En el tren leía hoy un buen artículo de Noah Smith sobre ecocatastrofismo del siglo pasado, ya que pese a ser un tema de actualidad, el mismo ha dado mucho que hablar desde la década de 1960. De hecho, entender que no es la primera vez que el ecocatastrofismo es de actualidad y qué salió mal en las predicciones en aquel momento nos ayuda a entender las reacciones en torno al cambio climático.
Una frase curiosa extraída del mismo, traducida al vuelo:
Obviamente, nada de eso sucedió jamás. ¿Pero por qué? De hecho, hay una serie de razones. Pero el principio más relevante aquí es que proyecciones extremas de tendencias recientes tienden a no materializarse.
En aquel momento, la preocupación era el aumento de la población y el agotamiento de los recursos. Los decrecionistas actuales, que enmarcan su petición en el impacto humano sobre el medioambiente y el cambio climático, son en realidad un eco de aquellos decrecionistas originales. Y las predicciones eran apocalípticas: morirían en unos años millones de personas en Estados Unidos e Inglaterra morirían de hambre. Ese en unos años se refería a la década de 1980; nada de eso sucedió.
Además de la consabida habilidad de los expertos para errar en sus predicciones, hay dos motivos principalmente que contribuyeron a que Ehrlich errase escandalosamente en sus predicciones:
- Una nueva ola de innovación agrocultural ha permitido cuadruplicar la producción de alimentos sin aumentar significativamente los recursos utilizados para obtener esta producción.
- Con la mejora de las condiciones de vida y el aumento del urbanismo hubo una disminución de la natalidad general global.
Al final la solución de la humanidad a los retos es la que siempre ha sido: más ingenio, más tecnología.
Por otra parte, la población aumenta pero el ritmo de crecimiento es mucho menor, hasta el punto de que el verdadero peligro en general podría ser que la población deje de aumentar y comience a decrecer. Gran parte de la prosperidad y el aumento de riqueza de la humanidad provienen de aumentar tanto la productividad de las personas con mejor tecnología como de aumentar el número de personas que producen más. Sin ese doble factor, no está nada claro que la mejora en las condiciones de vida continúe como lo ha hecho en los últimos dos siglos.
[Imagen: Ruinas de una ciudad posthumana, hecha con Stable Diffusion.]