El RSS no murió, pero sí

Dicen que Google va a añadir de nuevo soporte para RSS en Chrome (Techcrunch) y lo venden como una resurrección de una tecnología que ayudó junto a Ajax a definir la web en su mejor época, antes de la fuerte recentralización posterior.

La realidad es que el RSS no murió, y a la vez sí lo hizo. Para usuarios avanzados, sigue estando, incluso sigue habiendo lectores bastante majos que con el tiempo recogieron lo que en su día daba Google Reader, como es el caso de Inoreader. Es una herramienta tan válida como siempre.

Pero para el usuario masivo falleció y el tempo perdido en estos años lo hacen irrecuperable.

Siendo estrictos podemos decir que no es cierto que vivamos en un desierto sin RSS, pero sería un autoengaño. Desde luego que estamos en ese desierto. La experiencia de usuario en la web gratuita es miserable, plagada de anuncios y scripts que abusan de tu hardware intentando que aceptes cosas que no quieres aceptar; esto no es algo que se arregle con un RSS, pero sin duda se mitiga.

No valoro la situación, simplemente la describo. Para lo que es relevante, ha de daros igual si a mí me habría gustado un desenlace u otro. Y la aventura de Google no llegará demasiado lejos, porque ya tuvieron en su mano apoyar eso y no lo hicieron. Si el uso de esa funcionalidad en Chrome llega a ser algo más que marginal, volverán a liarse y a tomar la decisión equivocada.

No tengo pruebas pero tampoco dudas.

Teatro de seguridad en la era post-Covid

En 2001, hace 20 años, hubo un atentado contra el World Tarde Center de Nueva York. Como consecuencia del mismo y de la así llamada guerra contra el terror nos impusieron un teatro de seguridad: una serie de medidas de dudosa utilidad encaminadas a aparentar seguridad y transmitir tranquilidad a la ciudadanía.

Dos décadas después seguimos teniendo ese teatrillo en todas partes, con los aeropuertos como escenario más obvio, con cosas como quitarnos el cinturón y los zapatos, o tirar cualquier botella de agua; que uno se pregunta si la cola misma para el control no es un objetivo terrorista razonable (mucha gente agolpada) y si dado el peligrosísimo carácter de las botellas de agua no es el hecho de ponerlas todas juntas un peligro mayor. Como ven, el asunto no está exento de contradicciones.

Con este precedente, y ahora que se comienza a debatir sobre cuáles de las medidas adoptadas durante esta pandemia deberían persistir, y durante cuánto tiempo, no soy optimista respecto del regreso a la normalidad ahora que gracias a la vacunación la situación sanitaria regresará lentamente a su cauce habitual.

A la gente hay que darle lo que pide

La frivolidad es detestable.

Da igual que hablemos de brindis al sol o de mero postureo. Afirmar cosas desde la tranquilidad que da saber que no nos veremos obligados a lidiar con las consecuencias de nuestro discurso es en el mejor caso una falta de respeto a nuestro interlocutor y en el peor una manipulación con la que esperamos recoger algún beneficio (principalmente, señalar virtuosismo y quedar bien o promover nuestra propia agenda).

Por aterrizar el concepto, llevamos años aguantando todo tipo de discursos pronunciados desde la frivolidad del que piensa que las consecuencias de esos mismos discursos no van con ellos.

Un ejemplo, el estado de las autonomías. La descentralización estatal se vende como la única ruta, es buena para todo, mientras que ecentralizar es anatema. Cuando llega la pandemia y las compras de material sanitario durante una pandemia son un caos en el que algunas regiones funcionan muy bien y otras fracasan estrepitosamente, quienes llevan años hablando de diversidad y diferencias entre regiones levantan la voz: hay regiones que son insolidarias como queriendo decir que «Ahhhhmigo, ahora sí es malo el tema éste de descentralizar».

Soy un firme defensor de que a la gente hay que darle lo que pide. ¿Queríais 17 paísitos para hacer lengua oficial tu habla local y mangonear a gusto pero te sienta mal que haya regiones que funcionan mejor que la tuya? Pues es que va todo junto, si descentralizar es dogma no hay alternativa a tener un mercado interno de regiones que compiten, y por supuesto unas van a funcionar mejor que otras.

Hay otra variante. La de quienes se lamentan de que en España no hay una derecha europea porque el PP no es homologable a derecha europea, y llamando fascista a todo el que estaba ligeramente a la derecha de partido comunista (recordemos que discursivamente el PSOE era todo y uno con el PP, el PPSOE, también fascista como es natural). Me pregunto qué diantres piensan quienes dicen eso que es una derecha homologable a otras derechas europeas. Tenían un partido conservador piltrafilla y han atizado al muñeco hasta que ha salido otro que ahora ya es más feo.

Así que no hace falta esperar mucho para ver lo que es una derecha homologable a otras derechas europeas, que ya mismo lo vamos a ver. Vox es un paso en esa dirección que algunos llevan rezando décadas por que suceda, pero no es el destino final: Vox no es un partido violento, aunque sea radical. Si Vox equivale a Alternative für Deutschland, aún hay espacio para un Pegida (Patriotische Europäer gegen die Islamisierung des Abendlandes, Patriotas europeos contra la islamización de occidente), que ya van disfrazados de natsis y con banderas y hacen desfiles paramilitares cuquis como los de los comunistas de Madrid de la semana pasada. A la gente hay que darle lo que pide. Ojalá poderlos mandar directamente a vivir a cada uno con sus normas y sus consecuencias, como en Perfectopía, pero no funciona así el mundo.

A mí que no me miren, yo no pinté el octógono en el suelo ni formulé invocación alguna, yo soy un aburrido moderado al que llaman de todo, pero la frivolidad es detestable y a la gente hay que darle lo que pide.

La casa conectada es un delirio solucionista

Lo de la casa conectada es un delirio tecnológico, una utopía solucionista.

Hay de todo: bombillas inteligentes, candados inteligentes, hasta ollas inteligentes.

Como toda utopía, se da de bruces con la realidad de forma consistente. La realidad de cualquier cosa conectada a internet: vulnerabilidades a tutti. En bombillas, en candados, y hasta en ollas.

Hace unos días leía en Stacey on IoT sobre si podría el software libre ser una solución al problema del abandon hardware inteligente, dispositivos que ya no tienen soporte de su vendedor.

Lo creas o no, todos tus dispositivos así llamados inteligentes son abandonware. No hay un único vendedor que, sin cobrarlo antes, vaya a enviar actualizaciones over-the-air a bombillas, lavadoras, o cualquier otro cacharro por el que ya no esperan más ingresos, porque no hay justificación económica.

Las alternativas son pagar por soporte unos euritos al mes para recibir esos parches, o forzar a los vendedores a ofrecer garantía de actualizaciones por la vía legal, lo cual elevará sus costes, ergo también sus precios, y sacará del mercado a todos los pequeños actores al tiempo que los que sobrevivan englobarán el precio de soporte dentro del de venta. Nada es gratis.

Mientras tanto, dejad de conectar a internet cosas que no lo necesitan para funcionar.

Sesgo en sistemas de valoración

Esta nota lleva varias semanas en mi cabeza pero no saqué tiempo para ordenarla hasta ahora, pese a ser muy breve.

Primero, la sabiduría intuitiva. Hace unas semanas conversaba con Bianka y comentaba ella que «no compro nada que tenga menos de 4.5 estrellas, porque con menos de eso no es bueno».

Sin más datos que la experiencia propia, concedí que algo de verdad había en esa afirmación. Por instinto no más, por el hecho de que confirmaba mi propia suposición.

Segundo, los datos. Al día siguiente, Victoriano Izquierdo de Graphext publicaba un vídeo sobre reseñas de restaurantes con terraza en Madrid analizando decenas miles de reseñas. ¿Resultado? La mediana de valoraciones estaba en torno al 4.2 sobre 5; el primer cuartil terminaba en torno al 4.5 sobre 5.

Si eres de quienes tienen entre su trabajo construir estos índices promediados, en How not to sort by average rating explican los errores y problemas habituales, y cómo hacerlo mejor.

Esto es, en el clásico sistema de valoración de cinco estrellas, lo normalito tiene algo más de cuatro estrellas, y lo que ya empieza a estar bien tiene más de cuatro y media. Un servicio o producto valorado con tres estrellas no está en la media, sino en el más profundo de los agujeros. Ténganlo en cuenta la siguiente vez que usen una tienda online.

La vida y el jardín

A life is like a garden. Perfect moments can be had, but not preserved, except in memory. LLAP.

Leonard Nimoy, último tweet publicado en su cuenta antes de fallecer.

En mitad del apagón debido al incidente de OVH en el que ardió su data center en Estrasburgo encontré esta frase de Leonard Nimoy, legendario Spock de Star Trek. La compartía Justin Tan en una nota en su blog acerca del último mensaje enviado en AIM.

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