Yo firmo todas las opiniones que he tenido, siempre que pueda poner la fecha debajo.
Fernando Savater
Hoy comentaba Pedro Herrero esta frase y me ha gustado. Quizá porque expresa algo que define mi pensamiento y lo hace de una forma que a mí mismo no se me había ocurrido.
En la búsqueda del conocimiento, este viaje tan entretenido al que no renuncio, cuestiono constantemente mis opiniones e ideas; y las transformo. Algunas las abandono del todo, y otras evolucionan iterativamente, a veces hasta quedar irreconocibles. No tengo impulsos de negar que en otro momento pensé diferente: si hoy pienso como pienso, es porque ayer pensé como pensé. Con esto creo que acabamos de llegar a la escalera de Schopenhauer, mucho menos memética que la de Wittgenstein, pero más fácil de entender.
Es más, creo que es un gran error, mucho peor en todo caso, permanecer inamovible, terco, en una posición. El tiempo nos da la ocasión de aprender. Si no incorporamos lo aprendido a nuestro plan de acción, comenzando por cómo afrontamos la solución de un problema, estamos vedándonos la oportunidad de mejorarnos, de ser una versión mejor de nosotros mismos.
Así, me parece mucho más preocupante que un cuarentón actual intente buscar el origen de todos los males cotidianos en las dos legislaturas de Aznar porque cuando tenía 15 años Aznar era el archienemigo universal y se haya quedado anclado, impasible, ante el hecho de que este señor hace ya casi dos décadas que se quitó de en medio, que el que haya quienes con 18 años votaban a Anguita y ahora se han alejado de sus postulados. Los primeros son, muy probablemente, adolescentes con cuarenta años, no han aprendido nada en el camino. (Y Kavafis nos enseñó que el viaje es el camino, no el destino.)
Volviendo a la cita de Savater, hacen falta varios ingredientes para ser capaz de enfocar con esa sobriedad el propio pensamiento, pero voy a destacar dos:
- Honestidad intelectual. Si descubres una idea mejor, aunque contradiga la que defendiste ayer ante todo el mundo, la adoptas y abrazas. No hard feelings.
- Ausencia de tribalismo. Ésta es clave. Si te enrocas en la mentalidad de nosotros contra ellos, entonces es muy difícil superar la barrera que te impones, sopena de mirarte al espejo y que tu tribalismo te devuelva la imagen de uno de los otros, del enemigo.
Pero hay más cosas importantes. Obviar el contexto histórico o personal en el que se defiende una idea es la madre del cordero de las grandes luchas identitarias empujadas por el nuevo anticapitalismo. Toda esta tendencia de derrocar estatuas de personalidades que vivieron hace un par de siglos se sustenta en un error: el de juzgar la historia no con las lentes que corresponden a su momento histórico, sino el de tu propio presente. Es la base de la cultura de la anulación actual que ha arrastrado a personas como Brendan Eich, que defendió en dos momentos históricos dos ideas diferentes que en sus respectivos momentos eran mayoritarias, pero al que se anula en base a una hemeroteca fuera de contexto temporal. Que algunos de quienes participaron del linchamiento defendiesen sus mismas ideas es estadísticasmente inevitable, lo cual no les impidió mandarlo al ostracismo.
Hacer el ejercicio de contextualizar cada vez las afirmaciones u opiniones extraordinarias que recibimos de otras personas es una labor que requiere perseverancia. Porque nuestro sistema por omisión (háganse el favor de no decir por defecto) nos impulsa justo a lo contrario: a ser tribales, a construir un relato que justifica nuestras decisiones más equivocadas, entre ellas muchas opiniones pasadas, por el sencillo hecho de que son nuestras decisiones.
Pero ese ejercicio es lo que nos permite no sucumbir ante el monstruo; combatirlo sin convertirnos en uno. Sostenerle la mirada al abismo con dignidad y humildad intelectual.