La Petite Claudine nos pone en la pista a otro de esos jugosos casos en que los acérrimos defensores de los derechos de autor demuestran tener umbrales de ofensa direccionalmente asimétricos.
Comenta La Petite que se inaugura en el Thyssen de Madrid una exposición sobre la vanguardia rusa en la que en la sección de publicidad se observan carteles como éste:
El problema de ese anuncio, hecho hace ya muchos años es que recuerda poderosamente a la portada de cierto grupo musical británico, cuyo album es bastante reciente:
Cabría preguntarse si el autor de la portada habrá, de algún modo, remunerado al autor del anuncio por «tomar prestada su creación» sin permiso, ya que estoy seguro que si alguien toma su portada y cambia el texto seguro «seguirían acciones legales»…