De las tendencias geopolíticas que han marcado este 2010 una de las mas llamativas es la confirmación de Brasil como gran imperio emergente en el hemisferio sur: si hace meses Lula plantó su campamento en Cabo Verde y no tuvo más que sentarse a esperar que fueran pasando por allí todos los dirigentes africanos, ahora, meses después y tras haberse acercado a Angola primero y planear un desembarco africano en toda regla mientras salían al rescate comprando deuda portuguesa Lula da el tono del nuevo rol brasileño: se postula como mediador en oriente medio afirmando que, mientras EEUU sea el interlocutor, no habrá paz, vuelve a insistir en que pedirá una plaza en el consejo de seguridad de la ONU y se congratula de la soberanía exterior de Brasil. Como para no congratularse, visto lo visto.