Exploding Kittens, cuando la gestión del crowd funding es excelente

Exploding Kittens

Exploding Kittens provee una excusa excelente para volver a hablar de financiación colectiva. A estas alturas casi seguro que conoces el proyecto: un juego de mesa sencillo con temática divertida e ilustraciones de gatos que para ser producido pidió financiación colectiva a través de Kickstarter.

De todo lo que se ha hecho en torno a este proyecto se puede hablar mucho, pero yo voy a centrarme en dos aspectos que considero relevantes porque creo que en Exploding Kittens han sido especialmente virtuosos con ello, y están en la base de lo que debe calificarse como un éxito sin ambages.

  1. Una buena lectura de la demanda. Si haces una buena lectura de lo que tu público, esa gente que te da su atención, quiere, ese público te dará el dinero para tu proyecto. Sí, parece cómico visto ahora: pero un juego de mesa sencillo, para jugar casualmente (no pensado únicamente para jugadores de mesa hardcore acostumbrados a eurogames complejos), con ilustraciones absurdas y divertidas, con gatos de por medio para la carcajada de turno, y con mucho humor, es un reclamo obvio para pedir dinero a un público receptivo a varios o todos esos guiños. Esa demanda existía, a toro pasado es sencillo verlo, pero saber hacer esa lectura de la situación antes de que la haga otro te abre las puertas del cielo.
  2. La gestión y el seguimiento del proyecto han sido excelentes: han comunicado de forma abundante y frecuente con quienes apoyamos el proyecto, en todos estos meses ha habido prácticamente una actualización a la semana con información acerca del proyecto y su avance. Esta gestión toca techo al culminar el proyecto enviando el juego en la fecha prometida. Quiero resaltar lo importante que es este segundo aspecto de cara a la reincidencia, a recurrir a estos mecanismos de crowd funding para proyectos futuros. En su día, mi admirado Neal Stephenson recurrió a este sistema y el resultad no pudo ser peor: gestión desastrosa, vacío de información, retrasos, y finalmente el desastre de cancelar el proyecto; que no espere que nadie le dé dinero de nuevo de esta forma. En contraposición, el equipo de Exploding Kittens tiene ya mucho crédito ganado frente a sus seguidores si en el futuro deciden volver al crowd funding.

Más allá de que la financiación colectiva de proyectos sigue patrones de difícil previsión, lo que le da aspecto de caótica o loca, la realidad es que si Elan Lee o Mathew Ingram vuelven a pedir pasta para otro proyecto, tienen a decenas de miles de personas satisfechas con la forma en que han desarrollado su actividad. Si la lectura que hacen de la demanda del público no les falla, la buenísima ejecución que han hecho de este proyecto les va a allanar el camino para próximas aventuras.

¿Internet premia la excentricidad? Creo que ésa es una visión muy anticuada de la realidad. Internet está lleno de personas. Y las personas premian lo novedoso y lo diferente (y que estas cosas gracias a Internet sean posible ya es algo a celebrar en una sociedad donde con frecuencia lo diferente es objeto de burla y marginalización). Sobre todo las personas premiamos lo que conecta con aquello que nos gusta. Exploding Kittens leyó bien una demanda, la ha ejecutado con excelencia, y además resulta que el juego es sencillo y divertido (de esos que en reunión sirven de puente entre los jugadores habituales y casuales).

He disfrutado con este proyecto cada uno de los euros que les di, y estoy muy lejos de ser el único que tiene esa sensación.

Diez

Yap Kun Rong

Este blog cumple hoy diez años. Podría hablar largo y tendido de cómo ha cambiado todo: la web que ya no es como era, mi vida que ya no es como era, este blog que ya tampoco es como era.

Tengo ideas por ahí anotadas, mucho hay para contar, pero aún nada bien hilvanado. Así que no es el momento. Not today.

Este año he blogueado menos, el curso ha sido realmente intenso; este semestre ha sido el mejor de cuantos hemos cerrado en Cartograf, a pesar de los malos ratos (léase impago) que nos ha proporcionado algún cliente.

Para poder afirmar lo anterior, por supuesto, ha habido que currar mucho. Hasta el infinito último día de curso y más allá. Y eso hace que la frecuencia de actualización del blog se haya reducido.

En el próximo curso espero seguir aprendiendo en este blog, como en los últimos diez años, como ya antes había ido aprendiendo escribiendo en otras webs que ustedes no leerán.

Espero también disfrutar escribiéndolo. Pero eso es el futuro, porque hoy, como hace diez años, estoy de vacaciones. Y a diferencia de entonces, esta vez no pasaré la tarde configurando un servidor doméstico, ni nada que se le parezca.

La ilustración es de Yap Kun Rong.

Bocados de Actualidad (192º)

Y aquí estamos hoy, lunes, con la ronda centésima nonagésima segunda de los Bocados, que quería haber sacado ayer pero no pude. Nos acompañan Down, cuyo IV demuestra que Phil Anselmo está en plena forma vocal y compositiva. Recuerdo que algunos de estos enlaces salen antes en mis enlaces compartidos (aquí, el feed RSS) y a veces en Twitter.

  • Xataka, «por favor máquina, no me escuches tanto». Sobre nuestros orwellianos gadgets.
  • Jesús Pérez acerca del futuro de la energía, y el rol de la eléctrica. Uno de cada tres coches que se venden en Noruega es eléctrico, en Ars.
  • Cómo diseñar una metáfora, en Aeon.
  • Arnau Fuentes y la verdadera historia de cómo Internet llegó a ser vulnerable.
  • Descontentos, pero no excluidos. Una mirada estadística a los (¿aburguesados?) votantes de podemos, por Pau Marí-Klose.
  • 5 cosas que Google no quiere que sepas sobre su servicio de música, por Jon Lech Johansen, más conocido como DVD_Jon.
  • Quartz y cómo la gestión del tiempo nos afecta negativamente.
  • En Criticidades, «dimé qué cerveza bebes y te diré quién eres», sobre okupación, anticapitalismo, e hipocresía.
  • Portugal reguló algunas de estas sustancias hace 15 años y éste es el resultado, en GurúsBlog.
  • Om Malik acerca de cómo el vídeo en Facebook podría terminar por ser más relevante que en Youtube.
  • Ars Technica y la TSA es aún más inútil de lo que creías.
  • JaviPas y dos meses de Patreon.
  • Para ir cerrando, una de humor: Skepticom y cómo escribir en post-moderno.

Esto es todo, por ser lunes, más que música os dejo con un pequeño vídeo que vi en Zemiorka: ¿qué pasaría si hubiera un agujero negro en tu bolsillo?

Buena semana.

(Des)conectados en Casa Tía Julia

Casa Tía Julia, Desconectados

Este último finde estuvimos en la primera edición de Desconectados. ¿Qué es esto? Pues es un fin de semana sin conexión en el que debatir/reflexionar sobre algún tema rodeado de gente que sabe algo del tema en cuestión.

En este caso, íbamos a hablar de web, más concretamente de software libre para gestionar webs, y aún más en concreto de WordPress y Drupal.

Para ello, como digo arriba, nos fuimos hasta Ciria (Soria) donde gracias a Nuria y a su Casa Tia Julia, podemos hacer virtud de lo que en otras circunstancias sería un problema: ¿que no tenemos cobertura de datos? Pues lo aprovechamos para concentrarnos sin esa interrupción constante en que se han convertido nuestros móviles. Y es muy buena idea, justo en ese momento en que comenzamos a acusar los efectos de ese estar siempre conectados, dar un paso atrás de forma voluntaria y sin ligar la desconexión a periodos vacacionales (forma habitual pero evidentemente estacional de desconectar) puede ser muy buena idea.

Al final, el schedule se demostró algo ambicioso y no pudimos ahondar todo lo que me habría gustado en cuestiones técnicas, algo que creo que corrió en detrimento de dar a conocer las posibilidades y facilidades de Drupal, puesto que el público estaba mayormente familiarizado con WordPress. Pero no todo son las charlas técnicas y las mesas redondas, y en lo humano el finde ha sido excepcional, y con gente fantástica. Un gran fin de semana.

Actualizando la pedia

Parece que durante un par de semanas (quizá algo menos) hemos tenido la VS Pedia manga por hombro. Hoy nos avisó un lector (¡gracias, Enric!) y había un poco de todo, pero principalmente lo que hemos hecho ha sido actualizar MediaWiki a la última versión estable hasta la fecha, liberada hace menos de dos meses. Este proceso conllevó la necesidad de reprogramar el template para adaptarlo al nuevo sistema, pero es algo que pude arreglar sin demasiado problema así que ya vuelve a estar operativa.

Cultura corporativa y cuenta de resultados

David Bonilla, hace un par de semanas en la Bonilista:

por mucho que se diga que en una startup lo más importante es cultivar una cultura innovadora, si algo he aprendido a lo largo de mi carrera es que no hay cultura corporativa que sobreviva a la presión y frustración de un mes tras otro de pérdidas.

Lo que inmediatamente me recordó a un comentario que leí en Hacker News hace un par de años (via el desaparecido blog de Diego Mariño), sobre la cultura corporativa ideal:

Do you like scenario planning? Shell «proves» it works.

Stalinist management? Apple «proves» it works.

Velvet sweatshop? Microsoft «proves» it works.

Data über alles? Google «proves» it works.

Self-directed workplace? Valve «proves» it works.

Y esto, queridos, es lo importante. Más allá de todo lo deseable que es que en nuestro lugar de trabajo haya buen rollo, mejor comunicación, y todo sean vibraciones positivas, lo cierto es que lo que mejor nos garantiza que mañana sigamos ahí todos, sin perder empleos (y esto es lo que más va a alegrar a las personas al final, no que haya café gratis y mesa de pingpong en la oficina), es que la empresa siga siendo capaz de pagar todos los salarios.

¿Qué es el código?

En Bloomberg publican What is code?, un maravilloso y maravillante artículo de Paul Ford.

Podría buscar y destacar alguna frase de ese largo texto, pero en realidad me estaría dejando otras, y se estaría perdiendo el añadido de llegar hasta la misma a través de la bien construida historia que narra Ford y que está en el núcleo de lo que hace su artículo tan bueno.

Lo cierto es que hay muchas personas preguntándose qué es el código, dónde está el truco de esta tecnología digital que todo lo mueve, todo lo gestiona, y en la que sólo puedes controlar a la máquina o estar a merced de la misma. Sin entrar en tópicos como el aprender a programar, que con mucho menos ya habríamos ganado mucho.

Hace un montón de días John Gruber recomendó el artículo, que guardé en Wallabag hasta que Mordo de Maru volvió a recomendarlo. Es una lectura larga, muy larga para ser un artículo, pero vale la pena en toda su extensión y la recomiendo. Creo que cuanto más tiempo lleves luchando con monstruos corporativos cuidando de no convertirte tú mismo en monstruo, como decía mi estimado Federico Guillermo, más te va a gustar.

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