El derecho a leer

Stallman, como otras muchas cosas, lo vio 20 años antes. Él le dedicó un ensayo de una pésima calidad literaria pero de un elevado interés cultural. El ensayo recibió el título de El derecho a leer.

Hoy hablo de él porque gracias a Daniel he visto que existe una polémica debido al DRM que Amazon incluye en su nuevo lector digital de libros (Público) y que están destinadas a impedir la lectura en voz alta de los libros. ¿Es legal leer en voz alta?

Por supuesto, todo esto se refiere al mercado estadounidense y sus leyes de restricción de copia, aunque los periodistas (fieles a la mala praxis habitual) mezclan y obvian todo eso. A pesar de eso lo comento porque, como dice Daniel, que la sola pregunta pueda ponerse por escrito sin que todo el mundo piense que el que la escribe sufre demencia senil es una medida de lo mal que estamos.

Este hombre es un presunto gilipollas

Miguel Sebastián vuelve a tirar de españolismo y repite lo de comprar productos españoles aunque sean más caros. Yo tampoco soy una hermanita de la caridad y la vida está mu cara. A medio camino entre el populismo más chavista y el nacionalismo más fachista, lo único que queda claro es que el señor ministro no necesita mirar los precios para llegar a fin de mes. Desde la atalaya es muy fácil anunciar la verdad absoluta.

El ciego liderando el camino

El diario sur ha entregado los premios 2008 a las iniciativas malagueñas en internet. Lo anuncian en una nota larga (14 párrafos) en la que no incluyen ni tan siquiera un enlace, con la codificación mal asignada y en la que no hay una miserable fecha (ni mención en todo el texto que te oriente) con la cual podamos saber en un futuro cuándo tuvo lugar el evento. Ante tamaño despliegue de habilidades interneteriles, nadie se sorprenderá que hasta la web de la Universidad haya recibido un premio. Patético, si no fuera porque es gente que no conoce internet hablándole sobre internet a gente que tampoco conoce internet (¿quién compra el Sur a estas alturas?).

El videoclip censurado de Amanda Palmer

Un post sobre hipocresía británica (y quizá universal). Amanda Palmer es conocida por ser la cantante de The Dresden Dolls, aunque recientemente sacó su primer álbum en solitario. (Aunque hay una divertida historia de fans de esas que hacen que internet y sus posibilidades me encanten que tengo en borrador, nunca llegó a salir en el blog –más que en unos bocados–.)

Resulta que Amanda y su discográfica habían consensuado promocionar oasis con un videoclip también consensuado (obvio después de la divertidísima Rebellyon que montaron los fans con la anterior meada de la discográfica fuera de tiesto).

Pues resulta que las principales emisoras del Reino Unido (incluyendo NME tv, Scuzz, kerrang, MTV, Q, the box, entre otras) han contestado a la discográfica que no van a emitir el vídeoclip porque hace una parodia de una violación, de un aborto y de los cristianos. Lo cuenta ella misma en su blog. Oh dios. Con los cuervos hemos topado.

Como una sociedad que es incapaz de tomarse a broma y satirizar los temas importantes está destinada a hundirse, no tengo más remedio que empotrar el vídeo de Amanda Palmer en el blog, y mira que me gusta poco poner vídeos en este blog. Pero si los cristianos y los «medios tradicionales» deciden que no podemos verlo, yo decido que sí queremos verlo.

Déjà vu social

Pertenezco a una generación que, sin haber vivido la infancia con internet masiva, se ha desarrollado como personas dentro de ella y en el mundo que la red nos ha dejado. Un mundo que apunta maneras post-nacionales y en el que se puede aspirar a superar las alambradas que crecieron tras el 29 y la segunda gran guerra mundial. Quizá por eso el tufo nacional-proteccionista a uno y a otro lado del atlántico y el sordo rumor de nacionalizaciones masivas incluso en países donde esta palabra despierta sarpullidos da tanto repelús. Quiero vivir en ese mundo más humano que los que nuestros gobiernos han creado antes y parece que ahora mismo caminamos hacia atrás. Puede que, quizá, no caminemos hacia atrás y tan sólo estemos en un pequeño lapso, como cuando vas en el autobús y te coge el semáforo y te adelantan los peatones que habías dejado atrás sólo hace un minuto, y tienes una sensación de déjà vu que sólo solucionan los escaparates, que han cambiado. Esperemos que, como en el autobús, tardemos sólo otro minuto en dejar atrás definitivamente a los peatones y la sensación que nos provocan. Esperemos que el precio no sea elevado en libertades.

Dominio público

Logotipo del Movimiento por la devolución

Hace ahora 3 semanas, la licencia con la que están publicados los contenidos de este blog, cambió. Hasta ese momento veníamos empleando la licencia GNU FDL, desde ese momento nos hemos adherido al movimiento por la devolución y los contenidos de este blog están expresamente devueltos a Dominio Público.

Este blog ha ido cambiando su licencia con el tiempo. Antes de usar GNU FDL teníamos una licencia Creative Commons.

¿Por qué un nuevo cambio ahora?

El complejísimo sistema de licencias actual es un problema para los creadores. No sólo debemos tener cuidado con las licencias de las obras que usamos para nuestros bricolajes (en el caso de que eso sea lo que hagamos), sino que luego tenemos que jugar a ser abogados y saber de leyes y escoger una licencia en función de los cada vez más complicados términos de uso de las mismas. Un follón.

Este infierno es fruto del sistema legal de copyright y es, por tanto, consecuencia de unas leyes defectuosas que las más de las veces no son redactadas únicamente por las cámaras legislativas, sino que los legisladores son aconsejados por poderosos grupos de presión. En concreto, por los abogados de estos grupos de presión. Abogados que diseñan leyes complejas que requieren abogados para que las interpretemos y nos adecuemos a sus términos aunque sea algo tan sencillo como compilar un montón de posts en un PDF y redistribuirlo. ¿No es paradójico? No, es sintomático.

Emplear una licencia al uso, incluso una licencia libre fuerte, de esas que blindan las obras derivadas como libres, al estilo de la GNU FDL es aceptar ese juego perverso en el que perdemos tiempo y dinero que podríamos estar dedicando, entre otras cosas, a crear más. O a beber cerveza o yo que sé.

No creo en el modo en que está construido actualmente el ecosistema de «propiedad intelectual». No creo en lo que defiende, ni en cómo lo defiende ni en otros usos perversos que de estas leyes de defensa pueden hacerse. Creo que se está produciendo un cercamiento digital con el que no comulgo en absoluto. No acepto esas reglas del juego, ni siquiera aunque me permitan utilizar una licencia que no me parece mala (como las de GNU). Cuando la restricción de copia y la propiedad intelectual se está usando para imponer un férreo sistema de control social, aceptar esas reglas legales es jugar a la menor. Y no, yo no pienso jugar a la menor. Jugador de chicas, perdedor de mus.

Por eso este blog está desde ahora devuelto al Dominio público. Por una demolición y reconstrucción absoluta de los sistemas de patentes y propiedad intelecual. Sin medias tintas, sin jugar a la menor para dejarnos la piel en una revolución que al final resulte estéril.

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