Ayer hablábamos de la decisión de la FCC estadounidense de seguir la ruta marcada por Chile y legislar a favor de la neutralidad de la Red.
Un día después se ven las sombras en aquella noticia (via Barrapunto, gracias Iván): los servicios de Internet a través de móvil quedan excluidos de la ley que aprobará la FCC. La excusa es de risa: la existencia de sistema operativos libres como Android. No es que sumen, como los malos alumnos, sillas con manzanas, es que Android no es libre cuando llega al usuario.
¿Sorpresa? Claro que no.
Una de las ideas más interesantes que podemos en contrar en el libro sobre La neutralidad de la Red es precisamente la utilización por parte de operadoras y estados de la telefonía móvil para cambiar los hábitos sociales desarrollados en torno a Internet tras más de una década de tarifas planas: porque sólo así podrán eliminar la neutralidad de la Red. No es Internet que llega al móvil, es el móvil (y su cultura de pago por todo) que llega a Internet.
En diez años toda la Internet se ofrecerá a través de servicios móviles, la doméstica quedará como una commodity. La FCC no está dispuesta a sacrificar esa oportunidad de volver a retomar el control.
Mientras tanto, en otro lugar, la ley Sinde no conseguía tirar las puertas de palacio y tendrá que esperar hasta enero. Habrá que dormir con un ojo abierto, como los dragones, para evitar que la cuelen con nocturnidad y alevosía.
Una cuestion interesante es el tema de los televisores. Los fabricantes van a tratar de crear jardines cerrados para vender video-clubs. Lo normal es que eso vaya contra las wifis domésticas, porque nadie te va a vender una línea para la tele y nadie tira cables por medio de la casa. La cultura del movil trasladada al televisor apoyada en los jardines cerrados creará muchos usuarios que, simplemente, clican. La home controlada por fabricantes y grandes estudios impedirán el acceso de contenidos de terceros en buenas condiciones. Al menos, en los próximos años. Me temo.