He comenzado a leer The True Believer de Eric Hoffer. Se trata de un libro publicado a comienzos de la década de 1950 y que analiza la naturaleza de los movimientos de masas, como los que tanto daño hicieron en occidente en la primera mitad de ese siglo XX, pero sobre todo de las personas que los apoyan, que se unen a ellos con mayor o menor fervor.
El punto de partida es que en el punto de partida de todo movimiento de masas hay una desafección al sistema, una frustración alimentada de forma deliberada para provocar en las personas ese apoyo a una causa que de otra forma no apoyarían.
Estas personas son las que Hoffer denomina creyentes verdaderos (true believers) y tienen en común que el mismo perfil de persona, en cuanto a su predisposición a participar, es el que nutre a todos estos movimientos por dispares que pueda ser el discurso de cada uno de ellos.
Así Hoffer comenta que:
Since all mass movements draw their adherents from the same types of humanity and appeal to the same types of mind, it follows:
(a) all mass movements are competitive, and the gain of one in adherents is the loss of all the others; (b) all mass movements are interchangeable. One mass movement readily transforms itself into another. A religious movement may develop into a social revolution or a nationalist movement; a social revolution, into militant nationalism or a religious movement; a nationalist movement into a social revolution or a religious movement.
Esta transformación de movimientos sociales, transformación que evita la desactivación o desaparición del mismo, es más que interesante. Sin ir más lejos, en esta última década (casi 60 años después de que Hoffer escribiera su libro) vimos en todo occidente el surgimiento de una oleada de movimientos autodenominados «anti sistema» que en casi toda Europa han sido sucedidos por partidos políticos populistas de extrema izquierda y extrema derecha a los que se han adherido muchos de quienes al principio se identificaban con el movimiento inicial.
Esto anterior se ve facilitado por el hecho de que los movimientos de masas no tienen un carácter único y aislado sino que:
It is rare for a mass movement to be wholly of one character. Usually it displays some facets of other types of movement, and sometimes it is two or three movements in one. The exodus of the Hebrews from Egypt was a slave revolt, a religious movement and a nationalist movement. The militant nationalism of the Japanese is essentially religious. The French Revolution was a new religion. It had “its dogma, the sacred principles of the Revolution—Liberté at sainte égalité. It had its form of worship, an adaptation of Catholic ceremonial, which was elaborated in connection with civic fêtes. It had its saints, the heroes and martyrs of liberty.” At the same time, the French Revolution was also a nationalist movement. The legislative assembly decreed in 1792 that altars should be raised everywhere bearing the inscription: «the citizen is born, lives and dies for «la Patrie».»
Esto se entiende mejor en América que en España, donde las repúblicas surgidas tras la pérdida de fuerza del imperio español sustituyeron gran parte de los ritos religiosos por ritos homólogos estatales.
Es también por esto mismo por lo que más que aniquilar un movimiento de masas, quienes buscan combatirlo suelen optar por potenciar otro que atraiga a los fieles y le robe seguidores:
The problem of stopping a mass movement is often a matter of substituting one movement for another. A social revolution can be stopped by promoting a religious or nationalist movement. Thus in countries where Catholicism has recaptured its mass movement spirit, it counteracts the spread of communism.
Esta estrategia de impulsar movimientos alternativos no está exenta de riesgos. Los empresarios alemanes de entreguerras que vieron el ascenso del comunismo en Alemania promovieron otro movimiento de masas con muchos elementos comunes pero que, esperaban ellos, defendía mejor sus intereses. El monstruo que generaron demostró ser igual de perverso que el que querían combatir.
Por último, al menos en la pequeña parte que llevo leída hasta ahora, Hoffer deja caer que una forma de promover alternativas a los movimientos de masas que tan fácilmente terminan apoyando populismos pasa por favorecer la migración de personas de una zona a otra. Muchas de las cosas que estos true believers buscan en los movimientos de masas (como una mejora sustancial y rápida de sus condiciones de vida) se pueden conseguir cambiando de lugar.
Emigration offers some of the things the frustrated hope to find when they join a mass movement, namely, change and a chance for a new beginning. The same types who swell the ranks of a rising mass movement are also likely to avail themselves of a chance to emigrate. Thus migration can serve as a substitute for a mass movement. It is plausible, for instance, that had the United States and the British Empire welcomed mass migration from Europe after the First World War, there might have been neither a Fascist nor a Nazi revolution. In this country, free and easy migration over a vast continent contributed to our social stability.
Imposible no pensar en la actual UE y en cómo la negrísima mitad del siglo XX dio paso a un periodo de más de 70 años sin guerras entre los principales estados de Europa occidental.
Como digo, llevo apenas una parte leída pero en el libro así que no prometo que no vuelva a postear sobre él más adelante, porque creo que está cargado de reflexiones aprovechables.