El coste de averiguar si algo está patentado

Timothy B. Lee y Christina Mulligan desmontan en Ars Technica algunos de los (falaces) argumentos de Nathan Myhrvold (Microsoft) al hilo de las patentes de software (de las que estos días ya hemos hablado). Justo para cerrar el artículo comentan:

«Who needs to worry about infringing software patents? The Green Bay Packers, OfficeMax, Kraft Foods, Aeropostale, and Oprah Winfrey’s Harpo productions have all faced software patent lawsuits. Indeed, virtually every medium and large firm in the United States performs activities—like maintaining a public website, using a computerized point-of-sale system, or using an Internet-based invoicing system—likely to infringe some software patents. So all of these firms are part of the software industry, at least as far as patent law is concerned.

In our paper, we estimate it would take at least 2,000,000 patent attorneys, working full time, to consider whether all these software-producing firms have infringed any of the software patents issued in a typical year. Even if firms wanted to hire that many attorneys, they couldn’t; there are only 40,000 registered patent attorneys and agents in the United States.

So Myhrvold is wrong to suggest firms ignore software patents because they’re trying to «get something for free.» They ignore software patents because it’s mathematically impossible for them to do anything else. The patent system simply doesn’t scale up to an industry as complex and decentralized as the software industry. And if it’s practically impossible for firms to avoid infringing software patents, it’s unfair to punish them for their failure.»

Ooops. Añádanlo a la batería de argumentos contra las patentes: no sólo es el coste de patentar (que puede ser muy elevado), sino el coste de saber si esa aplicación web sencillita que se me ha ocurrido no viola patentes existentes. Los pequeños estamos, una vez más, vendidos ante el músculo financiero de quienes pueden pagar legiones de abogados, abrir infinitos litigios y retrasar la puesta en marcha de un negocio de forma ilimitada.

Por cierto, en el post anterior hay una buena discusión en comentarios, con algunos aportes muy valiosos.

Globalización, aranceles al comercio electrónico y estancamiento

Si compran ustedes a un proveedor situado fuera de la UE un objeto valorado en más de 22 euros, para poder recibirlo en la aduana de entrada le obligarán a pagar una tasa de más de 40 euros, como cuenta Bianka Hajdu. ¿Cree usted que vivimos en un mundo globalizado?

La realidad es ligeramente diferente: el mundo está interconectado, pero las barreras imaginarias y artificiales a la globalización se alzan insalvablemente altas en una sociedad digital que apunta formas totalitarias.

En su The Great Stagnation [Nota: algo así como El gran estancamiento] Tyler Cowen explica que, a falta de nuevas ideas, sólo Internet tiene la posibilidad de devolvernos a una era de desarrollo tan fabulosa como la que se vivió en las décadas transcurridas entre 1870 y 1950.

Más allá de la promesa de cambios sociales significativos en una primera etapa lo más importante es potenciar los aspectos positivos de una Red que promete interconectarnos con personas de aquí y de allá para traernos más libertad, más mercado y más competencia; y menos chanchulleo, rentas de posición y abusos derivados.

El comercio electrónico, capaz de vincular a un proveedor en Hongkong o Massachussets con un cliente en Berlín o Santiago de Chile, es una parte clave en el desarrollo de un mundo globalizado. Es una lástima que alguien haya decidido que pequeñas compras de uso doméstico tengan unos aranceles que pueden llegar a ser del doble del valor del objeto comprado.

La gran ventaja es para aquellos que no necesitan mirar el saldo de la cuenta a fin de mes, es una lástima que en esa minoría encaje la mayoría de la clase política, desincentivada a mejorar el sistema.

Bocados de Actualidad (146º)

Ya estamos otra vez con los Bocados, la sección fija menos fija de la blogosfera y una colección de enlaces que no tuve tiempo (o ganas) de comentar durante la semana. La centésima cuadragésima sexta ronda nos llega a ritmo de Fiona Apple, que esta primavera presentará nuevo álbum tras 7 años y, sin más dilación, les dejo con una buena colección de lecturas dominicales.

  • Gonzalo Martín y la siempre prometida (nunca llevada a cabo) reforma del sistema de incentivos al cine español.
  • Dave Winer y un reto: ¿de verdad dices que lo de la privacidad en el móvil no es para tanto? Entonces, no te cortes y publica online tu agenda completa, sin editar ni nada.
  • Al cloud computing no le falta hype, falta saber si estará a la altura. Windows Azure se cae por un fallo con el día bisiesto. Sí, señores, en 2012. La Vigilanta.
  • En Palabras y la búsqueda de oportunidades mirando al futuro, y no al pasado.
  • ¿Se muere el organigrama? Eso creen en cumClavis.
  • Kozzak se pregunta si wikileaks es una representación más del poder. Jesús Perez comenta que en los últimos documentos filtrados no hay nada relevante. Yo voy más allá: lo importante no es que hayan atacado a Stratfor y no a la CIA, sino el cambio de modus operandi. Ya no se interceptan cables diplomáticos que fluyen por una opaca red paralela a Internet, se ataca un servidor común de Internet, con su interfaz web conectada a una base de datos normal y corriente. Eso debería generar dudas e inseguridad en todo el mundo y el artículo (de hace varias semanas) de Error 500 sobre Anonymous vuelve a ser relevante.
  • Manel Guerra y una revisión al agotador JASP de los 90.
  • RinzeWind y la convocatoria de Escépticos en el pub de este mes, que contará con Javier de la Cueva hablando de propiedad intelectual.
  • OS News y Apple usando Open Street Map sin dar crédito al proyecto libre.
  • Cabeza cuadrada y Facebook & Me
  • Sobre educación y futuro: Pseudópodo comenta la entrevista a Albiac sobre el fin de la universidad y Bianka Hajdu apuesta por un rol mucho más activo a la hora de estudiar/aprender.
  • IT World y los proveedores de cloud computing como atacantes tipo man-in-the-middle.
  • Para terminar uno divertido, ¿cómo es la evolución de un programador de Python? Gist en Github.

Durante la semana (también en las semanas en que no llegamos a tener Bocados) dejo más enlaces recomendados en mis marcadores, podéis suscribiros al feed RSS.

Para terminar, Fiona Apple y Nickel Creek haciendo una cover grandísima de la (también grandísima) Ella Fitzgerald.

Patente estúpida del día: Amazon y las anotaciones al margen

Amazon

De la saga de monopolios estúpidos del día hoy nos llega uno memorable. En Slashdot (gracias, Pere):

«On Tuesday, the USPTO granted Amazon a patent on its Method and System for Providing Annotations of a Digital Work, which covers ‘receiving an annotation of the digital work, storing the annotation, and providing the annotation to a user.’ This includes annotations received in a graphical or handwriting format, as well as highlighting of text.»

Esto es, mis jóvenes amigos, Amazon ha patentado las anotaciones al margen.

No se trata ya de que esa marginalia permita la reflexión y anotación de ideas al vuelo que el libro sugiere y anima (el equivalente a tomar esa cita de Slashdot y ponerle un par de párrafos debajo, como en este post). Ni de que en la era digital sean parte intrínseca de la obra, ese post-artefacto vivo.

Tampoco se trata de que la patente sea injusta porque hubiera software libre que ya hiciera eso (como argumenta el autor de la nota en slashdot).

No, mis jóvenes amigos. Es injusta porque las notas al margen llevan inventadas cientos de años. Es ahí, en anotaciones a otros textos, donde primero toman forma escrita las lenguas romances derivadas del latín (incluído el español). Porque en un libro, como en todas partes, gran parte de lo interesante que nos sucede nos sucede en los márgenes: en esas frases que subrayamos, luego comentamos, reutilizamos y compartimos.

Eben Moglen, abogado de la Free Software Foundation, sugirió en una mítica conferencia (incluida posteriormente en Manual de uso del copyleft), que todo es software. Donde Stallman dice que sólo el código es software y que por eso las libertades deberían aplicarse ahí, Moglen defiende que nuestras canciones, nuestras películas, nuestros documentos de ofimática y nuestros libros son software (por eso me gustó el reciente post de Antonio sobre ebook).

*** Relacionado: Amazon, Kindle y el derecho a leer.

No con mi contraseña

«La confianza es relativa, fluida y multidimensional. Confío en Alice para que devuelva un préstamo de 10 dólares pero no uno de 10.000, en Bob para que devuelva un préstamo de 10.000 dólares pero no para que cuide a un bebé, en Carol para que cuide a un bebé pero no para cuidar la llave de mi casa, en Dave para que cuide mi casa pero no mis secretos íntimos, y en Ellen confío para que guarde mis secretos íntimos pero no para que devuelva un préstamo de 10 dólares. Me fío de Frank si un amigo lo avala, de un taxista en tanto me muestre su licencia y de Gail con tal de que no haya estado bebiendo. No confío a nadie la contraseña de mi ordenador

Bruce Schneier, en Liars & Outliers.

¿Ha quedado claro?

Apple, libros electrónicos y competencia

«I just found out that Apple is rejecting my new manifesto Stop Stealing Dreams and won’t carry it in their store because inside the manifesto are links to buy the books I mention in the bibliography.

Quoting here from their note to me, rejecting the book: “Multiple links to Amazon store. IE page 35, David Weinberger link.”

And there’s the conflict. We’re heading to a world where there are just a handful of influential bookstores (Amazon, Apple, Nook…) and one by one, the principles of open access are disappearing. Apple, apparently, won’t carry an ebook that contains a link to buy a hardcover book from Amazon.»

Seth Godin, en Who decides what gets sold at the bookstore
(vía un comentario de Odn en el post anterior sobre software libre autárquico)

Esto con un libro cualquiera, escrito sin ese maravilloso software que sacaron y que impide (en los términos de uso) vender en una tienda de la competencia un libro que hayas escrito con él. Imaginen que Microsoft hubiera dicho que todo libro que alguna vez, en alguna etapa de escritura, revisión, correcciones o maquetación (sic) hubiera pasado por Word no pudiera venderse más que en la tienda de Microsoft. Fnac y Casa del libro habría cerrado por falta de género en las estanterías. Y ahí tenemos a Apple haciendo la de siempre (bloqueando a la competencia hasta el límite). Amazon no es una hermanita de la caridad, pero en este caso es la víctima. ¿Qué opinan de este movimiento esa mayoría indómita de gurús encantados con su iPad, su iBook, su iWant. Peligrosa iNgenuidad.

Software libre autárquico

«In following Apple’s model of unilaterally deciding how features will be designed, Canonical is making what I believe is a crucial mistake. Canonical is writing free software in a code-only sense; while they respect the technical requirements of software freedom, they do not respect the culture of the free software community. Free software is not only about sharing your code, it is also about collaboration. Healthy free software projects encourage collaboration from the very beginning and in all stages of the process and that includes the design process. The community should be involved from the very conception of an idea to the actual execution in code and beyond.»

Fabian Scherschel, en Ubuntu design
(vía Juan Chulilla)

Problemas que afronta el software libre cuando aleja la mirada de lo que la comunidad pide y necesita. La autarquía disipa el aporte de la comunidad (en el límite, disipa a la comunidad misma).

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