Transnacionalización o muerte, ¡venderemos!

Dicen que se trata de la pregunta del millón, ¿Cómo salir de la crisis?. Cabe discutir si las herramientas clásicas, esas que dan para hacer un bonito (y poco útil) bisnesquéis en un MBA donde lo importante no es la habilidad sino el amiguismo, sirven para algo. Quizá, como indica Goiri citando a Urrutia, los mercados del futuro se harán con Software libre. Cuando, en pleno hundimiento del centro, la actividad industrial en si misma es una commodity, lo único que queda es abrir tiendas, levantar mercados. Donde sea. ¿Quieren salir de la crisis? La verdad, como en ciertas series noventeras, está ahí afuera. En el sentido más estricto: cuando los mercados ya conocidos y explotados son incapaces de poner la máquina en marcha, hay que vender… fuera. Transnacionalización o muerte, ¡venderemos!, como en el viejo adagio neovenecianista.

China quiere comprar en Portugal

Las espadas están en todo lo alto desde que el gobierno portugués anunciara este verano su intención de desprenderse de participaciones públicas en empresas de energía de aquel país. Ante una UE que obliga a Portugal a buscar alternativas al margen de sus socios continentales, todas las miradas se volvieron rápidamente al luso mundo, en el que la pugna que parecía decantarse a favor de Brasil, que no se conformaba con las energéticas. La última visita de Hu Jintao a París y Lisboa concluye con el anunciado interés de China por participar en el capital de Electricidade de Portugal, y ahora no está tan claro que Petrobras vaya a quedarse ese 5% del que se desprenderá el Estado portugués, que complementaría las compras de petróleo que China ha realizado este verano en el que competía a Europa el acceso al petróleo ruso y el control mismo de BP, mientras se adelantaba a Repsol y Petrobras en Ecuador.

Hace 405 años

Remember remember, the fifth of November,
the gunpowder treason and plot.
I know of no reason why the gunpowder treason
should ever be forgot.

Es cinco de noviembre, chicos. Hace 405 años Guy Fawkes se convirtió en «el último hombre que entró en el parlamento con intenciones honestas», aunque fue detenido antes de tiempo. En honor a su ajusticiamiento los protestantes ingleses celebran la noche de Guy Fawkes, también llamada noche de las hogueras o Bonfire Night.

El cinco de noviembre es uno de esos días en que uno hace, prácticamente cada año, el mismo post. Pero qué le vamos a hacer, así somos. Remember, remember, the fifth of November…

Pues vayámonos, respondieron a coro

Hace un mes se presentó LibreOffice, el fork que, ante el abandono de OpenOffice por parte de Oracle, lanzaban muchos de los viejos contribuyentes a este proyecto, bajo el paraguas de la recién fundada The Document Foundation. Está claro que lanzar un fork no garantiza el éxito, más bien es la casilla de salida de muchos proyectos. Y podría todo quedar ahí, pero Oracle tensó la cuerda obligando a los socios de OpenOffice a elegir entre un proyecto u otro… y la cuerda, parece, se le está rompiendo en forma de migración masiva de contribuyentes a LibreOffice. Váyanse marchando, dijo Oracle; así sea, respondieron todos como una única voz.

No a la marihuana, sí a más descomposición

Muchas espectativas se han depositado este último año en la legalización de la marihuana por parte de una California que necesita enfrentar sus problemas. Hasta muy al final, todas las encuestas daban al sí como claro vencedor. Este resultado era un duro golpe al narco que recibe de su comercio la mayor parte de sus ingresos. Pero no era sencillo de conseguir. En la mantención de la prohibición, los narcos tenían un aliado sorprendente: el estado de California y sus secuaces, funcionarios de todo tipo y condición. Curiosa joint venture entre narco y estado californiano, ya que este resultado sirve tan sólo para garantizar al primero los ingresos para combatir al segundo, cavando túneles si hace falta. Sorprendentemente, el Estado de California no legalizará la marihuana. Hay momentos en que la ausencia de una amplitud de miras suficiente impide tomar la decisión acertada; la descomposición social es, a menudo, causa de esta falta de visión panorámica. Pero ¿qué otra respuesta cabe si se responde desde la descomposición misma que alinea al Estado con el narco a uno y otro lado de la frontera? La legalización del comercio de maría por la frontera mexicana con los Estados Unidos es un escarceo entre las fuerzas que libran una de las grandes batallas de nuestro tiempo. Y por ahora hay un vencedor claro: no a la marihuana legal, aunque ese no a la marihuana equivalga a darle el sí a un narco que ve intactas sus aspiraciones. No a la marihuana, es verdad; pero sí, con tanta fuerza o mucha más, a la descomposición.

Por tus dioses te conocerán (II)

«Agamenón le birla a Aquiles una doncella, la desgraciada Criseida, que éste, a su vez, ha arrebatado a sus paders, y el ladrón robado se declara en huelga, dejando que los troyanos diezmen a su antojo las filas de sus compañeros. ¿Virtudes heroicas? La aristocracia homérica se comporta como los buenos burgueses del Manifiesto comunista, que sólo están de acuerdo en quitarse las mujeres unos a otros.»

Jon Juaristi, El bosque originario.

(Viene de Por tus dioses te conocerán (I))

Disciplina, ecologismo y cambio horario

Nos cambiaron la hora, como cada seis meses. David dice ver tras estos cambios horarios el totalitarismo metafísico del estado que, disciplinante hasta el tuétano, controla y quiere controlar hasta cómo dormimos. Algo de eso hay, es innegable. Yo, en el triunfo del cambio horario y en la matraca que cada año nos dan con él veo otra cosa: ¿para qué se ideó el cambio horario?, ¿para disminuir nuestra huella de carbono y cuidar mejor el planeta, para que –aún antes de Taylor— las extremidades de los obreros se movieran aún más eficientemente o para que las tropas del ejército propio fueran más eficientes y ganaran la guerra? Ya les adelanto: no fue para ahorrar energía. En el triunfo del cambio horario veo el éxito de la ignorancia. El reinado de los que jamás abrieron un libro, lo cual no les impide ir por ahí imponiendo medidas disciplinantes, realizando burdas demostraciones de poder en nombre de un pretendido ecologismo. Medidas tan baldías, de cara al medioambiente, que ya no se creen ni siquiera en el propio ecologismo.

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