Hay un excelente artículo en The Atlantic sobre la deriva del sistema educativo en Estados Unidos. Leerlo les llevará un buen rato, pero cada minuto empleado merece la pena. Sobre todo si, como servidor de ustedes, tienen pequeños en casa que estén adentrándose de lleno en este sistema educativo.
El asunto es que aborda algunos de los puntos clave tratados por Jonathan Haidt en su libro, que no me canso de recomendar. Políticas identitarias, abandono de enfoques meritocráticos que animen a los niños que se esfuercen y rindan más, y un sinfín de desajustes que restan efectividad al sistema en su principal objetivo.
El punto de partida de la historia es diferente al de Haidt, pero las conclusiones son igual de alarmantes.
Todo esto está penetrando en la escuela de mis hijos y no sé que hacer. Lo que tengo claro es que al finalizar primaria los cambiaré. La pregunta es si los cambio antes o no.
Lo más probable es que en cualquier otro centro la situación sea similar, la verdad.