Measuring the World, de Daniel Kehlmann

Measuring the World es el título de la edición inglesa de Die Vermessung der Welt, escrito por Daniel Kehlmann y que es uno de los libros que he podido leer este agosto. Fue un regalo de mi ex-director en Dortmund, que recibí el día en que acabé mi tesis, y aún estaba pendiente de leerlo.

El libro es una ficción protagonizada por Humboldt y Gauss, apoyada en numerosos hechos reales, ambientada durante el encuentro que ambos mantuvieron en Berlín en 1828 y aderezada con un estilo de lo más entretenido que incluso tiene sus dosis de realismo mágico.

Daniel Kehlmann estudió filosofía y realizaba un doctorado sobre la obra de Kant hasta que, imagino, comprendió que escribir novelas le servía para vivir sin necesidad de profundizar en lo sublime. En todo caso, Measuring the World tiene bastante de ese sublime kantiano: científicos excesivos en un ambiente excesivamente alemán.

Para cualquiera que haya estudiado física, química o matemáticas, tener a Gauss como protagonista de una novela ya es un aliciente importante. Imagínense, si hay algún amante de la informática ahí afuera –imagino que sí–, lo que sería tener a Turing protagonizando un libro. (Ya lo sé, es homenajeado en multitud de ellos.) Gauss levanta entre físicos y matemáticos el mismo entusiasmo.

Volviendo al libro, la historia es divertida. Bastante divertida, está bien contada y hará las delicias del personal más científico. Aquellos que se dediquen a la investigación sin duda disfrutarán con los razonamientos de uno y otro protagonistas; imagino –aunque podría estar equivocado– que especialmente con la lógica y la rudeza de un Gauss.

Por lo que a mí respecta, me encendía y me ruborizaba (frente a mí mismo) al leer los argumentos con que cada uno de los protagonistas defendía sus planes. Supongo que si algo me ha impedido disfrutar más de este libro es el hecho de que versa en torno a un mundo que conozco demasiado, tanto para bien como para mal. Aunque el libro está repleto de frases que me hicieron sonreir, nada expresa lo que sentía al leer el libro como lo hace éste párrafo:

«Projects, snorted Gauss. Plans, intrigues. A whole palaver with ten princes and a hundred members of the Academy before you were even allowed to pup up a barometer somewhere. It wasn’t science.

Oh, cried Humboldt. So what was science, then?

Gauss pulled on his pipe. A man alone at his desk. A sheet of paper in front of him, at most a telescope as well, and a clear sky outside the window. If such a man didn’t give up before he reached an understanding, that, perhaps, was science.»

Allá donde debería reinar el espíritu hacker más genuino, nos encontramos con la burocracia que convierte todo en una carrera de resistencia donde lo que se premia no es la pasión y la entrega de los amantes de la ciencia.

¿Una mayoría del Europarlamento a favor de ACTA?

¿Creías que ACTA había sido derrotado? El eurodiputado del partido pirata sueco, Christian Engström sugirió el pasado jueves justamente lo contrario, en su blog:

A majority in the European Parliament just vote in favor of a resolution saying that it

”regrets that China has not taken part in the negotiations on the Anti-Counterfeiting Trade Agreement (ACTA)”

Although this is not quite the same as voting yes to the ACTA agreement as such, it is a very alarming signal that there may in fact be a majority to say yes to ACTA in the European Parliament, despite all statements about ”ACTA being dead” that have been circulating in the press and elsewhere.

Siempre recuerdo a Godwin en estos momentos: ¿Papá, donde estabas tú cuando nos robaron la libertad en Internet?

*** Desde julio de 2008 hemos hablado de ACTA en una decena de ocasiones; parece que tocará seguir haciéndolo.

Bocados de Actualidad (150º)

Aquí una semana más, una ronda de Bocados, esa colección de enlaces que no tuve tiempo (o ganas) de comentar durante la semana. La centésima quincuagésima entrega nos llega a ritmo del Contraband de Velvet Revolver, proyecto que fuera capitaneado por los muy grandes Slash (ex-Guns n’ Roses) y Scott Weiland (ex-Stone Temple Pilots, que posteriormente se reunieron). Sin más, les dejo con una buena colección de lecturas para este domingo.

  • La Pastilla Roja y «la pirámide agujereada» cuando los CEOs que valoran a la tecnología por encima de sus empleados.
  • En la misma semana cogen a Twitter rastreando a las personas en cualquier web «à la Facebook» y Twitter anuncia que se acogerá al «Do not track» de Mozilla. Sin embargo, La sensación es que «son todos iguales». Pere Quintana habla del asunto.
  • Una nota sacada de El País: «sin Hackers no habría seguridad».
  • Luis de la Cruz acerca de la nueva propuesta de fortalecimiento de disciplina ciudadana: ni botellón ni asamblea.
  • Proxmate es una extensión para Firefox (y para Chrome) que permite burlar los controles de IP para acceder a contenido en Hulu, YouTube, y similares. Obvio, si el contenido es de pago, habrá que pagar. Pero al menos podrás pagar.
  • ¿Cómo se desarrolla conocimiento en la era de Internet? Bianka Hajdu analiza la indagación progresiva, una de las tendencias nacidas en Finlandia (algo saben de estas cosas) en los últimos años.
  • El efecto Dunning-Kruger, por un servidor en Ad Astra Errans.
  • ¿Cómo llegar a directivo desde tu puesto de informático? Un divertido (pese a lo serio del tema) y útil post en ¿Quién vigila al vigilante?
  • ¿Falsificadores o artistas? Gran lectura la que nos proponen en Wired.
  • Se oyen los tambores, a Drupal 8 aún le falta mucho desarrollo pero ya comienzan a saberse bastantes cosas. Para saber dónde buscar info sobre los cambios, un gran post en Cuenco Digital.

Eso es todo por hoy, recuerden que diariamente dejo muchos más enlaces compartidos y que pueden suscribirse a ese feed.

Sin más, os dejo con Do it for the Kids, una versión en directo tocada en Tokio en un ya remoto 2005. Wow.

Facebook en su ruta hacia la desintermediación

Opera

Aquí hemos dudado en numerosas ocasiones de que Facebook esté realmente al nivel de Google, Microsoft o Apple en cuanto a poderío y control de un mercado. Más allá de que posiblemente su enfoque sea mucho menos revolucionario de lo que podría ser, como bien indica Javier García Recuenco, Facebook tiene un gran problema: en este momento, está profundamente intermediado en todas las direcciones de crecimiento. Su salvación pasa por abrir vías que le permitan deshacerse del abrazo del intermediario. Y a buena fé eso es algo urgente, cuando incluso sus «aliados» y accionistas como Microsoft lanzan servicios que integran de forma brillante el buscador y el «muro» de forma que ataca a Facebook donde más duele, en la falta de ecosistema puntero que complemente su servicio dominante.

Precisamente hace unos meses, el pasado febrero, hablando de las lecciones de Dropbox para el software libre (y Dropbox es otra empresa con otra gran herramienta que también está profundamente intermediada) afirmábamos lo siguiente sobre Facebook:

yo apuesto a que con el cash que saquen con la OPV hay una posibilidad de que intenten entrar a los móviles «à la Amazon», forkeando Android

Facebook salió a bolsa la semana pasada y los rumores no se han hecho esperar: Facebook podría estar intentando comprar Opera Software (Pocket-link via Genbeta), la empresa detrás del navegador de mismo nombre. Está todo por confirmar pero, ¿qué puede buscar Facebook en Opera y cuál podría ser su siguiente paso?

Si Facebook pretende estar en la misma primera línea que Google, Apple, Amazon, o Microsoft necesita dejar de estar intermediado por ellos. Ahora mismo es «imposible» llegar a Facebook sin pasar por ellos (si no usas Windows ni OS X ni iOS ni Android lo más posible es que aún estés usando Internet Explorer, o Safari, o Chromium o Silk si estás usando Kindle Fire).

En su ruta hacia la desintermediación, Facebook necesita varias piezas, y la primera de ellas es un navegador. Toda vez que Firefox está controlado por una fundación, el único candidato con una mínima base de usuarios digno de ser comprado es Opera. La cuota de usuarios de Opera Mini, por cierto, es mucho más que interesante como punto de partida. Comprar Opera (e incorporar a su propio equipo todo el conocimiento y la veteranía en el mundo de los navegadores que poseen sus ingenieros) seguramente sea mucho más barato que forkear Chromium.

Hasta aquí el rumor sería más o menos explicable. Si se cumple, ¿qué puede venir después? Sobre qué creo que puede venir después me remito a mi opinión de hace varios meses. Facebook ha recogido 18.000 millónes de dólares en metálico con la OPV de la semana pasada, cantidad más que suficiente para realizar un movimiento como el de Amazon: tomar Android y personalizarlo hasta la incompatibilidad. Y a partir de ahí, seducir a un fabricante (o comprar a alguna de las prometedoras pero aún no demasiado grandes empresas chinas) para dar forma a su canal totalmente desintermediado.

Todo eso podrá suceder o no, pero es una senda bastante racional, toda vez que de no tomarla Facebook queda como un nodo dependiente de demasiadas empresas (carriers, fabricantes, gigantes de Internet) y nadie puede afirmar estar al mismo nivel que aquel que le tiene intermediado. Desde el punto de vista de la privacidad del usuario, poder acceder a los datos del mismo en todo su amplitud (uso de móvil, uso de navegador, etc.) daría a Facebook el mismo tipo de poder que ya tiene Google, del privaci-apocalipsis de Google al Chernobil de Facebook, usar estos servicios seguiría siendo una bomba de relojería para nuestra privacidad.

Twitter vendiendo tus twits

Twitter vendiendo agregados de datos de usuarios a empresas especializadas en clasificar, empaquetar y vender esos datos. Lo gracioso es que venden todos los tuits, y no sólo los últimos de cada usuario:

Unlike Facebook, whose Timeline lets users see everything they’ve posted, Twitter utterances vanish down the memory hole in a matter of weeks. The company is giving big corporate spenders access to writing that users created, but can’t even see themselves. And while it might hew to the letter of its contract with users, it represents a grimly ironic breach of faith.

Ouch. No surprises, though. Tan sólo espero que quienes se desviven criticando al Huffington Post porque creen que el periodismo se muere por su culpa carguen contra Twitter con la misma energía.

*** Hace ya varios años, cada día más vigente, escribí La vida privada como producto.

Twitter no borra tus twits «borrados»

Rafael Poveda en su blog hablando de incrustar twits en tus posts:

Lo bueno: que aunque el autor borre el tweet original, se sigue mostrando porque su identificador único sigue existiendo en el sistema.

No sólo eso: si el twit aparece no es porque el sistema tenga reservado ese ID único (podría existir el ID y tener asociado una lista de campos NULL), sino porque la información no ha sido borrada en absoluto (obviamente, el ID sigue asociado al twit, pero el twit completo sigue existiendo… aunque el autor lo crea borrado). Podrían, aún sin borrar, respetar al usuario y dejar de mostrar twits que un autor ha decidido borrar. Pero eso también es mucho pedir.

En todo caso, no nos vamos a sorprender: Facebook no borra tu perfil (de hecho, por contrato, puede guardar tus datos hasta el fin de los días), ahora sabemos que Twitter tampoco está por la labor.

Tengan cuidado ahí afuera, donde 5 años después aún podemos tener la tentación de hablar demasiado (y demasiado rápido).

Por qué las tarifas con límite de descarga destruyen la neutralidad de la Red

Cuando hablamos de neutralidad de la Red hay dos conceptos que son diferentes pero aparecen siempre muy cerca uno del otro: por una parte hablamos de la tendencia hacia el final de las tarifas planas y por otro de los continuos ataques contra la neutralidad de la Red. No son lo mismo, pero ¿qué tienen que ver? ¿Por qué el final de las tarifas planas es muy mala noticia para la neutralidad de la Red?

Sin neutralidad, cables cortados

Qué es una tarifa plana. Qué es la neutralidad

Una tarifa plana es la que a cambio de una cuota (generalmente) mensual da acceso a Internet sin límites de horarios de conexión ni de cantidad de datos transferidos. La velocidad (sea alta o baja) no tiene nada que ver. El acceso a contenidos especiales (páginas de pago, películas, series, o comprar entradas para conciertos) obviamente no está incluido. Pero con una tarifa plana debes poder conectar tu ordenador con cualquier otro ordenador de la Red, sin más límites de conexión, tipos de datos intercambiados y protocolos a emplear que el que se establezca entre esos dos ordenadores, que son «soberanos» en ese aspecto.

La neutralidad de la Red es la imposibilidad de bloquear la conexión entre dos máquinas cualquiera ni de ralentizar el tráfico entre la misma en función del tipo de información que están intercambiando. Dicho de otra forma, además de defender la libertad de información, obedece a la máxima de que «un bit es siempre un bit, sin importar para nada la pieza mayor de información -mensaje, noticia, obra cultural o de ocio- de la cual forma parte». A las operadoras y al Estado les encantaría eliminar la neutralidad de la Red, para poder cobrar a voluntad (los primeros) y para poder controlar la información y censurar cuando se les antoje (los segundos). Una vez más, eliminar la neutralidad de la Red hace más difícil emprender porque introduce nuevos ámbitos en los que tener acceso intensivo a capital (vamos, tener montones de dinero en los bolsillos) supone una ventaja competitiva frente a los que no tienen dinero pero sí tienen ideas. Sobre la neutralidad de la Red hablé extensamente en el libro del mismo nombre que publiqué a finales de 2010.

La lenta erosión de la tarifa plana

Aquí se han escuchado tambores de batalla, pero aún no se inició la guerra. En Estados Unidos ya son varios ISP que desde 2009 han ido eliminando esta modalidad de su oferta. El último, Comcast hace apenas unos días. TimeWarner hizo lo mismo hace unos años. Hay zonas del mundo donde las tarifas jamás fueron planas, como pudimos comprobar en Montevideo durante los meses que pasamos allí durante 2011. Por supuesto, ningún ISP da tarifas planas para el móvil y en el mejor de los casos permiten navegar por la web pero bloquean otros tipos de conexión (como conexiones tipo p2p).

Quienes en los noventa peleamos y peleamos para conseguir tarifas planas ya sabemos lo que hay al otro lado, y por eso no nos gusta. Sin tarifas planas volveremos a mirar con lupa los datos que consumimos, la factura (aunque a la tarifa la seguirán llamando plana) estará segmentada lo que significa que «por error» de la operadora o por descuido nuestro nos podemos llevar un susto de espanto el mes menos pensado. Al pensar en todo lo que hacemos se frena la adopción de nuevos servicios y tecnologías, y emprender en Internet es más difícil (hay menos público) justo cuando lo que necesitamos son emprendedores. De todo esto hablé en profundidad en 6 claves sobre las tarifas con límite de descarga. Debemos no olvidarlos, porque en los móviles nunca hemos tenido (y a estas alturas creo que nunca tendremos) tarifa plana.

Cómo se relacionan el final de las tarifas planas con el final de la neutralidad

¿Qué sucede cuando desaparece la tarifa plana que pone en peligro la neutralidad de la Red? Mientras la Red es neutra y la tarifa es plana no tiene sentido cobrar más por acceder a ciertas páginas como si fueran canales de tele por cable. Y lo que es más importante: tampoco tiene sentido cobrar menos. Imagine que usted tiene un salario mensual de 100 u.a. (unidades arbitrarias, así no nos preocupamos de en qué divisa hagamos las cuentas) y que su acceso a Internet le cuesta 50 u.a. con un tráfico contratado de datos de 250 MB para ese mismo mes. Parece una cantidad de datos bastante justa, de forma que si el ISP pacta con un proveedor cualquiera (por ej. Google, o Facebook, o quien sea) que el tráfico entre tu router y sus servicios no esté incluido en el límite de datos seguramente lo recibirás de buena gana, así podrás reservar tus 250MB íntegros para otros servicios. ¿No es así?

Pero resulta que ahí se ha roto la neutralidad, quienes más dinero tienen para pactar vis à vis con los gigantes teleoperadores son quienes se aseguran un hueco en tu dispositivo, tan sólo porque consiguen una ventaja a golpe de talonario. Su servicio podría ser peor, o menos útil, pero es definitivamente más barato. Pero ahora llevémoslo un paso más allá, los teleoperadores no necesitarían que Google, o Facebook, o quien sea realice este tipo de ofertas. Ellos mismos comenzarían a premiar el uso de sus servicios bonificándo el mismo al no incluirlo en el tráfico de datos. Así, podrías usar el servicio en streaming de Filmin o el de tu ISP, sólo que este último podría haber decidido regalarte ese tráfico de datos y no incluirlo en la factura… a cambio de que alquiles la película con ellos.

Parece un mundo extraño, ¿verdad? Piensen que no he inventado nada, servicios como Facebook Zero funcionan así desde hace 2 años, precisamente en una mayoría de países pobres en los que pagar Internet móvil es caro. Facebook se asegura así que toda una generación al borde de la exclusión, que seguramente no puede tener acceso a Internet móvil en absoluto, use diariamente sus servicios. Cuando tenga 20 años y un trabajo más o menos normal, vaya usted a convencerle de que Internet es algo más de lo que él ha usado desde que tiene uso de razón. En España, Facebook anunció en 2010 que subvencionaría las llamadas VoIP entre sus usuarios, siempre que usen la aplicación de Jajah (Telefónica).

Conclusión

Aunque al principio del post he separado neutralidad y tarifas planas, lo cierto es que están muy unidos, ¿por qué? Porque cuando existe límite de descarga, negociar con el operador para que el tráfico hacia o desde mi servicio no sea incluido dentro del límite rompe la neutralidad de la Red, y es algo que sin duda comenzará a suceder. No sólo porque gigantes como Facebook ya hayan explorado esa posibilidad, sino porque los operadores mismos comenzarán a priorizar sus servicios sobre los de la competencia. Si las tarifas planas se extinguen también en Europa o Estados Unidos, ése será el futuro también aquí: los padres no pagarán Internet móvil a los niños, pero éstos podrán usar los servicios de dos o tres gigantes, desarrollar hábito y costumbre hacia ellos… pensar que Internet son ellos, y nada más fuera de ellos.

Limitar el tráfico es un cambio de reglas tan grande que todo el control recae de repente sobre los operadores. Sin duda, eliminar las tarifas planas es una malísima idea.

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