Sobre la invasión corporativa y los espacios privados

«Antes de los parques de alta tecnología de California, lo más que una corporación había hecho por un empleado era quizá proporcionarle una casa, quizá un coche, quizá un médico y quizá una tienda en la que comprar comida y chucherías. A principios de la década de 1970 las corporaciones comenzaron a ofrecer duchas para la gente que hacía carrera durante la hora del almuerzo y esculturas para tranquilizar el alma trabajadora -humanismo proactivo-, fue la primera integración a escala completa del reino de lo corporativo en la vida privada. En los 80s, la integración corporativa apuntó cuál sería el nuevo reino de la invasión corporativa de la vida mediante los «campus» como en Microsoft o Apple -con el siguiente nivel de intrusión siendo ese en el que la frontera entre trabajo y vida se difuminó hasta el punto de lo irreconocible. Danos tu vida entera y te dejaremos trabajar en proyectos interesantes».

Douglas Coupland, Microsiervos

¿Por qué dicen «campus» cuando quieren decir «trabajo»? Y no, no hablo de Redmond ni Mountain View, hablo de ¡la universidad!. ¿Por qué dicen una cosa cuando quieren decir otra? ¿Por qué dicen amor cuando quieren decir sexo? Esto es igual, ¿no?

Bocados de Actualidad (33º)

Trigésimo tercera edición (con algo de retraso) de los Bocados. Unos pocos enlaces de temática variada, para animar el lunes…

  • La vigi y el retorno del proyecto de ley para acabar con las tarjetas prepago anónimas.
  • Cyberfrancis nos enseñó a poner firefox más bonito en windows y Víctor nos ayudó a maquillarlo en Linux.
  • Denker Uber y cómo iTunes embebe nuestros datos personales en las canciones que nos vende (y pensar que cobraron más por quitarle DRM -como si eso más que devolver un derecho fuera dar un plus- para identificar a quién pone su música en el P2P. Como el dice, lo que hay que hacer es no pagar por ese servicio de mierda.

Al lío… con el lunes.

Propuesta para extender la duración del copyright en Reino Unido

Existe una propuesta para extender el copyright en Reino Unido. Parece que los políticos de aquel pais no leen sus propios informes (Informe Gowers [PDF] del Gobierno Británico, llamado así por el ministro que lo encargó). Si no es así que alguien me explique porqué decenas de sus diputados ya han firmado una propuesta para estudiar la extensión de los derechos de autor más allá de los 50 años tras la muerte del autor que contempla actualmente la legislación británica. Pero, ¿acaso no han leído el informe Gowers (enlace más arriba) que desaconseja totalmente extender el copyright y que encargó el propio parlamento británico?

La respuesta es que probablemente no lo han leído, ni falta que les hace porque me juego la mano buena que ya van bien huntados en manteca.

*** De todo esto me enteré gracias a OpenRights Group.

¡Oh dios! ¡Esto está lleno de terroristas! (y 2)

Sería divertido si no fuera patético. Alfonso Cuarón rodó en 2006 una de las películas que más me han gustado en el cine en los últimos tiempos: Hijos de los hombres, que por cierto recomiendo a todos.

Es una pena que ahora nos compare a todos con terroristas. «Perseguir la piratería es tan inútil como perseguir el terrorismo».

Gracias, Alfonso, yo sin embargo pienso que el mundo está lleno de gilipollas, ¿entendido?

*** (casi) Relacionado: ¡Dios mío, esto está lleno de terroristas!

Sobre éxito, éxito comercial y otras excusas para el expolio cultural

Hace tiempo que quiero comentar acerca de uno de los mayores problemas sociales que afrontamos actualmente: La equiparación que el sistema de mercado ha hecho de lo que se define como éxito comercial, económico, empresarial o financiero para equipararlo al éxito sin más. Es un problema grave que afecta a muchos ámbitos de la vida: desde luego al modo en que el estado gasta nuestros impuestos, pero también afecta al modelo de cultura libre/software libre, y si me apuran nos condiciona cuando elegimos un trabajo (inevitablemente).

¿Qué sucede cuándo el único éxito que concebimos en nuestra cabeza es aquel que reporta inmediatamente beneficios o resultados económicos? Sucede que, bajo esa premisa, todo lo que no sea un éxito comercial, económico, empresarial o financiero no es un éxito en absoluto. Más aún, se convierte en fracaso todo lo que no se ajuste a esas condiciones: inversiones perdidas, dinero mal invertido, grifos abiertos que hay que cerrar.

Un ejemplo práctico de este asunto. Estos días pasados fueron varias las voces que se han alzado contra el desmantelamiento que está sufriendo RTVE en aras de una supuesta mayor independencia respecto del gobierno (El Confidencial y Creative Minds). En el silencio que la sociedad española mantiene pese al deterioro diario del servicio que RTVE presta (programas cada vez más vulgares; corazón a raudales; realitys; un canal 24h de noticias que es un maldito muerto viviente; y no olvidemos que incluso Documentos TV ha tirado de documentales ajenos -de otras radiotelevisiones públicas de Europa- esta temporada) la idea expresada anteriormente (la de equiparación de éxito con éxito económico) juega un papel esencial, siendo la que realiza el trabajo duro (conseguir que aceptemos como normal lo que no lo es en absoluto).

Ese es el más grande problema. Y nace precisamente de equiparar conceptualmente éxito económico/empresarial/financiero con éxito, ignorando que hay éxitos que no rinden beneficios económicos, sino de otra forma. Y como ya digo, todo lo que no es rentable en euros es un fracaso, es inmediatamente un problema, un despilfarro, un grifo abierto que hay que cerrar o, más concretamente, una empresa pública que hay que liquidar. Esa es la idea tras la reducción presupuestaria de RTVE (incluído el desmantelamiento rapaz de Radio 3).

Pero el problema que yo veo es que eso está muy mal enfocado. Como ciudadano sabemos (o ) que parte de nuestros impuestos se gastarán (ojo, se gastarán, no se invertirán, o al menos no en el sentido estricto de poner dinero para recoger más dinero) en RTVE, RNE, sanidad y otros servicios públicos que contribuyen de alguna forma a que todos tengamos igual acceso a cosas básicas como son la información, la cultura, la educación o la sanidad, sin importar cuánto podríamos pagar por ello. Cultura y educación para todos a cuenta del estado, solidaridad pública, es la base de las revoluciones sociales que recorrieron Europa desde finales del s. XVIII. La base de la modernidad social se reduce a una frase: Igualdad y cohesión entre estratos sociales diferentes.

A mí me parece justo y que siempre haya sido así. Por eso me entristece que RTVE recorte personal porque no da beneficios y que para conseguir estos beneficios nos martilleen con una televisión pública de calidad lamentable. ¿Y el beneficio de social de tener una ciudadanía informada? ¿dónde queda eso? ¿cómo se mide? ¿Por qué no tiene RTVE un equivalente a la BBC o la CNN? La televisión pública tiene una función más allá de ser una herramienta que genere ingresos; la televisión pública no debe ser una máquina de hacer dinero, sino un sistema de información y de apoyo a la extensión de la cultura entre un pueblo. RTVE tiene un valor más allá de que sus cifras se tiñan de rojo cada año.

Pero mientras yo escribo esto el expolio continúa: Bibliotecas de pago, copyright (y canon) hasta en la sopa, un sistema educativo cada vez más flojo, la universidad cada vez más cara (¿todavía no lo notaron? En diez años -tope- hablamos) y televisión pública inexistente. La exclusión de la cultura cada vez más patente. Sir Joseph Banks se salió con la suya, al final de todo.

Ya lo dijeron Héroes (Búnbury, letrista excepcional): «Los placeres de la pobreza han vencido a mi burlada revolución». Perdonen que el post me ha quedado largo…

Microsoft Surface, o la llegada de la RFID a la mesa del bar

Ayer (y hoy) todo el mundo hablaba de Microsoft Surface. De pantallas táctiles multipunto, de la tecnología y del futuro. A mí, personalmente, me parece un invento fantástico, ¿se imaginan esa reunión con el jefe en la que en lugar de mirar los dos una pantalla en la pared miran el escritorio en el que están trabajando y pueden modificar cosas? Eso sí, queda esperar a que funcione igual que en los vídeos de demostración, porque en el mundo real estamos acostumbrados a ver anuncios a todo color y manuales cutres en blanco y negro, si me permiten la analogía. Y eso, sin entrar siquiera a pensar cuánto costará y cómo conseguirán que nos compremos uno, porque no es mi tema ahora mismo (no tengo tiempo). Por cierto que, a decir verdad, las primeras imágenes que vi de esta mesa no las vi ayer, sino en el documental «Nos vigilan» que La 2 emitió hace unas semanas.

Ahora a lo que nos importa. La pantalla nos ha gustado a todos (creo), pero tal y como mencioné a Antonio en los comentarios de su blog, lo primero que le veo son usos comerciales. Del tipo RFID en la mesa de tu bar, ya saben uno de esos bares chic, o cool (según la palabra que más odies). Seguro que esos que acostumbran a implantar VeriChip para ser más guay también ponen esto en sus mesas. La utilidad está clara: leyendo las tags RFID de todo lo que llevas y lo que estás tomando te mostrarían anuncios personalizados, te ofrecerían juegos acordes a tu perfil (en los que, seguramente, dejarte más pasta) y te cobran directamente leyendo el chip RFID de tu VISA o Mastercard. Y si todo eso se me ocurre a mí, ¿qué no pensará un buen equipo de publicistas?

Pues bien… para que no digáis que se me va la pinza, en Engadget muestran hoy una captura muy en esta línea de pensamiento…

La idea está clara, la pantalla me gusta, si lo ves en acción te maravillas pero abre nuevas vias a la publicidad personalizada que, recordemos, tiene como única finalidad separarnos mejor de nuestro dinero :)

Sistema de vigilancia y monitorización de objetos (¿y personas?) basado en láseres

El ORNL (Oak Ridge National Laboratory) ha desarrollado un sistema de vigilancia, alternativo a los actuales (RFID, videovigilancia) basado en láseres. Según cuentan este sistema es especialmente útil en entornos donde la videovigilancia no está bien vista, debido a la presencia de documentación privada y cosas por el estilo.

A continuación tenemos un esquema de cómo funcionaría el equipo (extraído de Primidi):

El sistema usa etiquetas reflectantes situadas en la superficie de los objetos/¿personas? a vigilar, de modo que al moverse éstas el haz se redirige hacia otra posición. Obviamente el sistema se completa con un detector sensible a la desviación que sufra el láser. Dicen que pueden detectar movimientos muy pequeños (inferiores a 1cm).

¿Qué opino de esto? Si dicen que lo tienen no soy yo el que los contradiga, pero dudo de su aplicación práctica a gran escala. No es viable, no es seguro. Mientras que la emisión de una etiqueta RFID es omnidireccional, el haz láser tiene una única dirección. De este modo haría falta un haz láser para cada objeto que queramos vigilar (ya que sólo podemos «enfocar» uno cada vez. No está mal para vigilar cosas importantes, pero en principio no es viable vigilar todo todo el tiempo (los fabricantes de punteros láser estarán contentísimos con la idea, seguro). Menos viable aún vigilar a una persona con este sistema, a menos que nos forremos de lentejuelas… claro. Está bien, ellos dicen que este sistema es la hostia en verso, pues yo no acabo de pillarlo.

Con todo lo anterior este proyecto tiene algo que me gusta (dentro de lo que cabe y comparando con alternativas existentes): En principio estoy seguro de que es un buen sistema para detectar movimientos de objetos pero no tanto para monitorizar (basta con cubrirlo con una tela ya dejas de saber por dónde va el objeto), al menos esa es la impresión que tengo. Además no me parece viable tener infinitos láseres para infinitos objetos de nuestro día a día (llaves de coche, de casa, pendrive, ropa, tetrabrik de leche, galletas, …). Además no veo cómo piensan monitorizar a personas con este sistema (¿traje de lentejuelas/etiquetas?), lo cual me hace pensar que efectivamente esto no ha sido desarrollado para controlar personas sino objetos. Eso es bueno, muy bueno comparado con medidas poco respetuosas con nuetros derechos y nuestra intimidad (videovigilancia, RFID). Dicen además que el sistema sería más seguro que las etiquetas RFID y que pueden ser medidos a más distancia. Lo segundo es cierto a todas luces (según comentan el sistema trabaja de forma idéntica a los sistemas Sonar/LIDAR usados en geología y sismología), lo primero me lo creo menos. No creo que puedan dar un identificador único a cada etiqueta y leerlo con el láser a centenares de metros de distancia… sin que nadie más pueda tener acceso a esa etiqueta con su propio sistema de detección. Creo que afirmar lo que afirman es arriesgado.

La parte mala es que un sistema limitado a objetos contados (al que a falta de más información le veo agujeros), no indiscriminado, no gozará del beneplácito de la industria de turno (por útil que sea para vigilar esos objetos), ya sea la productora de dispositivos (que lo que quiere es vender muchos dispositivos) o los supermercados y sus estrategias publicitarias (que lo que quieres es saber absolutamente todo sobre el cliente, qué compra, cuándo, cómo lo usa) y que siempre va a preferir un sistema como el actual RFID que da información de todos y cada una de los objetos que compramos incluso cuando ya lo tenemos en casa.

En fin, una pequeña curiosidad… no quiero llevarle la contraria al ORNL, si ellos dicen que esto es más potente que la videovigilancia y la RFID habrá que estar atentos (supongo que no van muy de farol, porque la industria comprobaría eso con relativa facilidad), pero es que no me lo acabo de creer, me parece bastante simple así visto el sistema…

Fuente:http://www.ornl.gov/
Via:Engadget

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