Cómo las grandes tecnológicas de Sillicon Valley externalizaron el I+D

Oculus Rift

Si bien continúan teniendo procesos de I+D tradicionales, las grandes empresas de Sillicon Valley han desarrollado en la última década y media un nuevo esquema de I+D externalizado, que vamos a delinear en esta anotación.

Escribo esto porque conversando en Inoreader hace unos días salió la pregunta de cómo se explica que el mismo Facebook pudiese pagar una millonada por Oculus y no saber qué hacer con el producto, o aún mucho más por WhatsApp, si bien este último fue directo a su estrategia y el tiempo les está dando la razón.

Por qué adoptar esta nueva aproximación externalizada al I+D

Para poder incorporar a tu portfolio proyectos que en el seno de tu gran corporación no habrían visto la luz; bien por la naturaleza de la innovación, bien por tu propia naturaleza macrocorporativa, lenta, burocrática.

Detallando la afirmación anterior: tanto Oculus como WhatsApp están dentro del mismo plan: externalización del I+D ante la realidad demostrada de que es más fácil desarrollar productos rompedores al margen de los sistemas más estructurados de una mega corporación. Generalmente, no podrás sacarles todo su beneficio y para eso necesitas otro tipo de músculo que se encuentra bien en una corporación, pero la evolución en las primeras fases va a ser tremendamente más rápida al margen de esa estructura. Y ese es el quid de todo este asunto.

En ese sentido, las dos adquisiciones anteriores (el de gastar mucho dinero y que la integración salga bien, y el de que la integración salga mal) están dentro del rango de valores verdaderos esperables. Por varianza, el comprador (en este caso, Facebook) sabe que ambas cosas pueden pasar. Están apostando y no necesitan ganar siempre para seguir en el juego.

Cómo hacerlo: invirtiendo en muchas, muchísimas nuevas empresas

En este esquema, has de ser el perejil de cuantas más salsas mejor. El éxito es conseguir detectar muchas ideas prometedoras, monitorizarlas, apoyarlas financieramente si la ocasión se presenta y el proyecto lo merece en esa fase.

En este nuevo esquema de I+D externalizado, las grandes tecnológicas dedican una cantidad ingente de dinero a inversiones tempranas en startups (venture capital, o incluso antes en rondas de capital semilla). Invierten en una miríada de proyectos, la mayoría de los cuales morderá el polvo relativamente rápido. Unos cuantos de estos proyectos vivirán más tiempo y de alguna forma serán sostenibles, pero no se convertirán en empresas de ultrarrápido crecimiento y desarrollo; no serán unicornios. Por último, un proyecto de entre muchos dará lugar a un negocio muy rentable, potencialmente disruptivo.

Este tipo de proyectos son la pepita de oro por la que has pasado todas las penurias; todo tu esfuerzo y todo el dinero invertido en proyectos que sucumbieron antes de ser llevados a término y/o no alcanzaron éxito en el mercado, así que obviamente tu intención es coger ese desarrollo novedoso, sea hardware o software, y sumarlo a tu cartera, pagando por ello, porque sabes que con la innovación orgánica que produces no vas a poder mantenerte arriba del todo.

Ser un inversor temprano y tener influencia sobre la empresa y sus socios te da una ventaja cuando se hable de adquisiciones, de ahí que la labor temprana de inversión sea clave. Hay que estar en los proyectos antes de que sean noticia.

En el caso hipotético de que el nuevo juguete de moda no estuviera en tu radar a tiempo, aún podrás incorporarlo a tu cartera, pero entonces el precio será más elevado. Es el premium a pagar por no haber estado en el lugar preciso y en el momento preciso, si bien la idea subyacente continúa inmutada: en el momento que has diagnosticado que externalizar tu I+D es el camino a seguir, ya no puedes dejar pasar esos desarrollos. Si la estrategia de tu empresa va por ahí, vas a doble o nada.

Conclusiones

Eso es lo que pasó con WhatsApp y Oculus. El primero siendo mucho más caro pero integrado rápidamente en la estrategia y contribuyendo al beneficio desde el comienzo (acaso aunque sea solo gracias a la recolección de datos y evitando que terminase en manos de un rival como Google); el segundo convirtiéndose en una de esas compras cuyo futuro permanece incierto.

Al final, todo esto va de cómo conseguir que una gran corporación permanezca innovadora y sea capaz de mantenerse en beneficio a lo largo del tiempo, que es lo único que garantiza mantener empleos. Ni siquiera bichos del tamaño de Google, Facebook, o Apple pueden continuar siendo innovadoras eternamente. Son demasiado grandes para ello, pero sí pueden pagar por innovaciones a quienes quieran tomar los riesgos de experimentar sin tener garantizado un retorno de inversión.

En una web sin rumbo, tus migas de pan son parte del mapa

Desde hace un par de años este blog ha encontrado su frecuencia, algo de lo que me alegro. Sobre todo porque me facilita pensar y organizar ideas, que a veces incluso llegan a la Pedia. De hecho, este mes añadimos dos nuevas entradas: DevOps y paradoja de la automatización.

El tema es que estos días leí una entrevista con Tim Berners-Lee algo pesimista, en la que explica que «la web ha perdido el rumbo». El fuerte control que sobre la misma ejercen un reducido grupo de agentes es determinante para que la misma sirva cada vez más a los intereses de estos agentes (grandes empresas como Google o Facebook) en lugar de funcionar como la tecnología abierta que fue en sus primeros años, justo hasta la emergencia de lo que se dio en llamar Web 2.0, donde ganaron tracción las dinámicas de centralización de la red.

Imposible no enlazar sus comentarios con esta otra pieza en Techdirt: protocolos, y no plataformas. Eso es lo que has de construir si quieres ayudar a crear una web que sea más abierta, donde sea más fácil contribuir sin estar intermediados. Enlazado con el comentario de Berners-Lee sobre web 2.0, el apunte de Techdirt brilla más.

Al tiempo que leía estos artículos y preparaba el primer borrador de este post, seguía encontrando aportes entre mis feeds RSS. Como el artículo que escribió Om Malik sobre su renovado interés en su propio blog:

I cannot say precisely what sparked this renewed interest, but I suspect it stems from the pervasive negativity around technology and the technology industry. If the future is looking increasingly dystopian, then it is important to find ways to beat dystopia and find hope. Change is a constant. It isn’t positive or negative, though our response to it can be either. Change leads to innovation. Every aspect of our world is changing, and I am interested in what is happening.

En negro sobre blanco: si no te gusta cómo cambian las cosas y sientes que de verdad te incumbe y te importa, la opción que tienes es la de ayudar a construir algo mejor.

Cuando la Internet que prometía ser una plataforma para pensar y aprender por uno mismo de forma crítica se limita a estructurar tus interacciones mediante las reglas de un puñado de servicios cuyo único objetivo es extraer toda la información posible sobre ti para espiarte, incluso aunque la única motivación sea puramente comercial (esto es, para calzarte anuncios que te separen mejor de tu dinero), contribuir a la diversidad aportando al margen de esos esquemas centralizados es cada vez más importante.

Con más datos que idealismo: lo importante es como las cosas son y cómo están cambiando. Si quieres contribuir a mejorar tu día a día que está fuertemente mediado por la tecnología, entender esa tecnología y sus sesgos es la única forma de hacerlo. Tanto a la hora de aportar ideas no triviales, como cuando te limitas a buscar las ideas de otros, buscando alternativas como proponen desde Signal vs Noise.

Tanto Om Malik como David Heinemeier apuntan en la dirección correcta: devolver algo de frescura a Internet nos reclama esas pequeñas cosas, salir de la comodidad.

Sin olvidar el pragmatismo: participar de esa web indie nunca será mayoritario. Pero, ¿qué más da? Lo importante es que la puerta siga abierta para quien quiera cruzarla. Me gusta pensar que ése es parte del valor de este blog, y de tantos otros que siguen escribiéndose aún cuando el invento ya no sea tendencia.

En una web sin rumbo, tus migas de pan son parte del mapa y de la cartografía. Elegir dónde depositarlas es una decisión a la dedicamos menos tiempo del que deberíamos.

El retargeting sin sentido y el humo marketiniano

El retargeting es otro de esos inventos incómodos y molestos que nos llegó en estos años de web tardía, donde las aristas del modelo gratis con publicidad dominante gracias al efecto red se ven más visibles, y detestables.

Más allá de la experiencia, es significativo que pasen los años y el retargeting siga siendo tan fallón: que sigan apareciéndote anuncios de artículos que ya compraste, pagados por las propias tiendas donde los compraste, días e incluso semanas después de la compra.

Es relevante por lo que deja entrever: tras toda la fanfarria marketiniana de los gigantes de la publicidad como Google, Facebook, o Amazon, que intentan convencernos de la altísima capacidad de sus motores de recomendación impulsados con machine learning, inteligencia artificial, y blablablá (no sigo porque la cantidad de chorradas es enorme) resulta que al final te bombardean con anuncios que ya no te son vigentes (cosas que ya compraste, a veces incluso en la misma tienda que te sigue haciendo retargeting, y no necesitas hace tiempo) porque ni el algoritmo ni sus sistemas se enteran de nada y tan solo se limitan a spammearte sin cesar.

Esto ya lo hacían hace cuarenta años las empresas que, a ciegas, inundaban tu buzón físico de folletos indeseados. Cuanto más cambian las cosas, más permanecen igual. Ni perfiles, ni personalización, ni capacidad de extraer información suficiente para este propósito a pesar de la cantidad de datos que acumulan.

El retargeting es, a día de hoy, la mascarada al descubierto de la venta de humo marketiniana.

Quizá llegará el día en que alguna de estas empresas sea capaz de saber mejor que yo qué querré hacer dentro de seis meses y concebirá formas de presentarme anuncios que me vendan lo que voy a querer hacer antes aún de que yo sea consciente, de forma que consigan que yo les pague por lo que iba a suceder de todas formas. Pero, como diría Aragorn, ese día no es este día.

Git switch y Git restore, desambiguando git checkout

Anduve de finde largo y poniéndome al día con algunas lecturas atrasadas en mi Inoreader, de las que lo más interesante me lo encontré a modo de anuncio oficial en el blog de Git.

A partir de la versión 2.23 recién publicada, Git tratará de desambiguar las muchas cosas que actualmente puede querer hacer un usuario mediante un git checkout, creando dos nuevas opciones como son la de git switch para cambiar de rama y git restore para devolver la rama de trabajo actual a su último estado commiteado.

De momento es solo una prueba y no creo que a corto ni medio plazo desaparezca el checkout de toda la vida, más que nada por retrocompatibilidad con todas las herramientas que pueda haber por ahí y dependan de eso.

En todo caso, es un paso correcto que beneficiará incluso a personas que lleven más de una década usando git como es mi caso y que ya estén muy habituados a usarlo así. Para todos, pero especialmente para no confundir a nuevos usuarios, la nueva sintaxis diferenciada tiene mucho sentido.

Valora las consecuencias probables

Un par de párrafos interesantes sobre soluciones a problemas, sobre todo cuando se plantean o defienden políticas públicas, a los que he llegado hoy vía Elena Alfaro.

Usually when people think about their position on an issue, they recollect why they believe what they do and they generate arguments in favor of the position they already have. They don’t engage in causal explanations about how the policy would lead to good or bad outcomes.

These are very different forms of thinking. Usually when people think about policies, they are not engaged in causal explanation. Most discourse about policy is about why we believe what we do: who agrees with us, why we hold whatever value the policy addresses, what we heard about it on the news the other day. Our experiment asked people to do something difficult and unusual, to causally explain the effects of a policy. That task requires engaging the details of the policy and spelling out how the policy would interact with a complicated world.

Steven Sloman, The knowledge illusion

Cuando juzgamos una solución en forma de medida o regulación pública, habitualmente pensamos en el objetivo declarado de las mismas y no en sus consecuencias más probables.

Las intenciones pueden ser buenas, o una medida puede sonar bien, pero la forma correcta de evaluarla y juzgarla no es por su fin declarado o sus intenciones, sino por sus resultados probables o esperables.

Siendo siempre importante, lo es más en estos momentos de tentación populista, eslóganes facilones, y campañas que esbozan soluciones fáciles para problemas complejos.

Escribí sobre DevOps en la VS Pedia

Hace unos días añadí a la VS Pedia una entrada acerca de DevOps. Hace varias semanas cuando os conté aquella anécdota con uno de mis profesores de la universidad os prometí escribir sobre DevOps en el blog, pero al final lo que me salió fue una entrada para la pedia.

En multitud de ocasiones se habla de DevOps como una suerte de solución mágica que arreglará todos los problemas de operar un software. De hecho por cómo se usa tanto en webs de perfiles profesionales como en ofertas de empleo, pareciera que DevOps es ahora un sinónimo de administrador de sistemas, alguien capaz de operar en servidores en vivo sin liarla parda. Y el grupo de personas que hace eso es el equipo de DevOps.

DevOps no es eso, no al menos si no somos reduccionistas hasta el punto de desaprovechar lo que enfoques nuevos pueden aportarnos. DevOps es una forma de trabajar que tiene como colateral positivo que los desarrolladores sean mucho más conscientes de cómo se opera su software, y esté mejor capacitados para solucionar los problemas, pero como no quiero repetirme, os animo a leer la entrada en la pedia.

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