Roger Easton, considerado el padre del actual GPS, denuncia junto a la EFF los planes de vigilancia masiva en los Estados Unidos, en los que se plantea eliminar la necesidad de una orden judicial para instalar dispositivos de seguimiento a personas que utilicen tecnología GPS.
Y esta vez, a diferencia de en la norma aprobada para los móviles, la discusión sí se centra enteramente en las características y la conveniencia de este uso para el sistema de geolocalización satelital. El PDF resumen sobre la vista que ha tenido lugar es bastante didáctico.
Las implicaciones no son ningún descubrimiento:
«The government can use location information over time to learn where you go to church, what sort of doctors you go to, what meetings and activities you participate in, and much more. Police should not have blanket permission to install GPS devices and collect detailed information about people’s movements over time without court review.»
La premisa para permitir todo esto no es ya que más vigilancia equivalga a más seguridad (algo completamente discutible), sino que esa información no sufrirá abusos, para lo cual se deben cumplir dos condiciones que, a priori, no podemos dar por sentadas: Que la información estará perfectamente asegurada y que ningún agente de las fuerzas de seguridad abusará de sus privilegios de acceso. Ovejas negras y sistemas inseguros los hay hasta en las mejores familias. Estaremos mejor si esos sistemas de control no llegan a alcanzarnos.