Durante años, todo lo que hice en mi día a día iba encaminado a distinguir señales analíticas de ruido, generalmente eléctrico (ya proviniese de procesos tan diferentes como choques de partículas o recepción de fotones ambientales). El análisis químico de ultratrazas, en el que se empuja la sensibilidad instrumental a una nueva frontera, requiere este tipo de cosas todo el tiempo.
Eran los tiempos en que realizaba mi tesis doctoral. En aquellas condiciones de trabajo, toda herramienta que permitiera la discriminación de las señales deseadas escondidas entre la abundancia de señales no deseadas era aliada. Una de las más utilizadas son las transformadas de Fourier que permiten, grosso modo, filtrar señales trabajando con los datos en régimen de frecuencias en lugar del régimen temporal habitual.
Otro tiempo, otra vida. Aunque sólo recientemente la idea fue tomando forma, hace ya muchos meses que se gestaron cambios en mi vida. Cambios que han ido cristalizando desde hace meses y que ya deseaba trasladar al blog: la nueva realidad es que estoy más allá de las transformadas de Fourier.
Más allá. Como si las transformadas de Fourier fueran un lugar físico al estilo de las puertas de Tennhauser, que representase la diferencia entre avanzar y seguir creciendo o quedarse atascado en un mundo constrictor que, cada vez más, tiene el foco donde no debe.
El cambio no va más allá. Si llegaron hasta aquí durante estos meses, pueden seguir leyendo porque el cambio no tiene lugar ahora. Más bien este tipo de cambios, como la lluvia, son algo que en el pasado. Para cuando uno lo percibe, el cambio ya está allí.
Y no es que en esta nueva vida no haga falta diferenciar señal de ruido: siempre hace falta. Pero son otras señales; y son otros ruidos.
Por tanto, esto no significa que Libertades, Control o Privacidad ya no sean ni vayan a ser importantes. De hecho, todos estos meses no hemos hablado de otra cosa en el blog. Seguro que también hablaremos de La neutralidad de la Red.
Otras señales, otros ruidos. El hecho mismo de que estemos más allá, al otro lado de Fourier, no sirve más que para constatar que vencimos. Al otro lado hay vida y este blog se vino, y se vendrá, con nosotros. Es un mundo mágico.