El concepto de brecha digital es uno de los pocos conceptos relacionados con internet que a menudo llegan hasta el mundo real para ir a llenar titulares en los medios de comunicación. Aún reconociendo esto, el concepto de brecha digital que suelen manejar estos medios difiere bastante de lo que en realidad viene a ser la brecha digital, entendida como algo que provoca desigualdad entre los individuos.
La brecha digital, tal y como se la refiere habitualmente, tiene que ver con el acceso a la red. La verdad es que brecha digital y acceso a la red no son la misma cosa, de modo que asociar ambos conceptos es erróneo. Quizá en la actualidad podemos separar a las personas según tengan acceso o no a la red, pero pronto, aún antes en los países ricos, todo el mundo tendrá acceso móvil a la red. Cuando todo el mundo tenga acceso a la red, ¿desaparecería la brecha digital? ¿cómo debemos definir la brecha digital para que se ajuste a la realidad social?
No parece probable que la brecha digital desaparezca el día en que toda la población tenga acceso a la red. En un mundo siempre conectados donde todo el mundo tenga acceso a la red, la verdadera brecha digital no es el acceso a la red, sino tener la educación suficiente para saber usarla. El reto en la red es saber emplear las herramientas que te pone en la mano para no perder el rumbo. La exclusión, que define la cultura y el grado de ilustración que podrá adquirir una persona, juega en esta nueva brecha digital un papel importante. La brecha digital no es algo nuevo, sino que es la traslación a la sociedad digital de la más antigua de las desigualdades sociales: la del acceso a la educación.
La generación deliberada de exclusión (apoyada en la restricción de copia por vía legal o técnica) mediante la creación de leyes que van endureciendo el acceso a la cultura (eliminación de bibliotecas públicas y el préstamo de pago en las mismas, restricción de copia) se convierte entonces en un mecanismo para mantener a la población bajo control limitando su propio criterio y su capacidad de uso de la red. El cercamiento digital es parte de esa brecha digital, quizá en forma de valla limítrofe.
La brecha digital separará a los que sepan usar la red de los que no sepan usarla. El acceso a la cultura y a la educación será capital para superarla. Los «autoexcluídos» son los que escogen levantar una brecha digital que los aísle del mundo aunque dispongan de medios para evitarla y eliminarla. Contra todo pronóstico, habrá quien escoja esa opción (ya hay quien la ha escogido, no hay que viajar en el tiempo para verlo).