Cuando en enero se anunció el cierre de Needlebase todo muchos lloraron por Picnik (cuyo cierre fue anunciado en el mismo paquete).
El cierre efectivo de Needlebase tuvo lugar hace 3 días, y la historia se repite: el cierre de PicPlz atrae mucha más atención, aunque dudo que nadie la lección. Periodistas respetables de medios conocidos, y otros que se golpean el pecho hablando de big data y periodismo de datos volverán a mirar al dedo en lugar de al cielo. Qué le vamos a hacer, si Antonio Ortiz lo dijo claro hace unas semanas: «Histórico de precios de compras de servicios de fotos: Flickr 35 M$ photobucket 250, Instagram 1000… ya sabes sobre qué emprender».
La erótica de las cifras y el titular fácil cautiva al público y al periodista por igual. Ambos ignoran deliberadamente eso que el mismo Antonio vincula «al efecto Angry Birds»: por cada supernombre, hay muchos caídos en combate (que arrastran a sus usuarios a la pira funeraria).
Mientras tanto, Google (que cuenta con un buen catálogo de herramientas libres -aunque no copyleft– para trabajar con grandes datos), pudo marcarse el punto de liberar el código fuente de Needlebase, pero en su lugar han decidido matarlo. Hace meses afirmaron que sería integrado en otra parte, algo que no ha sucedido.
¿Y qué tenía esta herramienta para que este sea el segundo post que le dedicamos? Pese a no ser software libre, hecho que nos privó de usarla en nuestros proyectos en Cartograf, Needlebase permitía estructurar y consolidar fuentes de datos encontrados en la red, siendo una de esas herramientas que hacen salivar a los analistas de información de fuente pública. Y aunque hay herramientas de scrapping disponibles, algunas incluso libres, ninguna tiene en mente al usuario que no sabe programar.
Está claro que los interesados en estas cosas somos minoría. Hoy doblan las campanas pero, ¿por quién?
** Ah, como es domingo, y como el título lo he tomado prestado de ahí (y ellos de Hemingway, imagino), os dejo con una versión en directo del clásico For whom the bell tolls de Metallica, incluido en el no menos clásico Ride the Lightning, primer álbum que escuché de ellos y del que, además, guardo grato recuerdo.
Aunque hoy no hay bocados, os recuerdo que casi diariamente dejo enlaces compartidos en Marcadores y posts muy breves en Ad Astra.