Y una de esas noticias era que el gobierno va a impulsar un proyecto de ley para la «modernización de la cultura», en palabras del presidente Zapatero (todo un maestro de la neolengua. «Miedo me da», he pensado mientras lo oía. Mis temores se han confirmado justo detrás del titular.
Una de las novedades de esa nueva ley será que los dirigentes de organismos públicos del ámbito de la cultura ya no serán nombrados por el gobierno, sino que lo harán «personalidades destacadas del mundo de la cultura». Antes de soltar las culebras, vayamos por partes.
Lo primero es que yo voto a un gobierno para que gobierne. Gobernar no es sólo pillar comisiones, pelotazos, recalificar, que te pongan un chófer y te pagen una pasta por dietas que no gastas. Gobernar es elegir a los cargos de los organismos públicos y supervisar que hacen su trabajo. Esta ley va contra el espíritu que hay detrás de unas elecciones: coge una función del gobierno (dirigida por el pueblo) y se la da a un ente difuso («personalidades de la cultura») que el pueblo no tiene forma de gobernar, en el ámbito interno lo mismo que hacen otras políticas en el ámbito internacional.
Lo segundo, y espeluznante, es que no hace falta ser muy listo para entender que pronto tendremos a los principales cabecillas del mundo del candado (anteriormente conocido por el mundo de la cultura) dirigiendo los organismos públicos de cultura. ¿Y se supone que la van a incentivar y la van a modernizar? Resulta difícil de creer. ¡Como si no tuvieran suficiente con un ministerio que les hace la rosca (y jode al resto, a partes iguales)! Como si la infamia del ministerio de la sgae cultura no fuera suficiente, ahora piensan darle también la gestión de la Biblioteca Nacional y los grandes museos del país. *cheers*.
Y siento acabar con una coletilla política, pero lo peor es que la gente volverá a votar más de lo mismo (PP y PSOE) el próximo marzo. Diríase que nos gusta que nos jodan.