Estar a la altura

Ayer un grupo de personas tumbó el sitio web de la SGAE mediante un ataque de denegación de servicio clásico.

Desde el principio pensé que ese ataque es una cagada, pues equivale a darle munición y metralla a un grupo de personas que están ansiosas por recibir munición y metralla para dispararlo todo contra nosotros. No todas las opiniones coinciden con la mía, hay quien opina que la ciberprotesta siempre está justificada.

Creo que nuestra generación tiene un reto a su madurez en este tipo de situaciones. Ya basta de pedir que cambien las leyes. No se trata de decir qué mala es la SGAE [las ponencias para el concurso de obviedades en la segunda planta, pasillo derecha, al fondo]. Se trata de hacerle el bypass a las entidades de gestión (del ámbito que sean): se trata de construir la alternativa. Lo que toca es publicar música sin copyright, devolver nuestros libros y nuestros textos al dominio público, crear un procomún libre sobre el que nadie pueda arrogarse privilegios exclusivos que devengan expolio cultural y monetario.

Logotipo del Movimiento por la devolución

Las licencias Creative Commons no persiguen alcanzar un mundo sin copyright (todo lo contrario, pretenden inculcar a las personas lo inalienable de los derechos de explotación exclusiva, cuando lo único inalienable son tan sólo los derechos morales sobre las obras; puro cercamiento digital minifundista) y no son servirán para eso. El dominio público es la única alternativa real.

Es posible un mundo sin SGAE y sin intermediarios que recauden impuestos revolucionarios amparados por el Estado. La pregunta real no es esa, sino si de verdad quieren un mundo sin restricción de copia. ¿De verdad quieren un mundo sin restricción de copia donde la SGAE no tenga razón de ser y desaparezca? Den el primer paso: publiquen contenidos libres de verdad, dominio público. Pero no le tiren la página web, que no ganamos nada y se les llenan los bolsillos de munición. ¿Quieren un mundo sin ellos? Demuéstrenlo: estén a la altura y déjense de medias tintas en las que vamos perdiendo la batalla de fondo.

Yo quiero tener un millón de amigos…

«Nos gustaría tener un millón de amigos en Facebook»,

Juan Salom, comandante del Grupo de Delitos Telemáticos (GDT) de la Guardia Civil.

La guardia civil no quiere cantar solita, y quiere un coro de pajaritos… y les gustaría tener un millón de amigos en el CaraLibro, cuánto daño hacen las modas. Lo cuenta Mercè Molist. Me he acordado inevitablemente de Roberto Carlos (no, el futbolista no, el otro Roberto Carlos):

¿Conseguirán, pese a todo, reunir esa libreta de contactos? ¿Se verán obligados a inventarse ese millón de amigos al más puro estilo Calderón? Yo prefiero no olvidar lo que la policía puede hacer por nosotros.

Y prefiero invocar a Eskorbuto, para desquitarme del vídeo anterior (dos por uno en vídeos oiga, me los quitan de las maaanos).

Lo cool, lo libre y lo privado

Android y iPhone, los juguetes de moda. Todos quieren tenerlos, a cualquier precio. Y no estoy hablando de dinero, aunque renunciar a apoyar al software libre tenga sus consecuencias, sino de libertades.

Ni los sistemas son libres (iPhone es completamente cerrado y Android es personalizado y cerrado por las operadoras) ni se pone empeño e interés en que las aplicaciones que uno instala en estos sistemas sean libres, donde las grandes empresas de Internet logra un éxito al imponer pasarelas controladas por ellos y la cultura de pago propia del mundo de la telefonía móvil en un entorno tan acostumbrado a lo libre y a lo gratuito como el de los repositorios.

De esta forma, unos se alarman de que ciertas aplicaciones para Android enviaran información a los anunciantes. Y unos días después se repite la historia, esta vez entre los usuarios de iPhone. Y no puedo hacer más que pensar que la culpa no es de los anunciantes ni lo de los desarrolladores de software privativo, aunque su comportamiento sea en ocasiones dudosamente ético. La responsabilidad, y la culpa, es de los usuarios que renuncian a cualquier cosa para tener el dispositivo y el software de moda.

Cuando hablamos de software, lo cool, lo no libre, no te puede garantizar nunca el control sobre lo que de privado queda en tus comunicaciones (cada vez menos, si los Estados se salen con la suya). Y no es que libre sea automáticamente sinónimo de privacidad, pero el código libre se puede auditar y, no sólo eso, se puede modificar y, si fuera necesario, se puede forkear para dar nueva salida a un código que se descubra maligno.

Cuando uno instala software privativo sin considerar las implicaciones y acepta sin leer los términos de uso del mismo, no tiene demasiado hueco para la queja.

¿Estudias o haces?

The Invisible Things Laboratory, el proyecto liderado por Joanna Rutkowska, contrata desarrolladores para trabajar en el desarrollo de Qubes OS. En su oferta nos dicen:

Don’t write about schools you finished, certificates you obtained, driving license, scuba trainings, etc. We are only interested in a short bio (keep it below 100 words please), and links to your past or current projects.

Translated into spanish: no me saques títulos, me meo en tus títulos; para demostrarme qué sabes hacer, cuéntame qué has hecho y qué estás haciendo ahora.

Cuando el sistema universitario no asegura una formación decente, y mientras su mito se cae a pedazos a causa de su propia necedad, los hackers que hacen cosas porque les gusta y les motiva, los que estudian cosas sin necesidad de tener un título al final del camino, ven recompensado sus esfuerzos y sus inquietudes en formas como ésta, ofertas de buenos proyectos en buenos sitios.

Me encantaría que estas cosas tendieran a pasar aún más. Creo que, de hecho, así será.

A salto de caballo

«A medida que crece, el saber cambia de forma. No hay uniformidad en el verdadero saber. Todos los auténticos saltos se realizan lateralmente, como los saltos del caballo en el ajedrez. Lo que se desarrolla en línea recta y es predecible resulta irrelevante. Lo decisivo es el saber torcido y, sobre todo, lateral.»

Elías Canetti, El suplicio de las moscas, ix.

(recogido hace miles de años del viejo blog de Catay, que ahora da 404 pero que, gracias a la cache de Google, veo que sigue existiendo, un poco al menos, en Catay.es. ¿Durante cuánto tiempo existirá?)

LibreOffice, tenía que pasar

LibreOffice

Hace algo más de un año que Oracle conmocionó al mundillo del software libre con la compra de Sun. Desde el primer día nos temimos lo peor, con especial interés en MySQL. Más de un año después la pérdida de la cultura corporativa en torno al software libre existente en Sun, diluida en la fuertemente privativa existente en Oracle era claramente visible. (Y por entonces aún no habíamos visto la demanda de Oracle a Google a cuenta de Java.)

La situación es ya insostenible. Si MariaDB apareció hace ya muchos meses como un fork de MySQL no controlado por Oracle, en menos de dos meses hemos visto nacer a Illumos, un fork de OpenSolaris (digan lo que digan) y, para hacer frente al inmovilismo de Oracle, que en más de un año no ha sacado ni un nuevo parche para OpenOffice, hoy se ha presentado LibreOffice de mano de la nueva Document Foundation, apadrinada entre otros por la FSF, OASIS, Google, Novell, Red Hat y Canonical(*).

Las cosas son así: el software libre es resiliente y el codigo GPL tiene estas cosas, es duro de matar. Y además, la palabra Open es una tibieza que nunca nos gustó, la palabra Libre es mucho más apasionante.

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(*), Aunque no sé muy bien qué carajo ha hecho Canonical, porque la distrono está disponible en DEB, tan sólo en RPM.

WordPress.com canibaliza los Windows Live Spaces

Wordpress

Microsoft cierra MSN Spaces e invita a sus usuarios a migrar a WordPress.com. Leímos el anuncio en el blog de Matt Mullenweg.

Lo fácil, la primera reacción, es sonreir: de unos señores que llevan años diciendo que el software libre es el demonio (y linux un cáncer comunista) ahora nos llega el Nos rendimos en un mercado y le damos la bandera al software libre. Parece divertido, pero la realidad es menos simple que todo eso.

Un hecho es que Microsoft se rinde con los blogs. Y un segundo hecho es que antes que favorecer la migración hacia cualquier sistema, lo que llevaría a muchos de sus usuarios a cambiarse a Blogger (propiedad de Google) prefiere darle sus millones de usuarios a un competidor «independiente», en este caso Automattic y WordPress.com.

Se pregunta Antonio Ortiz si en WordPress.com deberían estar contentos por haberlo hecho bien o preocupados porque Microsoft decida abandonar su mercado. Por contra, yo me pregunto cuánto va a pagar Microsoft a Automattic para compensar una operación que les duplicará el número de usuarios y, por tanto, el coste de mantenimiento.

¿Cuánto le cuesta a Microsoft la jugada de impulsar un servicio de un actor secundario antes que dejar a sus usuarios a los pies de la caballería de Mountain View? No sé si hay acuerdo económico, en ninguno de los tres posts oficiales se comenta nada al respecto en uno u otro sentido, pero tengo la impresión de que algún tipo de acuerdo debería haber y creo que en WordPress.com tienen motivos para estar contentos.

Y fuera también, sea la que sea la respuesta al interregonte que tengo pendiente. Soy drupalero convencido, pero me produce gran alegría ver cómo una empresa que basa su modelo de negocio en Software libre cosecha este tipo de éxitos mayores.

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