los padres de la informática actual) fue víctima de esas mismas ideas. Rumores más cercanos a la venta de humo y al circo conferenciante que nos dicen que el hombre es una máquina, que nuestro cerebro es un software, o que el idioma que hablamos es un software, o que tal juego es como un software para reprogramar la mente, o yo-que-sé qué tonterías que la gente necesita decir para vender humo como si no hubiera un mañana.

¿Qué es el software libre? Es autonomía, explicado con Lego

Cuando hablamos de software libre una de las simplificaciones argumentales es quedarnos con que es más barato (a menudo, gratuito) que otro tipo de desarrollos. Ése es el argumento que muchas veces decide que se apueste por realizar y construir un proyecto partiendo de software libre. Y es una pena porque lo importante cuando hablamos de software libre es la autonomía y la libertad que te otorga, y porque además tampoco es cierto que el software libre no vaya a causar un gasto (habrá personas trabajando y algo habrá que pagarles, aunque usen software libre para construir lo que les has pedido).

Por eso me gustó mucho este vídeo de BitBlueprint hecho con lego que explica qué es el software libre:

Me gusta porque desde Cartograf siempre hacemos hincapié en cada una de nuestras propuestas en que el objetivo cuando usamos software libre es doble de ahorro económico (a medio plazo, porque será posible encontrar nuevos partners y ampliar los equipos internos necesarios para mantener las herramientas desarrolladas) pero sobre todo de adquisición de autonomía. De desintermediación para nuestros clientes.

En el software libre lo importante es la autonomía, y otro día hablamos de cómo enfocar adecuadamente un proyecto así para que efectivamente a medio plazo el beneficio en términos puramente económicos sea también una realidad.

¿Qué es un monopsonio? El caso de la investigación científica

Monopsonio, por SMBC

En enero de 2009 escribí un artículo titulado investigación, competencia y precariedad en el que intenté buscar de dónde se originan los bajos salarios que poseen los investigadores, en comparación con otras personas con idénticas o similares titulaciones (digamos, dos biólogos, uno investigando y otro trabajando en la industria alimentaria, o dos químicos en idéntica situación). En ese artículo escribí que:

el Estado es ampliamente responsable, porque es el único contratista real de investigadores en España y porque las políticas que mantenga el Estado favorecerá la implantación de centros de investigación privados o los asustará. Y ése es el problema: el Estado sabe que la gente con vocación investigadora trabajará por lo que le ofrezca (aunque sea una miseria).

La otra parte, por supuesto, es entender que si el Estado es el único contratista real de investigadores, lo es porque ninguna empresa del sector privado está investigando (aquí adjudicamos otra gran parte de responsabilidad). ¿Cuáles son los motivos que hacen que esto sea así? Son difíciles de concretar, posiblemente sea un signo de poseer un tejido industrial subdesarrollado, en el que los negocios son rudimentarios, o cortoplacistas, sin lugar para la elaborada planificación a largo plazo que requiere un I+D real. Esto se lleva bien con la queja tradicional de «la generación mejor preparada de la historia está trabajando en empleos para los que está sobrecualificada» (doble, o triple sic).

Soy muy crítico con el complaciente mito del profesional sobrecualificado. Vamos a no ser paranoicos, no es que las empresas sean malvadas y tengan a jóvenes sobrecualificados trabajando de teleoperadores pudiendo darles tarea donde aporten más valor. Lo más razonable es pensar que si esa situación está generalizada, se deba a que el tejido industrial no esté preparado para absorber a todos esos profesionales de alta cualificación. Pero eso conlleva hacer una reflexión y una autocrítica que algunas personas claramente prefieren no llevar a cabo.

Lo interesante es que cuando escribí ese post hace varios años no conocía el concepto de monopsonio. Un monopsonio es algo parecido a un monopolio, sólo que en lugar de haber un único productor/proveedor/vendedor de un producto o servicio, lo que tenemos es un único comprador. De forma que puedes elegir quedarte el stock (o ver cómo se pudre, si es perecedero) o venderlo al precio que ese único comprador esté dispuesto a pagar.

Hay una tira de SMBC (vía Greg Mankiv) que describe los efectos:

Monopsonio, por SMBC

Creo que se entiende bastante bien.

No me olvido de que hay un tercer factor que permite que los salarios de esos investigadores de lo que hablaba al principio sean bajos: su negativa a hacer investigación en otra parte. En países como Estados Unidos, Alemania, Suiza, e incluso Francia es posible investigar en el sector privado, y eso permite que los científicos estén algo mejor pagados (aunque aún se percibe el efecto, dado el gran peso que sigue teniendo lo público, en una situación de casi monopsonio). Siempre hay alternativas.

La próxima gran expansión de Internet es inminente, y con ella vendrán cambios

IPv6

En Ars leemos sobre el agotamiento de nuevos bloques de IPs clásicas (que se suelen escribir en la forma AAA.BBB.CCC.DDD). Estas direcciones de internet se generan en la versión 4 de ese protocolo de direcciones, y ahora se están agotando, parece que esta vez de verdad. Como resultado, la decisión de lanzar la próxima gran expansión de Internet no debería retrasarse, y dicha expansión deberá ser inminente.

Más allá de cuentos apocalípticos sobre cómo Internet implotaría si no damos el paso adelante, querría destacar esta frase que nos ayudará a vislumbrar cómo el equilibrio internacional ha cambiado en los últimos 20 años, desde la última gran expansión de Internet:

In the current situation, it’s about a quarter of an address per person in China and more than five per person in the US. In Africa, the number of addresses often dips below less than one address per ten people. Only in the US, Canada, parts of Europe, and a few selected countries, such as Korea and Australia, is the number of addresses per person larger than one. And with just over 3.7 billion usable addresses, the average for the entire planet isn’t going to be better than 1:2

(Las negritas son mías.)

De no adoptarse un nuevo protocolo que permita crear y asignar más direcciones, apenas hay 1 dirección para cada 2 habitantes del mundo, y su distribución es muy desigual. La sensación es que esta cuota de IPs es una magnifica fotografía del mundo en el que hemos vivido en las últimas dos décadas: con unos EE.UU. como única superpotencia global en el aftermath del final de una guerra fría de la que Rusia ha tardado dos décadas en desperezarse y con China, ahora, reclamando en todos los ámbitos un rol mucho más importante, y eso alcanza desde luego a cómo se organiza Internet en último término. Lo que probablemente tendrá consecuencias indeseadas en la «gobernanza de Internet» (más autoritarismo y más espionaje estatal).

La adopción masiva de IPv6 (el nuevo sistema de IPs que permitirá asignar millones de nuevas direcciones, suficientes para que no se agoten en varias décadas) y el reparto de nuevas direcciones será utilizado por potencias alternativas a EE.UU. para reclamar una influencia en Internet que no pudieron reclamar en la anterior gran expansión. Cómo afectará este nuevo reparto de poder a los usuarios es impredecible, pero conviene recordar que con la caída del muro de Berlín pensábamos que la democracia llegaría a esa otra parte del mundo cuando en realidad lo que sucedió es que, caído el muro, las formas de la Stasi se extendieron por occidente como pólvora prendida (y ojo, que este post lo escribimos muchos años de que Snowden apareciera en escena) en un auténtico viaje hacia la sociedad de control en la que ya vivimos.

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