Serial, un gran podcast

Serial, podcast

Este 2015 lo he comenzado oyendo un podcast, algo que hacía muchos años que no hacía con regularidad. Lo admito, nunca compré con demasiado entusiasmo el formato clásico de podcast consistente en grabar en formato audio lo que no era sino un post de blog, y la única etapa en que oí podcast diariamente lo hice en francés, tan sólo porque en esos años estaba estudiándolo y me pareció interesante desde el punto de vista del aprendizaje de ese idioma.

Mi problema con el podcast o formatos de audio diversos es que como fuente de documentación, me resulta mucho más rápido y efectivo leer. Buscar elementos relevantes, saltarme lo que no parece de interés. Ir al grano. No suelo oír la radio ni nada parecido, y durante la jornada de trabajo puedo poner música, pero preferiblemente no será música nueva (entendiendo como «música nueva» aquella que yo no conozca aún, discos recién conseguidos), la música nueva prefiero reposarla y oirla cuando me puedo concentrar en ella. El audio no es, por tanto, una opción muy viable para mí como sí lo es para otras personas. Y eso también excluye a los podcast.

Serial es diferente. La primera vez que lo vi referido fue a través de Antonio en su blog, que hablaba de él como de algo solvente, un buen ejemplo de periodismo de investigación. El asunto es que la narrativa te sumerge en la historia con gran facilidad. La historia avanza, los detalles se suceden, el ritmo no decae y cada capítulo aporta nuevas cosas. Y esto ha hecho que en apenas unos días haya dado cuenta de las doce piezas que componen la obra.

El sabor que me queda es bueno: la historia envuelve, la narrativa es impecable. Admito que el hecho de que la historia transcurriera en ese Baltimore de los años de The Wire le suma atractivo.

Ahora que lo he terminado, me quedo pensando en In cold blood de Truman Capote. Aunque acaso, donde a Capote hay que reconocer su talento para escribir pero cuestionar profundamente su ética (en lo personal, considero que no debía haber actuado como lo hizo), creo que Sarah Koenig en todo momento intenta no traspasar ese límite, y que lo consigue. Y esto es para mí algo importante, porque aunque la línea sea cada vez más borrosa, vale la pena intentar discernir dónde termina el espectáculo y comienza la información, y allí donde esta línea está inevitablemente difuminada (Serial entra dentro del tipo de historias en el que esto es así), merece la pena el esfuerzo realizado en no emborronarla más aún; no soy periodista pero en mi opinión no todo debe valer con tal de construir un producto que capture la atención del público.

En resumen, Serial es un gran podcast. Muy recomendable.

No, Voltaire nunca dijo aquello de «no estoy de acuerdo con lo que dice pero…»

Voltaire

«No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo».

La que abre este artículo es una de las frases más manidas que han leído y leerán. Y para colmo de males es frecuente y erróneamente atribuida a François-Marie Arouet, filósofo más comúnmente conocido como Voltaire.

El verdadero autor de esta frase es en realidad autora, y su nombre fue Evelyn Beatrice Hall. Entre las cosas que escribió encontramos la que hace que hoy estemos escribiendo sobre ella, la biografía de Voltaire titulada Los amigos de Voltaire.

En esta biografía Hall recupera el enfrentamiento acontencido entre el amigo François Marie y Claude-Adrien Helvétius, uno de los grandes contribuyentes a l’Enciclopedie. Helvétius publicó en 1758 el libro De l’Esprit firmado junto a Madame Pompadour. El libro irritó profundamente a Voltaire, que aún así se posicionó a favor de Helvétius cuando sobrevino el intento de censura por parte de la monarquía borbónica francesa, lo que se conoce actualmente como el affaire Helvétius.

Sin embargo, la expresión de esa idea actualmente convertida en aforismo, abusada hasta el hartazgo y atribuida equivocadamente a Voltaire no aparece hasta 1906, mucho después de que tanto Helvétius como Arouet estuvieran muertos y enterrados.

En concreto, es en el año 1906, cuando Hall publica su biografía y añade esa expresión propia para intentar sintetizar el pensamiento de Voltaire en ese caso concreto. La frase fue recogida entonces por John Bartlett en su Bartlett’s Quotations y atribuida como «Voltaire a Helvétius». El error fue subsanado posteriormente, cuando la misma Hall escribió a Bartlett para decir que

«La frase «No estoy de acuerdo con usted…» es mi propia expresión y no debería haberse puesto entre comillas».

Bartlett agradeció la corrección y a partir de la décimo segunda edición de su colección de citas la misma aparecía correctamente citada, lo cual por supuesto no impide ni impedirá que sigamos viendo la misma atribuida a Voltaire por los siglos de los siglos. Que se lo digan al bueno de Lichtenberg.

Bocados de Actualidad (187º)

Primer domingo del año y para recuperarnos de la parada navideña ya está con nosotros la ronda centésima octogésima séptima de los Bocados, esa colección de enlaces que no tuve tiempo (o ganas) de comentar durante estas semanas, y que pueden encontrar con antelación en mis enlaces compartidos (aquí, el feed RSS) y en Twitter.

En esta ocasión nos acompaña Anneke van Giersbergen, que fuera cantante de The Gathering en la mejor época de esta banda. Os dejo los enlaces.

  • Arnau Fuentes y «Podemos i el domini d’Internet #FAIL»
  • ¿Está Nicolas Maduro habilitando zonas francas al estilo Hong Kong en Venezuela para impulsar la salida de la crisis usando políticas de mercado? Rafael Uzcátegui.
  • El último McKinsey Insights es revelador: que las empresas familiares sean líderes del mercado es más propio de mercados emergentes que de mercados desarrollados.
  • ¿De verdad el dos de cada tres cáncer que se diagnostican se deben a «mala suerte» como han dicho algunos medios? Understanding Uncertainty lo explica mejor: «al simplificar el lenguaje, lo están entendiendo mal».
  • ¿Es Amazon para siempre o puede ser sustituida? Fernando Tricas.
  • Technology Review y la paradoja de los amigos siendo aplicable a la riqueza y felicidad de tus amigos, usando una vez más análisis de redes.
  • Richard Harris en NPR, «por qué los científicos abandonan la ciencia», y dos frases destacada: por una parte the rat race has simply become too unpleasant y por otra only the most risk-averse ideas get funded.
  • Juan Bohigues en FronteraD, Odio el ajedrez.
  • Jarche recomienda que nos preparemos para trabajar «a prueba de Ubers» pero no dice nada esencialmente nuevo a lo que podemos leer en El trabajo mecánico es para las máquinas.
  • Hace unas semanas llegué hasta Clay-o-Rama, un juego que al menos parece diferente

Aquí os dejo con Beautiful One, un tema precioso para empezar el año disfrutando.

Como no perdemos las buenas costumbres, recuerdo que son bienvenidos enlaces e ideas tangenciales en comentarios, o aún mejor en los foros para debatir sin estrecheces de espacio sobre cualquier asunto. Buen domingo :)

Nombres para engañabobos

Richard Stallman

«No deberíamos aceptar la denominación tapadera de «economía colaborativa» para empresas como Uber. Un término más exacto es «economía de subcontratación a destajo»».

Richard Stallman, en una reflexión acerca de por qué no usar Uber.

Aparte de estar más que de acuerdo en la necesidad de huir de una terminología propia de engañabobos, no está de más repensar las implicaciones de Uber en cuanto a privacidad, algo que Stallman afronta en su reflexión.

Sin menoscabo de que la pugna de todos los grupos afectados por los nuevos servicios esté siendo virulenta, y que en ella el Estado esté tomando sistemáticamente la decisión menos intuitiva a primer vistazo al no defender el bien general sino defender una serie de monopolios sectoriales cuyas rentas derivadas pagamos indefectiblemente los mismos de siempre, los contribuyentes de a pie.

Dicho de otra forma, Uber no es economía colaborativa, pero tanto esa empresa como sus empleados/conductores tienen derecho a ganarse la vida con su trabajo, como cualquier otro hijo de vecino.

Y por cierto, mi única experiencia con Uber fue la de esperar 27 minutos un coche en pleno centro de Madrid, mientras la aplicación en todo momento decía que el coche tardaría «menos de 3 minutos». No me quedaron excesivas ganas de volver a llamarles, pero ése es otro debate.

Feliz año nuevo 2015.

El síntoma y el problema

Europa vs Google

Con el cierre hoy de Google News España, es pertinente plantearse si la ley que desemboca en este cierre es el problema real o no es más que un síntoma de un problema mayor, en gravedad, en envergadura, y en extensión, pues aquejaría a toda Europa.

Bien mirado, se evidencia que la segunda hipótesis, la del síntoma de un problema mayor, es potente. Porque esta ley, como otras similares (menos duras, pero evidentemente similares) ya vigentes en otros estados de la UE, comparte naturaleza con otras reformas legislativas impulsadas a lo ancho de la unión. Sin ir más lejos, la intención de la comisión europea de dividir a Google hay que verla desde la misma óptica.

¿Y cuál es esa óptica? La de haber asumido que Europa es incapaz de competir con las empresas estadounidenses innovando, y que todo el recurso que les queda para actuar es el poder de la regulación legal.

Y ése, amigos, es el gran problema que subyace a todas estas propuestas de ley que parecen diseñadas con los pies.

Bocados de Actualidad (186º)

Ya está con nosotros la ronda centésima octogésima sexta de los Bocados, esa colección de enlaces que no tuve tiempo (o ganas) de comentar durante la semana. En esta ocasión nos acompañan Mastodon, a quienes pudimos ver en concierto por Madrid hace unos días. Os dejo los enlaces.

  • Gonzalo Martín y El País anunciando que la piratería destruye a la música… hace 30 años, al hilo de un comentario de Hans Bricker en La obstinada música que se niega a desaparecer.
  • El caso de Google News da mucho que hablar. En New Yorker relatan España contra Internet y concluyen lo que ya concluíamos en La sociedad de control hace años. La misma ley que impide que bajes una canción (o enlaces a un periódico) te impedirá informarte y comunicarte libremente. Al fin y al cabo, un bit es un bit, y un link es un link. No son diferentes.
  • Schneier y algunas ideas en torno al ataque sufrido por Sony. «Que no podamos saber si ha sido un gobierno o un pequeño grupo de hackers porque sus efectos son indistinguibles debería asustarnos a todos».
  • The Atlantic y por qué los zurdos ganan un 10% menos (una diferencia aún mayor en el caso de mujeres).
  • JaviPas y telebasura bajo demanda.
  • Om Malik y la (nueva) realidad de la robótica.
  • Light Blue Touchpaper y por qué los gestores de contraseñas fallan algunas veces.
  • En Naranja y un clásico de estas fechas: ¿Es la lotería un impuesto para quienes no saben matemáticas?
  • Nature anuncia que ahora sus artículos científicos podrán verse sin pagar. Pasito a pasito hacia el Open Access.
  • Naukas y la gran pandemia digital de 2005. ¿Qué podemos aprender para el mundo real de una pandemia digital sucedida en World of Warcraft?
  • Online & Offline y un tema duro, pero inevitable: he tenido que reportar [a Linkedin] la cuenta de mi amigo, fallecido. La Internet de los muertos, una vez más.

Para ir cerrando, aquí tenemos Halloween, una de las grandes (y cañeras, en un disco que es en general mucho más reposado) canciones del recién salido álbum de Mastodon. No es fácil encontrar una versión en directo que suene decente… ésta no suena mal del todo.

Ahora ya lo saben, sean buenos: Spirits never rise without warning. Esto es todo por ahora. Hay más enlaces en los marcadores de Cartograf (aquí, el feed RSS) y alguna cosa también comparto en Twitter.

Como no perdemos las buenas costumbres, recuerdo que son bienvenidos enlaces e ideas tangenciales en comentarios, o aún mejor en los foros para debatir sin estrecheces de espacio sobre cualquier asunto. Buen domingo :)

Google News, Canon AEDE, y cotas de malla

Google News

«La cota de malla no es muy buena defensa contra una flecha. Ciertamente, no lo es cuando la flecha te está apuntando entre los ojos.»

Terry Pratchett, Lores y damas.

Estos días ha habido mucho revuelo a cuenta de la próxima entrada en vigor de la reforma de la ley de propiedad intelectual, una reforma con varias novedades, la mayor de la cual ha sido cocinada ad hoc para contentar a algunos medios de comunicación imponiendo un impuesto a todo el sector de Internet. El conocido como «Canon AEDE», mal llamado tasa Google.

La falacia, por supuesto, es llamar a ese impuesto «tasa Google». Porque sí, Google en tanto que vaca lechera era un objetivo principal del impuesto a través de su servicio de Google News, pero desde el principio avisó de que llegado el extremo, preferían cerrar su servicio en España antes que pagar, como finalmente va a suceder a partir del día 16. El problema queda para todos los demás, empezando por las cabezas más visibles como Meneame, pero no limitándose a ese sitio web, afectando potencialmente a todos por la decidida ambigüedad del texto aprobado.

La cosa es que ahora mismo no parece claro si alguien va a pagar, y la AEDE anda presionando para impedir que Google cierre su servicio de News como respuesta para evitar el pago del impuesto revolucionario.

Al margen, por supuesto, que Google y los medios AEDE tienen múltiples negocios comunes, y que el cierre de Google News no es tan impactante como parece en tanto que el módulo de resultados en tiempo real permanecerá, redirigiendo tráfico a esos medios. El escenario se parece más a juego de tronos: todos están en la cama con todos, y de fondo hay una lucha por ver quién impone sus condiciones a los demás, con muchos aspectos a tener en cuenta.

Hay algo, sin embargo, en todo esto que no ven los medios que han hecho del amiguismo con el poder su vía de subsistencia. Y es que el problema no está ni en Google, ni en Meneame, ni en los blogs, ni por supuesto en Internet en general: el problema lo tienen dentro, porque son ellos los que están dirigidos por necios amantes de los acuerdos a puerta cerrada (un brindis por los medios como equilibrio frente al poder) y es esa condición la que impide a estas empresas adaptarse para ofrecer mucha de esa información que las personas demandan diariamente y encuentran por otras vías y canales.

No han entendido que una reforma legal que blinda tu modelo de negocio penalizando artificialmente a los demás es una cota de malla, y que la flecha que tanto temen, que no es otra que el hecho de que los lectores satisfagan sus deseos de información acudiendo a otros canales, está apuntando a esas cabezas en las que ya no sabemos cuánto cerebro útil tienen, pero desde luego no puede ser protegido ni por todas las cotas de malla que el Estado sea capaz de forzar.

Ah, y por supuesto, siempre vigente aunque le pasen los años: Por qué dejar de leer el periódico es una necesidad inminente.

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