Que los servicios de inteligencia estatales tienen una mina de oro en la sobreexposición voluntaria a la que empuja la web es cosa sabida. Que lo tienen incluso en los casos en que no sucumbimos totalmente a la sobreexposición es menos evidente (pero igulamente cierto); evitar este comportamiento no lo es todo. Tampoco debería sorprender a nadie que hayan invertido dinero repetidamente en herramientas para monitorizar mejor quién dice qué en Internet.
Pero sí hay algo nuevo en que el FBI afirme que ya va siendo hora de tener puertas traseras para acceder a los principales silos de información en la web, aunque la excusa sea la de siempre (la seguridad).
«The FBI is asking Internet companies not to oppose a controversial proposal that would require firms, including Microsoft, Facebook, Yahoo, and Google, to build in backdoors for government surveillance.»
Sobre este proyecto de ley se han oído tambores de guerra desde hace meses, lo que sucede es que parece que el FBI no se rinde. Y lo que es casi tan importante: parece que ya se han cansado de financiar herramientas de vigilancia de forma más o menos discreta.
Una cuestión adicional, pero no menor: ¿qué sucederá con el software libre? En Cnet hablan de que la ley busca obligar a las empresas a incluir esos agujeros, pero ¿estarán los proyectos de software libre que sirven para construir webs (Drupal, por ejemplo) obligados a incluir esa backdoor? Se verán forzados, como Debian hace años, a hacer dos distribuciones diferentes para los Estados Unidos y el resto del mundo?