Al hilo de The web we lost, un interesante post de Anil Dash, el minipost de Antonio titulado De los mitos de la web2.0 a la dictadura de los concentradores sociales me ha dado pie a dejar un comentario que ahora convierto en post por dos motivos: porque me quedó un poco tocho (decidí ignorar el capítulo de comentarios de la netiqueta blogger por una vez) y porque no puse enlaces a conceptos que mola revisar para entenderlo todo (no decidí saltarme la netiqueta blogger completamente y no spammeé demasiado).
Vamos, lo que llevamos años diciendo por aquí, pero si lo dice Dash mola
Yo no creo que lo 2.0 se amparase en que «adsense pervirtió» nada. Vamos, eso lo he oído muuuy pocas veces y decir que esa es la percepción general es reinterpretar la historia.
La promesa del 2.0 era la promesa de la diversidad: gestionar tu agenda, las fuentes de las que te informas, la forma en que te informas. Prometía darte libertad para comunicarte con los otros sin intermediarios que merecieran llamarse medios, para informarte de las cosas que de verdad te incumben.
El problema es que los pioneros que veían eso obviaron un hecho: la mayoría de la gente no va a construir su propia red de fuentes, su propio sistema. El problema del RSS no es que no permitiera descubrir (en sí mismo, es una tubería por la que circula y se distribuye información es la base de ese descubrimiento de información, si las personas lo usan bien e innovan sobre él), sino que las personas no estaban dispuestas a aprender lo que era. El RSS quedó para techies no porque fuera inútil o extremadamente difícil, sino porque había que aprender a usarlo.
De ahí que el «2.0 tardío» diera lugar primero a espacios tipo Meneame (frente a Del.icio.us) y luego a Facebook o Twitter, y que ahora todo lo que no sea una «app» muy bonita pero muy encorsetada lo tenga crudo para recibir reviews y visibilidad. La realidad es que hay personas usando Flipboard en su iPad que jamás leyeron ni leerán asiduamente blogs.
Porque la mayoría de usuarios que fue llegando a Internet veían en estas herramientas concentradoras unos sistemas que les permitía realizar una transición acrítica a lo digital, y es lo que estaban buscando al llegar a casa agotados después del trabajo: más de lo mismo, pero en digital.
No sé, de verdad lo que dice Dash no es nada que no hayamos dicho ya mil veces otras personas, yo entre ellas. Y no cometemos el facepalm de tener comentarios de Facebook mientras lo contamos.
Más aún, ese tipo de evolución es lo natural en Internet y a menos que alguien venga con una idea disruptiva que cambie el modo en que nos conectamos, nada de eso va a cambiar.
Lo principal es hacer didáctica de que «otra Internet es posible»: más diversa, más empoderadora, menos centralizada y, en consecuencia, menos frágil ante los caprichos del intermediario.
Internet es un entorno en el cual la competencia es enorme pero el efecto red es aún más importante que en otros ámbitos. y eso favorece dinámicas de mercado perversas en la cual encontramos toda la meritocracia posible (gran competencia e innovación aparejada) y posteriormente un efecto «el ganador se lo lleva todo». Google innovó, revolucionó el mercado de búsqueda y moldeó el de la publicidad online, ganó miles de millones de dólares. Arrasó a la competencia, se lo llevó todo y más de una década después sigue estancado en una interfaz que es el equivalente a una consola de comandos. Ouch.
Es, más o menos, lo que iba a cometarle a Antonio. Leyendo largamente su blog lo que se descubre es el espíritu de toda la gente que emergió, se crió y sacó sus ideas a pasar (Antonio diría) en la época en que la tecnología estaba empapada de la ética que provenía del software libre. Ahora que a tantos les gusta apuntarse al rollo Evgeny Morozov se olvidan de que el utopismo de la red defiende un modelo en el que sí hay significado en la tecnología y que la depauperación de ese modelo se produce por quienes se apuntaron al uso de las palabras mágicas (dos punto cero, etcétera) sin entender nada o deseando ver vista su popularidad incrementada. La cuestión de la red como amenaza del control de nuesrtas vidas ya la describe Lessig en Code and other laws of ciberspace y desde luego no es el único. La ingenuidad de quienes abogaban por la declaración de independencia de la red y otras perlas poéticas reside (y esto sí le gustaría a Morozov) en que parecen que el mundo estuviera predestinado a ello. Pero también es evidente que la infraestrcutura y el modo de producción está decisivamente condicionado por la tecnología, por lo que puede hacer y por lo que se puede impedir hacer…
Eso es, cuando yo digo que toca conciliar lo aspiracional con la realidad y que así ayudamos a madurar al tecnoutopismo lo que defiendo es, precisamente, poner a Barlow en contexto precisamente para lograr que sea útil. Y ahí hay que leer a Morozov y, sobre todo, a Lanier. Lanier critica mucho de esa «ideología de San Francisco» pero termina su «You are not a gadget» (que terminé pero tengo pendiente comentar) soñando en positivo y afirmando «y si hacemos las cosas adaptando los cacharros a las personas y no al revés, todos estos sueños serán posibles».
Pero claro, Lanier es un veterano… tampoco es de esta generación de «instagramers» (que ya ni tuiteros, que la cantidad de personas usando Instagram o Whatsapp que no usó nada de lo anterior es enorme… y si pensábamos que el dospuntocero recentralizador había alcanzado su cénit con Twitter, más bien no).
Salud
Bueno, que alguien más diga todo esto no está nada mal (aunque lo de tener solo comentarios de FB, Yahoo, Hotmail y Aol…), sobre todo cuando cada vez se hace más patente la fuerte centralización (más cuando antaño grandes hincan sus rodillas y dejan su sistema de logueo a otras empresas), no son pocos los sitios, además, que dejan el total de sus comentarios a FB.
Y no está nada mal, además, que extiendas el comentario y lo que viene significando.
Hasta luego ;)
Por supuesto, está bien que más personas adviertan sobre esta dinámica, y esperanzadoramente algunas de estas personas son figuras con cierta visibilidad y eso es bueno. Pero bueno… me sorprende que hay una gran cantidad de personas que venimos teorizando primero el fenómeno y aplicándolo a todos los proyectos que hacemos después, y bueno… el fútbol es así :)