Si nada lo evita, con el paso del tiempo y el continuo crecimiento de la red el papel de los intermediarios capaces de llevarnos de una web a otra en un tiempo mínimo será cada vez más importante. Esto provoca que en una internet cada vez más grande exista una concentración de tráfico cada vez mayor en muy pocos nodos. Estos nodos serán los buscadores y a esta situación la conocemos como la paradoja de control en internet. Eso será así si nada cambia y provoca un cambio disruptivo en la internet como la conocemos. (Este cambio podría venir encarnado en una miríada de microbuscadores corriendo software libre, por ejemplo, pero no parece factible actualmente.)
En este contexto centralizador, que tiene como gran icono a Google, se suele decir que el futuro de la web es la «personalización de las búsquedas».
Adaptar los resultados de las búsquedas a cada uno tiene aristas, luces y sombras. Por ello, aceptar esa afirmación como verdad divina es algo que merece una reflexión previa.
¿Qué ventajas implica personalizar las búsquedas?
Típicamente, mejores resultados deberían ahorrarnos tiempo. Dirán que hay otras ventajas (experiencia de usuario, calidad de resultados, …) pero todas se resumen, pues confluyen, en un supuesto ahorro de tiempo para el usuario. Eso es así porque teóricamente el buscador ha de saber perfectamente qué estás buscando realmente (algo que puede verse influido por factores tan poco cuantificables como tu estado de ánimo) incluso aunque nunca lo hayas buscado antes. Como ven, no es tan sencillo, pero el ahorro de tiempo es el gancho: la moto vendida tras la personalización.
¿Qué desventajas implica recibir resultados personalizados de búsqueda?
La principal es que para obtenerlos, el prestador del servicio (típicamente, tu buscador; más típicamente, Google) debe poseer un gran perfil sobre ti y tus hábitos de navegación. Eso conlleva historial de navegación y, prácticamente, registrar toda actividad registrable de tu paso por la web. Un gran precio en información personal, y sólo tu información personal los hará ricos. Es por eso por lo que todos quieren que lleves tus datos a «la nube» y por lo que Google y Facebook están luchando por conseguir todo el rastro de navegación posible.
El segundo motivo pasa más desapercbido. En un caso ideal, la personalización de resultados sería perfecta. Ello significa que el Buscador podrá entregar a cada uno la información que quiera leer. Cualquiera que tenga nociones de psicología sabrá que existe algo que llamamos sesgo confirmatorio y que se resume en que damos más credibilidad a aquella información que refuerza nuestras ideas iniciales (fundadas o infundadas, eso da igual) sobre un cierto tema. De esta forma, el intermediario que personalice resultados podrá ofrecer a cada uno lo que quiera leer, con la ventaja de que todos los sujetos están inevitablemente predispuestos a aceptar la información (da igual que ésta sea cuestionable) si no contradice su idea preconcebida. Buscando titulares divertidos podríamos decir algo así como que la personalización es el opio del pueblo.
Imaginen ahora a una misma persona capaz de mostrar a dos sujetos cualquiera puntos de vista opuestos sobre un mismo tema con la tranquilidad que da el saber que ambos están dispuestos a creer esos datos.
¿Qué hacer?
Esta situación parece un tanto exagerada, y de hecho lo es porque los sistemas de búsqueda personalizada apenas están comenzando a funcionar y aún son muy rudimentarios. Pero no es exagerada en el límite, y la tecnología digital nos ha enseñado que los límites de hoy se habrán superado (mucho) antes de mañana por la mañana.
El problema real es que al permitir que una tercera parte te adapte la información estás cediendo un poco más de esa parte de tu soberanía: la de elegir tus fuentes de información. Algunos dirán que el Buscador ya elige tus fuentes cuando buscas normalmente. Cierto, pero al mostrar un patrón de información idéntico para todo el mundo no está tentándonos con la insidiosa desviación por confirmación (evitar esto no convierte al sistema en algo perfecto aunque lo mejore, pero eso es otra historia). Y, al fin y al cabo, hay que recurrir a los buscadores con cierta frecuencia, lo que hay que procurar es que la relación de poder sobre lo que el buscador controla no sea cada vez mayor (bastante difícil lo tenemos ya).
[Este post viene al hilo de que ahora Google personaliza los resultados para todo el mundo, aunque no estés identificado en sus servicios. Desde Google nos indican cómo deshabilitar esta opción (introducida, para no variar, como opt-out), pero habrá que hacerlo caaada vez que limpiemos las cookies: al final lo que persiguen es que te aburras y no la desactives nunca más.]