Un error habitual en nuestra sociedad actual, tan acostumbrada a la aparición constante de nuevas herramientas tecnológicas que mejoran a las anteriores, es la atribución de la cualidad de bueno a cosas por el mero hecho de que son nuevas, cuando aún tienen que demostrar que realmente son buenas.
Cuando hablamos de herramientas tecnológicas, esa línea se difumina un poco porque es cierto que una nueva aplicación de software suele mejorar a la anterior, ya sea el editor de texto o ChatGPT. Inmersos como estamos en la vorágine de novedades digitales es fácil, por tanto, confundirse y pensar que lo nuevo es siempre e inevitablemente mejor y generalmente hay poca penalización por equivocarse al juzgar así servicios digitales o software. Es lo que yo llamo la heurística de la novedad tecnológica.
El problema es cuando extrapolamos esta forma de juzgar lo nuevo hacia fuera del ámbito tecnológico. ¿Es la enseñanza por proyectos mejor que la tradicional o tan solo es que es algo que no se hacía cuando nosotros fuimos al colegio? ¿Es una cuchara de forma innovadora mejor que la tradicional por el solo hecho de tener una forma nueva? Si le aplicamos la heurística comentada arriba, por el hecho de ser nuevo debe seguramente ser mejor, pero eso es un error. Las reglas son diferentes cuando no hablamos de sistemas digitales. En estos casos, el error no es inocuo y suele tener consecuencias al seleccionar como mejor algo que en efecto no lo es.
Les hablo de todo esto porque hoy estuve viendo una pequeña conferencia en La Malagueta, o entrevista quizá, con Gregorio Luri donde se abordó, entre otros, el tema de la transposición de significados nuevo-bueno, algo que él ya comentó a fondo en La escuela no es un parque de atracciones (libro que hemos visitado en estas páginas en un par de ocasiones) y me ha parecido que algo que no hemos llegado a comentar por falta de tiempo era precisamente esto, que a veces este tipo de confusiones nacen de la influencia que la tecnología tiene en nuestra percepción del mundo. Estamos juzgando cosas como si fueran herramientas digitales cuando no lo son, y eso equivale a extrapolar conceptos más allá de su rango de aplicación válido.