¿Por qué el DRM es una trampa a evitar? El caso de Google Video Store

Los sistemas de gestión de restricciones digitales (DRM, Digital Restrictions Management) son una trampa para las personas que gastan su dinero en alquilar contenidos de este tipo. Da igual dónde se compren estos archivos, ya sean en iTunes, en la tienda de Zune (Microsoft), ya sea en forma de CDs con sistemas anticopia o ya sea en la tienda de vídeos de Google, que próximamente presentará su cierre.

¿Qué pasa si pagas por descargar un archivo con DRM y la tienda cierra y desactiva la verificación del DRM del archivo? Pues que tu archivo dejará de funcionar y tú habrás gastado tu dinero en balde. Y eso es lo que le va a pasar a todas las personas que en su día acudieron a la Google Video Store (tienda de vídeos de Google), que ahora va a cerrar dejando a los usuarios en la estacada (SMH vía Slashdot).

Google se ofrece a compensar con crédito en Google Checkout a las personas que habían comprado algo en su tienda, en lo que parece una extraña visión de lo que es una ruptura unilateral de un contrato: 1- Google y el comprador acuerdan un servicio de alquiler de visionado de archivos con restricciones; 2- Google rompe el contrato de prestación de servicio unilateralmente; 3- Google te obliga a gastar el mismo dinero en lo que quieras pero utilizando sus créditos. Algo así como un «vale por …».

¿Pero qué coño es esto? ¿Cuántas veces hemos visto al defensor del consumidor alertando (sobre todo en rebajas) en TV que tenemos derecho a reclamar la devolución del dinero, y no un vale para gastar en la tienda…? Pues a eso juega Google, a las peores tácticas de la tienda más cutre de tu ciudad. Pero que lo haga una de las empresas más grandes del mundo ya suena a agresión. Un motivo para jamás pagar por un archivo con DRM (cada euro que gastas apoya algo, yo de tí no pondría mis euros en un sistema así).

Saliendo de ese punto concreto, cambiar el sistema de DRM es algo que otras tiendas han hecho a menudo, por ejemplo Microsoft, para así descolocar un poco el mercado que pretende montar negocios paralelos con su servicio. En el caso de Microsoft el caso era tan ilustrativo que incluso traicionó a sus socios comerciales (empresas que habían licenciado su tecnología de DRM para vender archivos en sus tiendas). Está claro que en un entorno violento como es el de los DRM, el campeón mundial de hijoputismo tiene mucho que ganar. Así que niños, tengan cuidao, no vayan con malas compañías. Si quieren música y además sienten el deseo irrefrenable de pagar por ella pueden ir a su tienda habitual y comprar un CD de los de toda la vida (vigilen que no tenga anticopia) o ir a tiendas que venden música sin restricciones basura como eMusic.

Por eso el DRM es una trampa a evitar, porque no es un acuerdo en el que las dos partes se dan un apretón de manos y acuerdan cómo van a realizar una transacción comercial. Es una imposición de una parte sobre la otra. Imposición de cómo, cuándo, cuánto tiempo, dónde y quién podrá usar algo. Es inaceptable y siendo algo duro diría que si lo aceptas mereces lo que te caiga encima, por no defender tus derechos como persona y como comprador. Pero no lo diré, tan sólo diré que no recomiendo a nadie gastar su dinero en servicios que te piden algo a cambio de nada, y eso es precisamente lo que hacen los DRM.

Universal vende música sin DRM… pero no en iTunes

Esta se la dedico a todos los que hacían palmas con las orejas cuando el hipócrita de Steve Jobs pronunció sus «thoughts on music» y dijo que el DRM era malo y que lo iban a abolir, y que él no había tenido la culpa del DRM de iTunes, sino las malvadas discográficas que no querían otro sistema. El tiempo es infalible con los mentirosos, siempre quedan al descubierto.

Sucede que Universal Music (la mayor discográfica del mundo) va a vender música sin DRM a partir del 1 de enero en Amazon, en el sitio online de Wal-mart y en general, en todas partes… excepto en iTunes. Cito de Abadía:

«Universal Music ha dejado claro que la totalidad de su catálogo disponible en iTunes seguirá contando con DRM, ya que Apple ha aprovechado su posición de dominio indiscutible en el sector de la música online y se ha negado a aceptar las pretensiones de la discográfica, por lo que continuará haciendo uso de su DRM propietario en iTunes.»

Ahora vas y lo cascas. Y todavía algún fanático taliban pro-Apple pondrá paños calientes y lo defenderá…

Vallas y ventanas («Fences and Windows») de Naomi Klein

Vallas y ventanasVallas y ventanas (Ed. Paidós, 2004) es el título bajo el que Naomi Klein (conocida por su libro No Logo del que ya hablamos [1 y 2]) recoge una serie de artículos y columnas de opinión escritas a lo largo de 2 o 3 años en diversos periódicos. Es un libro escrito desde el corazón, y eso puede ser bueno o malo; o ambas cosas a la vez.

La realidad es que Naomi Klein, por más que le gustaría mantenerse al margen y ser una periodista más, no consigue mantenerse al borde de la noticia y de los asuntos que le interesan. Y eso es grande. Tenemos a una reputada escritora y periodista apoyando a jóvenes neohippies anarquistas que quieren un mundo mejor. Y lo apoya sin tapujos, lo que sucede es que este apoyo, casi incondicional, le resta fuerza (la fuerza argumental de la imparcialidad) a sus artículos. Es cierto que los hechos son los hechos: que la policía de Canadá detuvo a anarquistas de forma preventiva cuando éstos iban a Quebec, que pincharon sus teléfonos, que rocían de gas mostaza a la multitud, que las fuerzas del orden juegan mucho a provocar en todas partes del mundo es de sobra conocido. Eso son hechos. Lo que sucede es que el aroma en que Klein los envuelve hace que parezcan un poco exagerados.

Sin embargo explica muy bien las principales inquietudes de este movimiento distribuido: la verdadera globalización, un movimiento que persigue que no sólo esté permitido el desplazamiento de mercancías y dinero, sino también de personas. Un movimiento que lucha contra las instituciones supranacionales que alejan el poder de los ciudadanos (la OMC, el FMI, o las diversas instituciones europeas que no son democráticas) para eliminar todas aquellas que no quieran comportarse según reglas democráticas. Creo que la idea más importante del libro es que la «antiglobalización» no es tal, sino que persigue una auténtica globalización democrática en la cual las instituciones supranacionales no sean elitistas y oligárquicas que actúen impunemente en contra del bien de la mayoría de personas (ya que al no ser elegidas por el pueblo no pueden echarlos en las próximas elecciones).

Este libro, a mí, me ha gustado mucho. No puedo negar que Naomi Klein me ganó hace años con No Logo, un alegato excelso contra la invasión publicitaria. Tras leer «Vallas y ventanas» dan ganas de mejorar el mundo, de involucrarse en más cosas y eso difícilmente puede ser malo. No es un libro muy largo y pese a que se trata de un conjunto de artículos, con la aparente falta de cohesión que ello conlleva, el hilo de las anotaciones se sigue bien por el mismo modo en que están organizadas. Yo le doy un 7 sobre 10, un 7.5 si ponderamos que se lee muy rápido y que si no lo disfrutamos mucho tampoco perdemos muchísimos días.

Spock.com y sus planes de vigilancia distribuida

Me llegó ayer por correo un enlace a France2 (fr) en el que se habla de Spock, un buscador específico que pretende con sus arañas indexar la web en busca de datos personales y trazar con ellos perfiles personales que agrupen datos personales de personas. Esto conlleva que la frontera entre vida personal y vida profesional se estrecha al facilitarse la reunión de estos datos. Esto, además de hacer más fácil la vida a los curiosos puede darte alguna que otra sorpresa en situaciones muy reales como una posible entrevista de trabajo en la cual tu entrevistador conoce tu intimidad (no parece una situación agradable).

Spock.com pretende rastrear la web para acumular información personal de todas las personas que están en internet, con el añadido de que no sólo planean utilizar arañas para indizar la web sino que prevén utilizar a personas para corregir datos o ampliar perfiles que el sistema automático no permite procesar adecuadamente. Para conseguir eso necesitan que cualquiera pueda participar, claro. ¿Cuál es la promesa de Spock? «si quieres poder confiar en los perfiles desconocidos que encuentres, colabora para que los perfiles de aquellos que conoces sean fiables». De esta forma la vigilancia se vuelve distribuida y nadie está a salvo de mantener su vida privada como tal de nada por muy bien que cuides tu intimidad.

Eso sí, con las pruebas que he hecho los resultados dejan mucho que desear. Buscando por nombres he tenido que subir hasta Beckham para obtener un resultado relevante (pero es que «Beckham» ya es preguntar fácil), buscando por profesión si pruebo «físicos» resulta que los perfiles que aparecen son todos de físicos fallecidos (Einstein, Newton, Feynman, Bohr, Planck), excepto Stephen Hawking y algún otro. De modo que la utilidad para buscar perfiles profesionales tampoco parece muy depurada. En cualquier buscador genérico (al menos en los conocidos) es más rápido encontrar información sobre cualquier persona.

Seguro que ésto no es para ellos un problema (al menos por ahora) ya que al fin y al cabo el meollo del asunto es construir una enorme base de datos, seguro que todavía no saben ni cómo la van a explotar, pero eso ya lo pensarán más adelante. De momento a montar la base de datos, bien gorda, bien completa. Ya verán cómo amortizarla.

*** Relacionado:
Para no ponérselo más fácil a las redes de agregación de datos: Twitter y la tentación de hablar demasiado.

El ¿mejor? comentario de Meneame de la historia

Soy de los que piensan que si algo diferencia a Barrapunto de Meneame (como a Slashdot de Digg) es su comunidad. No tanto que la comunidad de Barrapunto sea más especializada (me juego la mano a que la mayoría miramos las dos webs), sino a que Meneame es más propenso al trolleo (y ya es decir… ). Como que la diferencia entre la comunidad de uno y de otro se plasma en qué comentarios. Dimé qué cosas comentas y te diré quién eres.

Y sin embargo el comentario más divertido que he leído en muchísimo tiempo me lo he encontrado en Meneame, acerca de la teoría estadística de los infinitos monos (igualmente divertida).

El comentario lo firma hans_madrid:

Completamente de acuerdo. Me he partido el ojete intentando reproducir la conversación entre los científicos y su superior.
– Por cierto, ¿qué hubo de ese experimento de los monos?
– Em… bueno, no salió como queríamos.
– ¿No fue concluyente?
– En realidad… bueno, en realidad se defecaron y orinaron en el teclado.
– ¿Y no hicieron nada más?
– Bueno, también escribieron eses. Martín dice que podría estudiar sobre por qué la ese.
– ¿Me están diciendo que nos hemos gastado una pasta del laboratorio para traer, cuidar y alimentar a seis monos durante un mes, y que los monos escribieron eses, cagaron y mearon basicamente?
– Bueno, más o menos sí. También atacaron el teclado con una piedra. Martín dice que
– No me jodas con Martín. ¿No habíais pensado que si metéis a un montón de monos en una jaula eso es lo que va a pasar?
– En realidad no señor. Hay una teoría…
– Puf. Déjelo. ¿Cómo va el experimento de poner el elefante sobre la flor?
– Parece que la flor… no es tan consistente como en la teoría matemática, señor.

Me ha parecido casi tan divertido que aquel glorioso comentario en el blog de Bruce Schneier.

Las patentes matan pacientes

Eso (pero en el inhóspito idioma de la pérfida Albión, que diría mi amiga M) es lo que rezaba una de las pancartas que llevaban los manifestantes cuyas imágenes acompañaban a una de las mejores noticias que he oído recientemente: Un tribunal de la India desestima el recurso de la poderosísima Novartis contra una supuesta violación de patentes industriales en aquel país, famoso por la enorme cantidad de medicamentos genéricos que produce. La decisión no es definitiva pero de momento apunta en la dirección acertada.

De este modo los tribunales Indios ponen a su pueblo por encima de Novartis y decide que los cientos de miles de habitantes de chavolas de Calcuta no podrán pagar el medicamento anticancerígeno al precio que lo exige Novartis. No hay que olvidar que ésta es también una forma de proteger su industria: miles de pequeños laboratorios fabricando genéricos que de otra forma habrían tenido que cerrar. Lo interesante es que los tribunales toman una decisión tan extraña estos días que más de uno pensará que lo están haciendo mal: ¡Han osado llevarle la contraria a un gigante de la química farmacéutica para permitir acceso barato a medicinas!

Alguno se habrá creído las mentiras de Novartis sobre el fin de la investigación farmacéutica, nada más lejos de la realidad. Lo que Novartis quiere es un monopolio de explotación mercantil con una mercancía tan importante como un medicamento anticáncer. El problema de Novartis es que ellos desarrollan el medicamento, pero lo desarrollan apoyándose en la ciencia desarrollada por miles de personas en todo el mundo (y financiada en el 99% de los casos con dinero público). ¿O acaso alguien cree que Novartis descubrió todos los avances en química y biología? Claro que no, pero los usan porque eso es la ciencia, averiguar cosas y hacerlas disponibles para que otros las mejoren. Pero Novartis usa todo el bagaje de conocimiento anterior y más allá de hacer un uso justo del mismo pretende proteger sus propios avances del uso «indebido» que otras personas puedan hacer de él. Eso es una patente médica, algo que no debería existir.

De modo que la India defiende sus intereses pero también los de su pueblo y sí, le llevan la contraria a un gigante supranacional… ¿y qué? Lo mismo que Alejando Sanz tiene para comprarse mansiones aunque sus fans puedan descargar su disco sin pagar, Novartis tendrá enormes beneficios aunque mucha gente tenga acceso a un coste mucho menor. El problema de las farmacéuticas es que juegan al rollo lacrimógeno de «sin esto la investigación se muere». Falso. Las farmacéuticas tienen un oligopolio brutal y global y le sacan unos rendimientos tan grandes que desmayarían a cualquier trabajador autónomo (y no autónomo) de los que conozco. Su negocio sólo mira a los países pobres para utilizarlos como pruebas, maltratándolos luego con precios prohibitivos e inaccesibles para el sueldo de 1 Eur/día.

El problema es que en occidente nos sobra dinero. Nos quejamos porque somos mil euristas (y no nos faltan motivos), pero compárense con otras gentes. Nosotros con nuestro mileurismo tenemos que vivir y nos sobra tanto dinero que en lugar de comprar arroz del barato compramos el caro porque es biológico, y lo mismo con el maíz y con el pan. La atención médica nos sale «gratis» (no es gratis, pero como la pagamos «en segundo plano» no nos percatamos de lo mucho que nos cuesta) de modo que no valoramos lo que para la gente de países como la India supone caer enfermo sin tener una seguridad social en la que caerse muerto.

Yo me alegro de esta decisión (aunque aún no es definitiva). Una vez más, como siempre, son los países pobres los que ponen freno a la locura global, ¿no se deberá esto a que la locura global (tal y como está dirigida por los países ricos) lejos de promover la igualdad entre países los está separando aún más? Yo estoy convencido de ello y por eso esta noticia me alegra: en la era del consumidor aún hay países que piensan en sus ciudadanos.

[No tengo enlace a las fuentes porque lo vi en TV -creo que en BBC-; he puesto un enlace a Bottup]

6 de agosto de 2005

Siempre quise empezar con una frase eléctrica, de ésas que te dejan atado a la pantalla hasta que acabas de leer el texto completo. Quede claro, pues, que desde el primer momento esto no fue lo que yo pensaba que esto iba a ser o debía haber sido. Unas veces nosotros escogemos el camino, otras veces el camino nos escoge a nosotros.

Llevamos ya dos años blogueando, en realidad se cumplieron ayer 6 de agosto. Dos años completos con algunas paradas técnicas. En estos dos años hemos aprendido bastantes cosas, sobre todo acerca de los temas que ocupan principalmente el blog: privacidad, rfid, videovigilancia, la intrusión de la publicidad en nuestras vidas, derechos de reproducción, globalización y software libre.

Supongo que al resto del universo (bueno, a esa porción infinitesimal del resto del universo que pasa por aquí) este blog le ofrece alguna información y reflexiones desde un punto de vista que jamás sale en televisión sobre asuntos que jamás salen en televisión, a veces comentarios generales sobre la web o algún que otro truco para solucionar un problema con Ubuntu. A mí este blog me ha servido para dos cosas: conocer personas y aprender bastante, precisamente, sobre los temas que trato. Somos lo que queremos y este blog me va haciendo cada día gracias a esta especie de relación biyectiva.

Dos años para crecer desde un blog albergado en mi propia casa a un modesto alojamiento externo. Cientos de anotaciones (más de 800), cientos de comentarios; y a pesar de eso lo mejor del blog no son ni las anotaciones (sé que a veces son un follonero irredento :P), ni los comentarios, ni las visitas que recibimos. Lo mejor del blog son las personas que se esconden tras todos esos comentarios, correos y apuntes recibidos. Lo mejor del blog no es el blog. Jamás podrá serlo porque el blog no es un fin sino una herramienta. Si tengo que escoger algo de esto, me quedo con la gente que he conocido y conozco a través de este invento. Esa gente (ellos saben quiénes son) que quizá ve las cosas como tú (a veces no tanto) y que la naturaleza distribuida de la blogocosa, el mar de flores que diría David -que para eso es más poeta que yo-, permite conectar.

Por eso, porque este blog no resultó ser como yo lo esperaba, es por lo que yo siempre habría querido empezar con una frase poderosa pero cuando quise darme cuenta ya había comenzado con un «parece que funciona», como los técnicos de sonido antes de los conciertos –uno, dos, probando, tres, cuatro, probando, probando-. Quise jugar a ser Audrey Hepburn y conquistar el mundo con una mirada y chasqueando los dedos, pero me quedé en folclórico vociferante, ¡qué le vamos a hacer! Si ese es el modo en que las cosas tienen que ser, que así sean. Si el camino me escoge a mí la decisión está tomada: seremos folklóricos aún más tiempo. Dos años ahora, y aún contando.

¡Qué ustedes lo disfruten!

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