Democracia, libre mercado y las oportunidades perdidas de la falsa globalización

El concepto de globalización ha sido tan mal utilizado que ya nadie se lo toma en serio. El problema es que la mercadotecnia de los cerebros neoliberales ha funcionado a la maravilla y asimilamos la globalización, un proceso que no ha tenido lugar y potencialmente beneficioso, a la globalización neoliberal, esta falsa globalización que nos han construido a base de membranas semipermeables -llamadas fronteras- a través de las cuales el dinero y los productos pueden circular por todo el mundo pero no sucede así con las personas.

El principal objetivo de este entramado semipermeable es generar escasez. Ese sistema garantiza que se podrán producir productos allí donde hay un exceso de mano de obra (lo que permite bajar los sueldos) y vender allí donde haya escasez de producto (lo que permite subir los precios). Es así con productos tan variopintos como el arroz, la ropa o el iPhone. El férreo control fronterizo es el baluarte que mantiene el pie el sistema de explotación que maximiza los beneficios para una mínima élite de beneficiarios. Al fin y al cabo, en Yakarta hay niños pequeños capaces de fabricar ordenadores, aunque nunca podrán usarlos. Todo una muestra de lo que este sistema es capaz de conseguir.

La excusa para la implantación de este sistema tan altamente injusto es que el libre mercado no sólo traería riqueza sino que la apertura de las economías haría que los regímenes autoritarios de diversas partes del mundo se vieran obligados a abrirse a la democracia. El ejemplo típico es que el libre mercado tumbaría al comunismo en países como China y ayudaría a implantar la democracia. Lo primero se mostró cierto: China ya es una economía capitalista; lo segundo era un argumento falaz y, consecuentemente, no se cumplió nunca. El principal problema es que con el fin de estas políticas de libre mercado no era implantar democracias, sino liberalizar mercados. Por tanto, una vez la oligarquía de la China dictatorial permitió hacer negocios, ningún gobierno occidental exigió reformas democráticas. Ni ninguna empresa.

Por contra, no es sólo que la promesa del libre mercado como portador de nuevas democracias se demostrara falaz, es que lo contrario parece una tendencia al alza: las democracias se debilitan para proteger el libre mercado. Para proteger ese sistema injusto se endurecen los controles fronterizos, para cazar y expulsar inmigrantes se endurecen las leyes contra los inmigrantes sin papeles. El fin del anonimato en la telefonía móvil impuesto por la retención de datos avanza en ese sentido. La nueva directiva de la vergüenza también. La privatización de las empresas estratégicas (energéticas y transportes) suponen el paso desde el control público al de una pequeña oligarquía de una buena parte de la infraestructura social y sitúa al ciudadano un eslabón más lejos de aquellos sobre los que tiene que ejercer el poder, un eslabón insalvable que lo aleja definitivamente del mismo.

Podría pensarse que el fracaso de la globalización neoliberal por implantar o fortalecer la democracia en las potencias emergentes como China o India no tiene a medio plazo ninguna consecuencia para occidente. Pero sí la tiene. La mayoría de expertos coincide en que esas potencias podrían estar dominando el mundo en apentas treinta o cuarenta años. Treinta años en los que con la excusa de la seguridad y la lucha contra un enemigo disperso al que nadie puede ver los derechos y libertades en occidente corren el riesgo de ser muy debilitados (si no eliminados). En ese contexto, la salvación podría venir de fuera: de unas potencias gobernadas democráticas por personas que sientan que, en algún momento, adquirieron una deuda con todos esos ciudadanos europeos y norteamericanos.

Pero para que esa hipotética ayuda pudiera llegar es necesario crear esos vínculos, es necesario crear esa deuda que sólo será adquirida si occidente lucha por implantar y efectivamente implanta democracias en esas regiones del mundo sobre las que aún tiene influencia. Si el capitalismo autoritario que ha llevado a cabo esta falsa globalización logra mantenerse y consigue implantar la sociedad de control en Europa, la ayuda política sólo podrá venir desde un régimen externo educado en una auténtica cultura democrática.

Desoyendo sus obligaciones para con los ciudadanos oprimidos en regímenes dictatoriales, Europa no sólo está negando la ayuda a aquellos que la necesitan sino que está borrando toda opción de esa ayuda que bien podría necesitar en las décadas por venir. Para dejar de perder el tiempo y recuperar las ocasiones perdidas Europa debe dejar de endurecer las leyes antiinmigración y presionar con sanciones a las dictaduras con las que mantiene relaciones comerciales. No sólo por solidaridad, sino por pura previsión. Si alguna vez llegamos a necesitarlo, será genial contar con la presión de ciudadanos de otras partes del mundo capaces de obligar a sus gobiernos a devolverles la moneda a un hipotético régimen autoritario europeo. Una verdadera globalización que supere la despótica red de libre comercio neoliberal para ir mucho más allá y construir un entorno mucho más libre, uno en el que las personas también puedan viajar a cualquier parte con mayor libertad y en la que los estados no tengan un poder tan desmedido sobre los ciudadanos, que recuperen ese nombre alejándose del control que quieren imponer, haría bastante en favor de este objetivo.

Los ciudadanos europeos ven como las libertades se reducen en europa (vigilancia, excesivos poderes policiales en asuntos como la «lucha antiterrorista» y la «inmigración ilegal»). El telégrafo forzó la política de bloques del s. XX y las telecomunicaciones digitales en tiempo real acabarán forzando un mundo globalizado socialmente. La naturaleza de ese mundo está por decidir y los ciudadanos europeos pierden su ocasión de influir en ese rumbo aún por tomar al no obligar a sus gobiernos a promover verdaderas democracias en países en desarrollo y potencias emergentes. El totalitarismo rampante en occidente es una muestra de esa laxitud ciudadana, sumergida en la lucha constante que esas potencias emergentes llevan a cabo para imponer a occidente su propia forma de entender la política (autoritaria). Por supuesto, aún puede ser combatido desde dentro y desde fuera de Europa. Pero los ciudadanos europeos entierran sus posibilidades al rechazar la solidaridad que podrían estar ofreciendo a otros ciudadanos oprimidos del mundo.

Más vigilantes privados que policias públicos

En la provincia de Málaga hay casi tantos guadias de seguridad como policias del estado. Hay más de 4400 seguratas, mientras que la cifra de policias nacionales + guardia civil supera levemente los 4500 (20minutos).

¿Los motivos del aumento indiscriminado de guardias de seguridad privados?

  • Construcción. Ya… cada obra cuenta con vigilantes. Otra hermosa consecuencia del ladrillazo.
  • Percepción de inseguridad. Así, sin más.

No se meten más en el asunto, pero está claro que la política del miedo y la espectacularización de los telediarios (convertidos en una enumeración de sucesos trágicos) tiene mucho que ver. La exageración que, con fines espurios, se hace de la amenaza terrorista (que reciben una importante porción de esa espectacular tarta-telediario) no sólo es una victoria para aquellos que nos amenazan de verdad, sino que parece tener luego consecuencias como ésta.

Porque supongo yo que alguien estará contento con esto, pero a mí de verdad me plantea serias dudas: ¿por qué hay casi tantos agentes privados como públicos? ¿No es la seguridad estratégica? ¿Por qué los controles de aeropuertos son supervisados por agentes de una conocida agencia privada de seguridad? ¿Acaso no nos dicen que son controles importantísimos y sensibles, causas de inseguridad nacional? ¿Por qué la guardia civil está ahí a la sombra, en tercer plano, y sólo acude si hay un incidente o se la requiere?

Está claro que elegir aquí es difícil, como casi todo el mundo yo tampoco disfruto mucho con la creciente presencia de policía en los lugares públicos. Pero si malo es que el estado lo llene todo de policías, no más tranquilizador es que todo se llene de agentes privados.

Holanda sin voto electrónico

Holanda prohíbe el voto electrónico de sus elecciones futuras porque no se fía de las máquinas. Normal, fueron crackeadas en directo. De hecho, esta decisión es la conclusión de una larga discusión que ya les llevó hace un tiempo a retirar todas las máquinas de voto electrónico, de forma preventiva. Se ve que simplemente, han decidido que no son seguras y que mejor no volverlas a poner.

Como otros países de nuestro entorno político que se tiraron al barro demasiado pronto, están dando pasitos atrás en estos temas. Aquí, donde no hemos aún pasado el doloroso trance del voto electrónico, los vendedores de humo lanzan sus globos sonda de vez en cuando. Para el momento en que realmente den el paso al frente, esperemos que no intenten negarnos las evidencias acumuladas y que por una vez en la vida seamos capaces de escarmentar en cabeza ajena.

Google Health está con nosotros

Ya está con nosotros Google Health, nos lo explica Cyberfrancis en Genbeta.

Google no se conforma con saber qué webs visitamos, quiénes son nuestros amigos, en qué gastamos nuestro dinero y todo lo que ya sabe. Ahora quiere saber qué te duele; y qué te dolió ayer, para poder saber -al final- qué te dolerá mañana, que es lo que realmente mueve dinero.

Está claro que en un tiempo donde hasta Mozilla (organización que se rige bajo supuestos de no lucro) pretende saber más cosas sobre sus usuarios, lo de Google no es ninguna sorpresa.

La verdadera pregunta es: ¿se lo vas a permitir? No creo que sea prudente pero, en cualquier caso, volveré sobre el tema con algo más de tiempo.

Contra las bombas de racimo

Hoy voy a comentar un pequeño off-topic: voy a prestar mi apoyo a la campaña contra las bombas de racimo en España (y en todas partes, pero por algún sitio tenemos que empezar a pedir). Ya han hablado de ella muchas personas, yo aún no le había dedicado un post.

No a las bombas de racimo

Resulta que esta semana, más de 100 gobiernos comienzan a negociar (en serio) un tratado que permita prohibir este tipo de munición, especialmente dañino porque muchos de los explosivos no explosionan en el momento quedando ahí enterrados y actuando como minas antipersona. Eliminarlas sería el mayor logro en años, hablando en términos humanitarios.

Lo cierto es que el gobierno de Zapatero prometió, durante la anterior legislatura, dejar de fabricar ese tipo de armas. Si bien últimamente ha dado algún paso atrás.

Hasta el 30 de mayo, fecha prevista para el fin de las negociaciones, hay tiempo para conseguir que el gobierno cumpla lo que prometió. Yo recomiendo meter algo de presión (y he aquí mi post), que prometer es gratis pero ya vale de tanta promesa frívola y falsa.

Firefox y Mozilla recogiendo datos sobre navegación

El tema de las estadísticas de tráfico web es muy recurrente en internet, sobre todo por parte de todos aquellos que por uno u otro motivo utilizan esa vara de medir como medio para monetizar un sitio web (tanto tráfico, tanto te pago por anuncio). No es de extrañar, por tanto, que muchas compañías intenten vender un sistema de estadísticas «fiable» (si es que alguno merece tal nombre). El que consiga ese sistema capaz de medir con exactitud, o cuando menos capaz de comparar diferentes webs, tendrá una joyita en sus manos. Google ya lo sabe.

El tema de la publicidad asociada a nuestros hábitos de navegación también lo hemos tratado últimamente, y es (por descontado) uno de los más habituales temas de conversación cuando se habla de privacidad. Al fin y al cabo, es poco probable que la policía mande registrar mi casa, pero no sería tan raro que manden espiar mi correo electrónico o la navegación web que me sirve mi ISP. Por eso el sistema publicitario de Phorm (recientemente imitado por Charter) levantó tantas ampollas y por eso se cuestiona su legalidad.

Por eso el último proyecto del que Mozilla ha hablado dará mucho que hablar. El proyecto, aún sin nombre (referido internamente como «Data»), persigue incluir un sistema opt-in en Firefox de forma que su amplia (y creciente) base de usuarios puedan aceptar enviar estadísticas «anónimas» sobre su navegación a los servidores de Mozilla. El sistema, al más puro estilo Alexa, pretende usar el gancho del 2º navegador en cuota de usuarios (estimada en unos 170millones de usuarios) para conseguir rápidamente una base representativa de los usuarios de la web (si es que el mero hecho de ceñirse a un único navegador no invalida -por perfilado de usuarios- el método en sí mismo). El sistema fue comentado con entusiasmo en TechCrunch y en el blog de John Lilly (CEO de Mozilla). Según Arrington esto es justamente lo que internet necesita (¿de verdad no hay problemas mayores?), algunos gurús son pa mear y no echar gota.

Sin embargo, no todo el mundo parece tan contento y entusiasmado como los chicos de TechCrunch. En Cryptome enlazaron a esos dos artículos con dos fatídicos subtítulos: «Firefox ponders Suicide» (Firefox pondera el suicidio) y «Firefox Ponders Screwing Users Phormlike» (Firefox pondera joder a los usuarios al estilo Phorm). Igual de descontentos se muestran en The Reg.

Yo tampoco acabo de verlo claro. ¿Qué hace una organización supuestamente sin ánimo de lucro desarrollando un sistema como ese? ¿Acaso es la guerra de Mozilla el generar un sistema de ránking de sitios web? No lo es, a menos que pretenda hacer dinero con ello. Pero, ¿no tiene Mozilla suficiente con el dinero que le da su alianza con Google? El sistema es opt-in y no aspiran a modificar tu tráfico web (no creo que pudieran), algo que definitivamente me impide calificar a este proyecto de algo «tipo Phorm», pero aún así es un sistema tan nocivo como otro cualquiera de recolección de hábitos de navegación que se les pueda ocurrir. Tan malo como lo es cualquier sistema de recolección masiva de datos. Esos datos no serán nunca tan anónimos como ellos prometen que serán.

Definitivamente una mala idea por parte de Mozilla. Vale que es software libre, que en un momento dado la comunidad podría eliminar ese plugin, o desactivarlo, o negarse por siempre a participar en el proyecto, pero la pregunta subsiste a todas esas hipótesis: ¿Para qué quiere Mozilla meterse en el ámbito de la recolección masiva de datos? Dirán que lo hacen para mantener la infraestructura, pero la gente olvida que Mozilla dice ser una fundación sin ánimo de lucro, cuando paga sueldos millonarios a sus directivos y hace tiempo que se cambió el nombre a Mozilla Corporation.

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