Una joya reflexiva de las que incomodan, y cuando una reflexión incomoda a menudo significa que es realmente necesaria.
Les he dado más de veinticuatro horas, pero nada. Ni en tecnorati, ni en blogsirch, ni en el puto gúguel. Ni un solo blog español, esos que ganan premios en Alemania, ha referenciado el impresionante artículo de Martí Gómez sobre la pobreza en el corazón de Barcelona.
Pensando bien, quizás es que los bloguerillos españoles ya no leen El País. Pensando mal, igual es que ya no leen. Pensando muy mal, quizás es que les importa una mierda la pobreza, mientras tengan conexión gÌirelés.
Quizás alguno se caerá del guindo cuando se tenga que ir a vivir a un camping de caravanas. Tenemos el país al borde del chabolismo, y a esta pandilla de gilipollas -entre los que me cuento- sólo le preocupa tener cobertura wifi.
Ruego disculpen la mala leche, me he pasado el fin de semana en un pabellón oncológico, antes de volver a esta dulce realidad almidonada. Esta realidad de aeropuertos con zona wifi. Esta realidad en la que se escriben tantos artículos de periodismo tecnológico.
Las dos terceras partes del sueldo en hipoteca, y aún no os enteráis de lo que se os viene encima, mientras lloráis por vuestro pedospé.
Mierda de siglas, mierda de siglo, y mierda de tecnopijos.
Ya leído ésto me ha dado vergÌenza no haber mencionado la portada de 20minutos (edición A Coruña) que menciona que en 11 años hay doble de personas sin hogar en A Coruña. Es la puta realidad, yo tampoco me veo capaz de pagar una casa nunca y no había levantado la voz. Supongo que es genial que de vez en cuando alguien te de una colleja, aunque sea una colleja ubicua, de esas que se reparten simultáneamente a mucha gente. Es, ni siquiera Nemo me dirá lo contrario, la cara buena de internet, esa en la que leemos lo que nadie nos dirá y ofrecemos una respuesta acorde. Y es que está muy bien defender nuestros derechos: derecho a la privacidad, libertad de expresión, cultura libre, p2p,… ¿Cultura libre, p2p? Creí que la gran justificación de una cultura libre residía en que una sociedad culta es más dificil de subyugar, pero si de un lado pedimos cultura libre y de otra no GRITAMOS cuando hace falta GRITAR, ¿De que nos sirve ser cultos si nos subyugan igual? Como decía Bunbury (en aquella época en que su música y sus letras me encantaban), «los placeres de la pobreza han vencido a mi burlada revolución».
Esta verdad y muchas más en República Internet