No he visto los programas, porque no estoy suscrito a Netflix, pero Marie Kondo es ahora uno de los memes (en el sentido original del término) del momento.
Así que he ido con interés a leer un artículo en The American Conservative donde comentan lo siguiente acerca del asunto:
If you haven’t made the connection already, there is another industry that operates on an eerily similar premise: dieting. I like to say that there would be no diets without Big Macs—diets are the reactionary extreme of a food culture that has widely adopted unhealthiness. What is lost is an everyday, unselfconscious habit of balanced and healthy eating.
Virtually every diet, no matter how wonkish, trendy, gimmicky, or celebrity-driven, comes down to the nutritional basics of consuming fewer and higher quality calories and foods. Our inability to naturally do that—driven, among other factors, by long working hours, less home cooking, more restaurant outings, and an overabundance of subsidized junk food—has given rise to a bloated industry dedicated to dressing up commonsense nutrition in every kind of trick and gimmick and gamification. Nonetheless, the essential similarity of all diets is underscored by the fact that not a single one of them recommends eating more, or more unhealthy, food. The diet industry and the organizing industry represent the privatization and commercialization of what would in a healthier society be common shared wisdom.
Las negritas las he puesto yo.
La sensación que me deja el artículo es que el mayor mérito de esta persona sea básicamente comercial: vender algo que nadie antes había vendido.
Decíamos en La vida privada como producto, allá por 2008:
toda nueva revolución comercial se ha cimentado convirtiendo en productos industriales producidos y comercializados en serie y de forma masiva objetos que hasta ese momento eran fabricados de forma artesanal
Varios años más tarde, en 2014, escribíamos acerca de la economía colaborativa que no tenía tanto mérito, salvo la audacia de vender lo que nadie había vendido antes. (Que no es poca cosa, por cierto.):
lo que conocemos como economía colaborativa no es más que una nueva hornada de negocios que, como todos los negocios cuando fueron novedosos, construyen su éxito sobre la audacia de vender lo que ningún otro ha vendido antes
Además de su mérito comercial, sospecho que el artículo enlazado arriba, cuya lectura recomiendo, tiene razón y que el éxito de la tal Marie Kondo tiene más que ver con los defectos que acumulamos (pun intended) que con sus propias virtudes.