Hace semanas que leo reflexiones (que además son anteriores a la última reforma laboral) sobre la decadencia del estado del bienestar, que algunos achacan a la actual crisis económica. Sin embargo, los recortes en bienestar no son nuevos, ni coyunturales, ni fruto de esta crisis. La crisis es más profunda: tiene que ver con el papel no hegemónico del Estado en el mundo que viene. Si la crisis iniciada en 1929 acabó con la posibilidad de cruzar el mundo sin documentos, ¿a dónde nos dirigirá la actual? ¿Acelerará la imposición de nuevas medidas de control social? En septiembre de 2008 escribí aquí un post que titulé La desaparición del estado del bienestar. Lehman Brothers aún no había quebrado. De eso hace dos años, el que no haya comenzado a buscar alternativas en estos dos años, los ha dejado escapar.
Hadopi, el p2p y el impuesto revolucionario
Muy sorprendido me he quedado al ver el nuevo servicio que Orange ofrece a sus clientes en Francia. Como sabemos, en ese Estado entró en vigor hace ya meses la ley Hadopi, que permite desconectar a los usuarios de Internet si son cazados reiteradamente (3 avisos) utilizando programas p2p. Es la ley que inicialmente conocimos como Ley Sarkozy.
Pues bien, la mencionada ley prevé que el cliente que tiene contratado acceso a Internet sea responsable de lo que se haga con ese acceso: ya sean acciones llevadas a cabo por él, por sus hijos, o por desconocidos que por alguna causa (¿robo? ¿pérdida?) tengan acceso a su ordenador. Esto, unido a las enormes multas por usar p2p que de forma miserable se han impuesto en otros países cuyo modelo está siendo importado a marchas forzadas mediante el ACTA, ofrecen un panorama aterrorizante. Miedo a que la acción de otro conlleve que te caiga a ti una de esas multas absolutamente desproporcionadas.
[La imagen la saqué hace mucho de Prohibido Fijar Carteles, no tengo enlace al post exacto]
Es aquí donde el nuevo servicio propuesto por Orange entra en juego. Orange propone cobrarte 2 euros por bloquear sistemáticamente el acceso a redes p2p de tu conexión a internet (Rue 89).
Párrafo aparte porque la idea anterior no es fácil de asimilar. Pagar para que te bloqueen parte de la conexión. Es una perversión. Mucho peor que el fin de la neutralidad de la red como siempre lo temimos (que consiste en pagar para que te desbloqueen partes de la conexión). Es una perversión, claramente, del tipo de las que tienen lugar sólo porque hay leyes diseñadas de forma perversa, que consideran al usuario culpable a priori y que amparadas en condenas injustas y en la manipulación mediática de las mismas (manipulación porque en la mayoría de estados de la UE una condena similar simplemente no es posible acorde a las leyes vigentes) crean el entorno apropiado para que el miedo se apodere de las personas.
Y así nos va, haciendo posible que Orange ofrezca productos maquiavélicos como éste, aunténticos impuestos revolucionarios para «garantizar tu seguridad» con los que Orange siempre gana: si el cliente paga, porque paga, y si no paga, porque el responsable según Hadopi es el cliente. Productos ofrecidos al amparo de leyes hechas para inspirar temor antes que respeto. Y ése es el problema: cuando el Estado está convencido de que es mejor ser temido que ser respetado, toda respuesta comedida no tiene lugar. Sólo hay hueco para la prohibición.
[Escribí este artículo el día 13, por error le dí a guardar sin publicar y si no llego a leer ahora mismo en el blog de Barraquito sobre este mismo tema, lo habría dejado así creo que de por vida… Cada día estoy más despistado.]
La tímida detención del proyecto de DNI británico y el principio de ciudadanía
Hace unos días, con la victoria de David Cameron en las elecciones presidenciales, corrió la noticia de que el nuevo gobierno británico anunciaba la detención del plan para implantar el DNI (ID Card) en aquel país. La noticia estaba en varios sitios, escribo este post porque me lo recordaron en un comentario (gracias Timidin quinasa) cuando yo ya lo había olvidado.
La realidad es menos agradable. En realidad, el gobierno británico sólo va a librar de esta imposición a los ciudadanos británicos (Crystal Umbrella), haciendo así una distinción injusta entre todos los que allí viven, pagan impuestos, se divierten, enferman, y mueren. Una decisión injusta porque está basada en el principio de nacionalidad y no en el principio de ciudadanía.
Cameron podía haber tomado una decisión muy acertada (decidir no emplear una cantidad enorme de los impuestos duramente pagados por millones de personas en contra de esas mismas personas). En realidad, la decisión ha sido muy tímida en este sentido (dos de los tres contratistas de la ID Card, que eran británicos, mantendrán sus contratos y el gasto se hará igual) y se ve aún más ensombrecida por la reafirmación de que en esta Europa de aspiraciones totalitarias el principio de ciudadanía está de rebajas.
Pymes, ahorro y software libre
Podemos leer en Expansión via La pastilla roja: El software libre salva las cuentas de la pyme española. Dejando de lado la obviedad (salva las cuentas de todas las pymes, seamos capaces de esbozar una mirada global), el artículo me gusta porque expone un dato importante (el 94% del tejido empresarial son pymes y autónomos) que nos demuestra que cuando hablamos de desarrollar herramientas de software libres que les permitan coordinarse mejor y crear mercados de distinta naturaleza, apuntamos en la dirección correcta.
ownCloud
Si hay un proyecto nuevo de software libre reciente que estoy esperando con ganas desde que se anunció, ése es ownCloud. ownCloud es una aventura en alianza desarrollada por los equipos tras Gnome y KDE para competir con software libre con alternativas no libres de sincronización en la red como Dropbox o Ubuntu One. Me alegró que alguien en este acelerado mundo no había perdido el norte y aún recuerda qué debe ofrecer el software libre a las personas. Esta mañana veo que ownCloud tiene ya una primera versión candidata. Si todo va bien, en los próximos días intentaré probarlo.
Renfe y la usabilidad recóndita
Renfe actualiza su página web. A primera vista es un rediseño sencillo (ahora apuntan al dominio .com, por cierto) con continuísmo enorme en la imagen corporativa (explicación hacia el final de este mismo post, ver último párrafo) pero aprovechando más el ancho de las pantallas panorámicas comunes actualmente y con una nueva apariencia más ligera y menos estresante. También es más fácil ahora encontrar y comparar tarifas de lo que ha sido hasta ahora.
Considerando de dónde veníamos, parecería que todo está bien, si no fuera por dos detalles bastante molestos:
- Marcar algunas casilla de verificación con Firefox es como jugar a las quinielas (nunca sabes si vas a acertar) ya que el texto le cae justo encima.
- Tras seleccionar billetes y demás pasos habituales en toda compra online, justo cuando debes confirmar el pago no aparecen las horas de tu viaje.
Increíble que a estas alturas de la vida, con Firefox bien instalado en una cuota de usuarios superior al 30%, no hayan probado la página en este navegador. Pero lo terrible es lo otro. Para decirlo claro: justo en el momento más importante de la compra, someten al cliente a una incertidumbre brutal por no mostrarle las horas de su viaje en el paso de confirmación de pago. ¿Quién habrá sido el lumbreras que ha decidido innovar con este cambio?
Renfe actualiza su página, pero tranquilos: lo hace sin asumir el riesgo de despistar a los usuarios con cambios en la que va camino de ser su principal imagen corporativa: a estas alturas de la vida, su web sigue siendo una porquería.
En la Internet Disney, por supuesto, hay villanos
El mismo día que Steve Jobs reenfoca su carrera para ser el mayor kioskero del mundo, deja claro que en su kiosko él y sus grandes amigos imponen las reglas: Apple bloquea un programa de su App Store a petición del NYT (Scripting News). El programa en cuestión es un lector de RSS.
Cuando tu Internet es como el mundo de Disney: idílica, sin sorpresas, encorsetado y controlado, sin nada que no sea desde un punto de vista bienpensante moralmente saludable, evidentemente en ella hay villanos que son malos, muy malos. Según Apple los villanos son esos chicos que se empeñan en acceder a la información de la forma que mejor les viene. Pero yo no estoy de acuerdo: el villano no está fuera, sino dentro del palacio, y quiere impedir que un montón de personas lean sus noticias de la forma que mejor les viene. Todo sea para que el NYT pueda vender sus contenidos a un precio razonable.
La situación queda bien resumida en esta cita de Dave Winer en Encuentra un avión desde el que saltar al vacío: «Mira, si el futuro del Times depende de bloquear la aplicación de esos dos chicos, entonces el Times no tiene futuro.»