El precio justo del cine

Hace unos días (en realidad semanas, que esta entrada se quedó en borrador) charlaba con unos amigos tomando una cerveza, delante de un cine. En el cine se anunciaba la película Klimt (que ya se estrenó en todas partes hace bastantes meses) y fue cuestión de tiempo llegar a la pregunta clave: ¿Cuál fue la última película que viste en el cine?

La situación fue muy divertida. «uhmmm déjame que piense», decía uno; «uffff es que no voy mucho, está muy caro» concluía otro… Así fuimos cayendo todos. Yo puedo decir que la última película que vi en el cine en España fue una pelí para la que un amigo (¡hola Alkar!) consiguió pases en el preestreno; eso fue en primavera. La última a la que fui pagando fue Pequeña Miss Sunshine, si no recuerdo mal; y de eso hace aún más tiempo.

¿Por qué el cine se ha convertido en un lujo asiático? ¿Qué hace que ver una película en el cine cueste 6-7 euros? Sin duda existe un factor que influye: la negativa de los estudios a proyectar copias digitales de las películas. Viviendo en el pánico constante de que sus películas campen por la red sin que a ellos se les llene el bolsillo de billetes, los estudios siguen distribuyendo a los cines pesados rollos de películas que cuesta mucho dinero producir y transportar. Además de crear escasez, ya que al haber un número limitado de copias los cines pagan más para poder tenerlas.

Pero la situación roza lo ridículo. ¿Evita este sistema de distribución que las películas vayan a parar a las redes de intercambio de ficheros? Pues no. Entonces, ¿No sería más lógico combatir la tendencia a bajar películas adoptando sistemas de distribución que posibiliten una bajada de precios manteniendo los beneficios, de forma que más gente se decida por ir al cine?

Y de ahí saltamos a una pregunta interesante, ¿Cuál es el precio justo del cine actualmente? Estoy seguro que sólo con eso la entrada del cine podría bajar los precios bastante, y permitir que todos ellos ganasen el mismo dinero. Pero claro, eso sería actuar en consecuencia y usar el cerebro; aplicarse a la ley del libre mercado que tanto defienden cuando les sale del alma. El mercado libre me indica que puedo conseguir películas gratis y legalmente. Un precio reducido se compensaría por el placer de estar en el cine, pero un precio abusivo me provoca rechazo, y no pasaré por el aro con frecuencia.

Y la situación no tiene visos de cambiar. Mientras reaccionan, las visitas al cine se han convertido en una actividad cada vez más excluyente, nada que ver con ser el ocio juvenil por excelencia que nos cuentan nuestros padres. Y que nadie se crea las mentiras de la industria, la gente cambia de hábitos, pero el cine no ha pasado de moda: nos gusta lo mismo, pero es una tomadura de pelo que los precios se mantengan artificalmente altos cuando existen métodos para reducir costes. Si no lo habían pensado, sitúense en el mundo de la música: ¿no es un abuso vender música digital a precio de CD analógico con portada y cajita?.

Poseer «The Anarchist Cookbook» es ilegal en Reino Unido

The Anarchist Cookbook (William Powell, 1971) es un libro que contiene información para la fabricación casera de detonantes, drogas de abuso y dispositivos básicos para piratear telefonía (es lo que se hacía en aquella época), entre otras cosas. A pesar del nombre, numerosos colectivos anarquistas (como CrimethInc) se desmarcaron de este libro desde un principio.

Pues sucede que el gobierno británico, amparándose en la Terrorism Act 2000, considera la posesión de este libro como un delito de terrorismo (BBC), y ha encausado a un joven musulman de 17 años por tener en su poder una copia del mismo.

Por supuesto, estando en 2007, en UK, y tratándose de un musulmán estaba claro que el delito imputado sería de terrorismo. Aún así, hay algo que me sorprende: la imprecisión de los cargos, citando a la BBC:

The teenager faces two charges under the Terrorism Act 2000.

The first charge relates to the possession of material for terrorist purposes in October last year.

¿Cuál es el cargo? Veo dos posibles lecturas.

  • (posesión de material) para propósitos terroristas
  • posesión de (material para propósitos terroristas)

Supongo que mi formación científica me hace maldecir las inexactitudes de la lengua, pero es que uno de esos sentidos es punible, pero el otro puede ser todo y nada y no es punible en absoluto. ¿Tener Mein Kampf es sinónimo de ser un fascista adorador de Hitler o implica el deseo de realizar una limpieza étnica? Pues no lo es, y del mismo modo tener The Anarchist Cookbook tampoco es sinónimo de nada.

Pero ese chico no ha hecho nada, no ha detonado bombas, ni siquiera ha quemado cajeros automáticos. No mató a Charles de Menezes. Tiene 17 años, es musulmán (sigue al dios equivocado para vivir en Reino Unido; equivocado para su seguridad, sobre todo) y tiene un libro incómodo. Y en este contexto es en el que Gordon Brown quiere aumentar la retención preventiva sin pruebas hasta los 56 días. Una reducción de derechos y libertades que de consumarse sería alarmante.

Bocados de Actualidad (38º)

Una maravillosa mañana de domingo. Suena Rufus Wainwright, que ayer dio un concierto glorioso. Esta semana hay muchas cosas que quería haber comentado y no comenté. La trigésimo octava edición de los Bocados de Actualidad nos dice que:

  • El juguete de la semana es el Twitter distribuido (¡y libre, claro!) desarrollado por David de Ugarte y la gente de Las indias electrónicas. Lo llamaron Red de miniposts distribuidos. Está desarrollado a modo de parche/plugin sobre wordpress así que si tienen wordpress no sé a qué esperan para instalárselo.
  • Abadía digital se hace eco de las protestas contra yahoo! por parte de organizaciones pro-libertades, por culpa de los chanchullos de Y! con la dictadura de aquel pais.
  • Arturo Quirantes nos avisa que el tribunal supremo impide que se espíe el correo-e de los empleados.
  • Desde luego el asunto de la semana es la sentencia a la Frikipedia y la campaña de apoyo que surgió en la blogosfera. Mucha gente habló de ello, hubo comentarios que me gustaron más y otros que menos. Como cada cual sabemos lo que os enlazo la viñeta de Geek in love que lo explica a las mil maravillas.
  • ¿Pensando en cambiar de ISP? Zona comparativa puede ahorrarte más de un dolor de cabeza al ayudarte a comparar precios de distintos proveedores con distintos criterios.

Y esto es todo por ahora.

Lawrence Lessig habla sobre la cultura del remix

Hay una charla muy interesante de Lawrence Lessig en TED que he descubierto gracias a RinzeWind. En ella Lessig habla de la cultura del Read-write frente a la cultura del Read-only y de cómo la ley está estrangulando la creatividad. Son 19 minutos (y en inglés, por si hay fóbicos al idiomas de Shakespeare por aquí) pero de verdad que vale la pena.

Hay algunas ideas interesantes: La primera tiene que ver con el uso justo de los materiales que se encuentran protegidos por derechos de reproducción y diversos sistemas anticopia. El uso justo (como crítica, investigación, parodia) está limitado por la imposibilidad de copiar todo o parte del material. Es una violación de los derechos legales (incluso en EE.UU., cuya ley es abiertamente más restrictiva que la nuestra) que aún así se consiente.

La segunda es una idea que gira sobre la misma y que no está contenida en la charla: ¿Dónde irá a parar el Fair use en sitios web como YouTube cuando éstos implementen sistemas de detección de videos que contengan la totalidad o fragmentos de obras protegidas? ¿Se eliminarán también los videos que hacen uso de un derecho legal como la parodia?

La última es de sobra conocida por todos y no es extrapolable a la legislación española, pero la idea es la misma: ¿por qué se transmite el mensaje de que copiar las cosas y compartirlas es algo malo o un delito? La cosa es que en españa no es delito si no existe ánimo de lucro (y aquí lucro está entendido no como cualquier cantidad que se ahorre, sino una cantidad abultada, dejen de decir que copiar un cd es lucrarme con los 15 euros que no me gasto), pero en EE.UU. copiar música que no has pagado es ilegal. ¿Se puede mantener a toda una generación en la ilegalidad? Claro que no: podrás expulsarlos a los callejones más oscuros de la ciudad, pero no conseguirás que dejen de copiar.

El vídeo en la web de TED, para que lo disfruten.

TiVo vende información de sus usuarios a los anunciantes

TiVo es un servicio de grabación de programas televisivos bajo demanda, que de esta forma nos permite ver los programas que queremos ver a la hora que podamos o deseemos verlos.

Aunque en España el nombre suene a chino a la mayoría, se trata de un servicio enormemente popular en EE.UU., el más popular en su categoría, sin duda.

Pues TiVo, ha decidido que la información personal de sus usuarios (quién, qué, cómo, cuándo, ve cada usuario sus programas de televisión) es un filón de dinero impresionante y ha decidido vender a otras empresas toda esta información personal para su uso publicitario (Xataka). Precisamente el tipo de actuación que la mayoría de usuarios no se espera, y que viola nuestra privacidad.

Habrá que estar atentos a ver qué sucede, pero desde luego estamos ante otro caso similar al de Facebook que comenta Antonio Ortiz: la empresa se embolsa dinero extra (el servicio de TiVo no es gratuito) pero el usuario no ve un beneficio derivado de esta venta de información. No es como los anuncios en las búsquedas de Google en los que el usuario puede encontrar lo que busca, es un mercadeo que los usuarios ven desde la barrera. Y sudando por saber dónde llegarán sus datos. Con estas premisas el sistema no debería tener buena acogida por parte de unos suscriptores que pagan puntualmente, pero quizá eso no los detendrá…

Free Krusher, la blogosfera apoya a la Frikipedia

La blogosfera grita de dolor. El asunto de la condena a la Frikipedia que comentábamos ayer se extiende por la red y genera revueltas curiosas, como la que se ha apoderado de meneame, el agregador colectivo de noticias.

A primera hora de la mañana, casi todas las noticias en portada se relacionaban con el asunto de la frikipedia, pidiendo apoyo para Krusher. Aquí tengo una captura de pantalla de ese momento:

La lista de blogs y webs que se hacen eco de esto es inacabable, paseen un poco por ahí, seguro que encuentran un montón.

Lo que los terroristas quieren

El objetivo de los terroristas es causar terror, a veces para conseguir un objetivo político más adelante y a veces como simple consecuencia del odio. Los muertos que provocan los terroristas no son el objetivo, son el medio. Reventar aviones, trenes, mercados, quemar autobuses o cajeros; los actos de terrorismo no son el fin, son la herramienta.

El objetivo real de los terroristas somos el resto de la población: millones de personas que no somos asesinados sino aterrorizados por los asesinatos. El objetivo real del terrorismo no es el acto en sí mismo, sino nuestra reacción al acto. Y nuestros políticos, con sus políticas de miedo dirigidas a recordarnos que vivimos en un mundo lleno de peligros donde cualquiera puede activar el detonador que acabará con la vida de nuestros hijos y la nuestra propia, están haciendo exactamente lo que los terroristas quieren. Los terroristas no ganan la batalla cuando ponen la bomba, ganan la batalla cuando nuestros gobiernos reducen nuestras libertades y nuestros derechos para defendernos de unos terroristas que quieren acabar con nuestras libertades y nuestros derechos. ¿No resulta paradójico y recurrente? Esto es así, por duro que pueda resultar: los desafortunados que sufren la onda expansiva de una explosión terrorista no son el objetivo.

Antes que nadie me pregunte si estoy equiparando la muerte de un inocente con las molestias que genera el teatro de seguridad de las colas en el aeropuerto, los sistemas de videovigilancia públicos que inundan nuestras ciudades y el hecho irritante de que todo, absolutamente todo, lo que hacen sea por nuestra seguridad ante el terrorismo, les diré que no las estoy igualando. Pero antes de que se vayan les diré que no las equiparo en absoluto, pero que el terror policial también causa muertos. ¿Recuerdas quién es Charles de Menezes? Pues Charles de Menezes estará para siempre congelado a la edad de 27 años, su rostro eterno impertubable en una foto que el mundo puede ahora contemplar en la Wikipedia, para siempre joven. Murió asesinado mientras leía sentado en un vagón de metro, lo mató un policía del metro de Londres que luchaba contra el terror. El terror de leer en el vagón de metro en tiempos de terror. Terror (1) mediático (2), claro.

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