Los editores de revistas de pago veían en el iPad su gran salvación. Soñaban elevar a realidad lo que no es más que un sueño íntimo y compartido por los medios de toda la vida y el mismísimo Steve Jobs: que desaparezca la web y la gente vuelva a pagar por sus contenidos. Los datos del último mes, no obstante, representan una buena dosis de realidad: todas las revistas en formato iPad presentan cifras de venta a la baja. Algunas, como Wired, un 80% menos de ventas que el primer mes en iPad, cuya cifra de ventas les impulsó a anunciar en aquel momento (y de forma imprudente) la muerte de los blogs, la web, y todo lo demás. Y es que una cosa es que el iPad sólo sirva para leer revistas, como quería el kioskero, y otra que el público esté dispuesto a pagar por ellas teniendo la web, abundante y diversa, a sólo un click de distancia. La web no estaba muerta, ¡que no, que no!
1 comentario
Los comentarios están cerrados.
Con spot y otros formatos de los caros, dentro de la emisión con únicamente esa fajita arriba que pone «publicidad» (me hace gracia, como si la programación misma no fuera publicidad pura).
La entrada masiva de usuarios que no eran usuarios de la red sino del correo electrónico a consumir servicios de ocio (eso es el feisbuk) que antes eran los chats (ahora es respetable, no es refugio de teens ni de búsqueda de planes nocturnos) ha creado esta vorágine de la red «tonta»: y eso es lo que aprovecha el iPad, tan bonito que no sirve para nada útil.
Pero, en fin: ¿son las apps de los tables la transposición del papel a un formato digital que preludia otra cosa? Es decir, esos usuarios nuevos, dejan de leer el periódico en el papel para leerlo en la pantalla. Y son cool. Pero igual que los grandes columnistas que ahora escriben blogs pero que no enlazan ni pa dios, no hacen nada nuevo. En realidad, contribuyen a matar lo viejo sin hacer lo nuevo. Y quien hace lo nuevo, no consume lo que ya no consumía: el periódico de papel.