Más allá de que en los meses previos a las elecciones toda medida pueda parecer electoralista (y eso también se puede decir de las peticiones de la oposición, aunque en este caso lleven en campaña desde el 14 de marzo de 2004) hay algunas que sin duda son pura propaganda electoral.
De esas hoy tenemos una cojonuda: La ministra de vivienda anuncia que dará 210 euros de ayuda a los jóvenes que vivan del alquilar (20 minutos).
¿Y por qué digo que nos toman el pelo? Ahí voy:
- Es medida electoral, saben que los jóvenes aún recordamos la decepción de los gobiernos de Aznar, pero que estamos igualmente muy decepcionados con el actual gobierno. Y es que ninguno de los dos ha ayudado a que este país tenga una generación independiente económicamente. Trabajos de mierda y pisos por las nubes. No hay cojones siquiera de pagar un alquiler una persona sola. Así que ellos nos guiñan y pretender ser guays.
- Las ayudas no son la solución. La solución es desincentivar la inversión en vivienda: eliminar la degravación del 15% a la compra de pisos que hace que los especuladores compren pisos un 15% más baratos (¡menudo rendimiento!). Si eliminan eso tendrán que meter su dinero en otros negocios y trabajar para tener rendimientos como todo el mundo.
- Las ayudas en realidad lo que consiguen es garantizar que aún más dinero de todos (¿de dónde crees que salen los impuestos?) vaya a parar a los bolsillos de los mismos que ya ponen precios abusivos. De forma que como el gobierno da 210 euros de alquiler, podrán subir sus precios exactamente la misma cantidad. ¡Menuda ayuda! Ahora no solo mi sueldo, también mis impuestos se van a la cuenta corriente de los especuladores.
Conclusión: Nos toman el pelo. Seguro que algunos hasta aplauden la medida, muchos la mirarán con recelo y dirán que no cumplirán esa promesa. Espero que la mayoría sepan ver que esto es una trampa que no soluciona nada y que, más aún, nos hunde un paso más en la trampa de la vivienda.
Por supuesto a corto plazo sólo podemos hacer una cosa: asistir el 6 de octubre a las concentraciones que tendrán lugar en los ayuntamientos de toda España para gritar (y quizá nos oigan) que no vamos a tener una casa en la puta vida.