En el primero, visto en kriptópolis, Clinton Eugene Curtis (informático) afirma ante el juez que Tom Feeney (del partido republicano estadounidense) lo contrató en el año 2000 para crear un programa que falseara el resultado de las elecciones desviando el resultado hasta un 51-49 a favor del bando seleccionado. Afirma que sólo son necesarias 100 líneas de código, se atreve a decir que el programa sería indetectable; creo que es decir demasiado, aunque seguro que a simple vista no se nota nada.
En el segundo David Wilcox y Jason Kitcat nos cuentan: Hemos sido avisados: La democracia podría ser crackeada. Se explayan un poco acerca del documental «Hacking Democracy», que los lectores del blog de Jason ya conocimos en su día.
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