Via Daring Fireball llego a un artículo sobre 5G en el Wall Street Journal, (tienen un paywall, así que quizá tengan que tirar de ingenio para leerlo) donde se explica lo siguiente:
Eager to test out a technology that’s been more hyped than flavored sparkling water, I embarked on a 5G expedition from Denver to Atlanta to Chicago to Manhattan’s Lower East Side. I mostly used the new, $1,300 Samsung Galaxy S10 5G, one of the first 5G phones and the only one available across all the carriers. I also tested the LG V50 ThinQ 5G on Sprint’s network; Verizon has a version but I didn’t test it.
After nearly 120 tests, more than 12 city miles walked and a couple of big blisters, I can report that 5G is fasten-your-seat-belt fast… when you can find it. And you’re standing outdoors. And the temperature is just right.
As my findings show, 5G is absolutely not ready for you. But like any brand new network technology, it provides a glimpse of the future.
Hay tantas cosas que esta periodista especializada en tecnología ha entendido mal en su sinopsis que cuesta trabajo decidir por dónde comenzar. Uno de los problemas es que los aspectos claves de futuro vislumbrado ni se mencionan ni se explican en el artículo, seguramente porque la autora no los ha visto siquiera. Schade!
Por partes, aspectos de disponibilidad actual de tecnología tanto en infraestructura (red) como del lado del usuario (terminales):
- Terminales. Dejando de lado que los terminales que ahora soportan 5G lo hacen de forma muy parcial (cualquier terminal de gama de entrada dentro de 2-3 años le va a dar tremendo baño al más caro que puedan comprar ahora)
- Despliegue parcial de redes. Las redes desplegadas son más que incipientes, lo cual aún agrava aún más lo de comprar un terminal con sobreprecio por la novedad, para no disfrutar su capacidad la mayor parte del tiempo por andar bajo cobertura de red previa.
- La condición especialmente pobre de EEUU con el 5G. El 5G progresa por encima de lo esperado, pero aún está globalmente casi en pañales. Esta situación es aún peor en Estados Unidos donde han de convivir con decisiones pasadas vinculadas a las bandas reservadas para 5G en ese país, que son especialmente ineficientes, y su influencia como lastre hacia el presente, como ya comentamos en este blog hace unas semanas al tratar la posición de la UE respecto de esta tecnología.
Con todo, el principal problema es de concepto, y parece mentira que a estas alturas una periodista especializada en tecnología en uno de los medios más prestigiosos del mundo pase por alto estas cosas: el 5G no es al 4G lo que el 4G fue al 3G. No es una simple mejora en el sentido de ahora internet en tu móvil va a ir más rápido. Si fuera tan solo eso, puede que el análisis fuera suficiente; sobre todo si consideramos que escribe desde y para los Estados Unidos.
El asunto es que ese incremento de velocidad se va a usar, principalmente, en incorporar todo tipo de dispositivos conectados a la red con tu teléfono móvil actuando como edge service, o proxy, como queráis llamarlo. Por eso en muy poco tiempo vas a necesitar una tarifa móvil con decenas de gigas de datos mensuales solo para ir tirando.
La clave es que las velocidades que se alcanzan cruzan el punto de inflexión de la viabilidad para ciertas aplicaciones como vehículos autónomos, uso remoto de maquinaria (por ejemplo, para usos médicos y de cirujía en casos donde el paciente no pueda ser trasladado) que obviamente no tienen nada que ver con la experiencia de uso de 4G pero más rápido. El 5G no va de cargar webs más rápido, y si lo miras con esos ojos estás aplicando un reduccionismo tan burdo que asusta. Va a haber que repetirlo mucho, sobre todo a periodistas tecnológicos de oído duro.